VALÈNCIA. El arte, a veces, nace de una suma de obsesiones. David Lynch en su libro Atrapa el pez dorado explica que, mientras pintaba un paisaje nocturno en la escuela de arte, pensó que el cine no era más que dar movimiento a la pintura. De tal manera mezcló su obsesión por el arte y las historias y dedicó gran parte de su vida al cine, como director, guionista y actor.
Sus películas, y la de otros grandes directores como Fellini, Pasolini y Billy Wilder, se convirtieron años más tarde en la obsesión del artista valenciano Ximo Amigó, quien también tiene una peculiar fijación por las señales de tráfico sobre las que él mismo genera su propio arte. Con estas, y gracias a su obsesión por el séptimo arte, genera la muestra Flashback que salta de la carretera al Museu de la Ciutat a través de 43 obras con las que escribe una carta de amor al celuloide y que podrán verse hasta el próximo 6 de enero.
Sobre estos característicos soportes, que se convierten en sus lienzos, Amigó trabaja en la representación de las películas que marcaron su vida. Las señales de “stop”, de “intersecciones” y los “ceda el paso” se visten de colores para acoger el imaginario de algunas películas como El Verdugo, King Kong y Napoleón, que se convierten en obras de arte únicas a través de las que Amigó hace una relectura sobre sus películas favoritas. “Esta muestra es sobre mis recuerdos, sobre mis experiencias vividas y los personajes que me han acompañado a lo largo de toda mi vida”.
“Las películas se adaptan al estado de las señales de tráfico, cada director y actor van en una señal especial que me sirve para representar lo que quiero expresar sobre esta película”, apunta el artista. Es por ello que trabaja con señales “salidas de fábrica” para representar a compositores de bandas sonoras como Ennio Morricone, Hans Zimmer y Vangelis, para representar la pureza de la música dentro de las películas.
Foto: JORGE PÉREZ ZAERA/FUNDACIÓN CHIRIVELLA SORIANO
De la misma forma hay señales “más magulladas” sobre las que se representan historias que Amigó considera que “tienen que ir en un soporte más desgastado”: “No puedo representar la obra de Werner Herzog sobre una señal ferroviaria desgastada, al igual que la película Camino a la perdición me pide ir representada en un tramo de carretera. Cada pieza es un mundo y adaptar las obras de esta forma es un proceso lento pero muy agradecido. Gracias al estado de las señales puedo contar una parte más de la historia de estas películas, poner su forma en sintonía con la historia y contar algo nuevo”, apunta el artista.
Así pues, a través de Flashback, Amigó construye una carretera para cinéfilos en la que la señalética es la encargada de dar una relectura a la historia que cuentan los films le han marcado a lo largo de toda su vida. La muestra, generada a lo largo de un año, nace también de la obsesión de Manuel Chirivella, presidente de la Fundación Chirivella Soriano, quien se enamoró de una de las piezas de Ximo Amigó dentro de la muestra Señas de identidad. En esta, en una de las cuarenta señales intervenidas que expuestas en la Fundación Bancaja, Amigó representó el film Moby Dick para hablar de su propia identidad como persona y como artista. Al ver esta pieza, Chirivella, habló con José Luis Moreno, concejal de Acción Cultural, Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento, y con el artista para que trabajaran en una nueva muestra dedicada enteramente al cine.
Foto: JORGE PÉREZ ZAERA/FUNDACIÓN CHIRIVELLA SORIANO
“Queríamos abordar el cine como un ejercicio de memoria y reflexión estética e ideológica del mundo. Queríamos hacerlo a través de las señales de tráfico, que encierran un mandato imperativo sobre lo que nos rodea. Con su deterioro se transforman en arte, y conectan la transversalidad entre el arte y el cine que da sentido a la vida. El arte preserva el mundo del olvido y la muerte, dotándolo de un sentido trascendental”, apunta Chirivella.
En este ejercicio de “comisariado” también estuvieron trabajando con Marisa Jiménez, una galerista valenciana -que encabezó la gestión de Galería Theo- que tristemente falleció el pasado lunes, sin poder alcanzar a ver el montaje de la exposición completo. “Trabajó con nosotros hasta el final, esta muestra va dedicada a ella”, apunta Chirivella, quien en la presentación de la muestra ha querido dedicarle un aplauso de homenaje. “Para nosotros esta muestra habla también de apoderarse de un recuerdo, de hacer una vuelta atrás gracias a las imágenes fugaces del cine. Sirve para hablar de la memoria del pasado, la espera del futuro y la atención del presente”. Este relato, y homenaje, se enmarca en una historia que habla sobre las obsesiones, el arte y los referentes. Una carretera infinita en la que Amigó está siempre al volante.