GRUPO PLAZA

vALÈNCIA Y SUS MÚSICAS

Flexi Discos: la resistencia que une al underground valenciano

Óscar Mezquita pilota la que lleva siendo, desde hace seis años, la casa de los grupos locales más contestatarios

5/11/2018 - 

VALÈNCIA. El underground valenciano tiene casa desde hace seis años. Es un local (en realidad era otro, hasta hace tan solo unos meses) dónde bichear vinilos, cassettes o CDs de grupos tan populares como The Beatles y tan impopulares como Típex. También es una tienda en la que comprar entradas para el concierto de ese grupo del que podrás decir en unos años que tú los viste en aquel antro y que parecía un secreto entre los que asististeis. Flexi Discos ha sido eso, una tienda convertida involuntariamente en hogar de un tipo de música que en València no llena plazas pero cuya relevancia sería inane negar. Una especie de punto de unión entre el público y los grupos y garitos que no buscan a las masas.

Nació como suelen nacer estos proyectos: una noche cualquiera, en la mente de cuatro músicos de miles de bandas (entre ellas, Cuello, Antíguo Régimen o Las Rodilleras) que ya llevaban un tiempo montando conciertos minúsculos. Se instalaron en la Plaza Barón de Cortés, y llenaron un local con todo lo que sonara a música, también fanzines. De paso, también se metieron en el complicado mundo de la edición de discos para poder dar salida a los proyectos de grupos “colegas” o aquellos que valían la pena y no se les atendía. Y aunque a las intenciones nobles a veces le acompaña la suerte, este no ha sido el caso de Flexi Discos.

A pesar del trabajo incansable durante estos seis años, la idea ha sufrido el paso del tiempo en una tierra que es más de músicos que de música. “Estamos pasando momentos duros porque la gente no compra discos”. Lo dice Óscar Mezquita, gerente de la tienda y único superviviente del proyecto. El resto de los ideólogos han tenido que abandonar el barco por circunstancias de la vida (“nada de malos rollos”, subraya Mezquita). El problema es doble: por una parte, el consumo de música en físico cayó en España: solo entre el primer semestre de 2017 y el de 2018, casi un 13% (según un estudio de Promusicae), sirviendo como reflejo de la situación global. Por otra parte, “en València las cosas nunca están muy allá”, y lo que sí ha podido funcionar en Madrid o en Barcelona, aquí cuesta más. Las tiendas de discos están dejando de ser comunes en nuestro callejero, "más aún si te alejas del centro".

En febrero de este año, las cosas se pusieron algo más difícil y al no poder afrontar el alquiler del local en el que se ubicaban, se trasladaron al bajo en el que están ahora, compartiendo espacio con una tienda de segunda mano. Durante casi tres meses, Flexi Discos estuvo cerrado. “El nuevo sitio hace que la tienda sea mucho más pequeña, tenemos menos género, aunque mejor seleccionado. Además, ahora el aspecto es menos desordenado y más cuco”, dice entre risas Mezquita.

También este año se ha celebrado una fiesta en su honor en la sala Magazine, que consistía en que un puñado de grupos amigos tocaran dos o tres canciones en un bolo para recaudar dinero. ¿El objetivo? Tener liquidez para pagar cosas cuando no se puede hacer de otra manera. El éxito fue tal que repitieron la jugada en verano con un concierto de La Plata en la sala 16 Toneladas. De esta manera intentan sacar a flote un proyecto que tan sólo aspira a sobrevivir: “de aquí pasta no se va a sacar nunca, pero yo creo que podrá subsistir y seguir editando y vendiendo discos”, asume.

El arte de ser relevante

Las fiestas dan sus frutos, entre otras cosas, porque si de algo puede presumir Flexi Discos es de amigos. Cuando empezaron, ya contaban con el calor corporativo que vivían (y siguen viviendo) en las bandas en las que militaban; pero ha sido con este proyecto con el que se han situado en el centro de un tablero en el que se encuentran salas, músicos, público, melómanos, distribuidoras, discográficas y las sinergias creativas. La feria de autoedición Tenderete o la sala Magazine son algunos de los proyectos para los que la tienda cuenta, y mucho. 

Por otro lado, su trabajo editando grupos locales ha sido muy bien acogido por la propia escena.  Por supuesto los trabajos de Cuello, pero también el EP de Tercer Sol o el LP de Carmonas, son algunas de las referencias que más repercusión han tenido en el underground valenciano de los últimos años. Grupos noveles de la escena envian sus maquetas para poder nutrirse de la marca Flexi. Al otro lado de la ecuación también está la ilusión: “Lo que más disfruto es editar discos de grupos que me gustan. Es mucho dinero, que no hay, pero intento hacerlo todo lo que puedo”. Ayuda a la causa la política de ajustar los precios y diferenciarse de las discográficas de música de masas.

Foto: KIKE TABERNER

Pero a pesar de lo bien que suenan todos los ingredientes de esta historia, la realidad acaba siendo más cruda. Óscar Mezquita resiste día a día una situación en la que muchos se habrían quedado por el camino: “es muy complicado. Por ejemplo, con el cambio de tienda hemos perdido a gente que tal vez no se haya enterado de la nuestra nueva ubicación. Es como volver a empezar, y yo cada día me pregunto si hay que aguantar o no. Pero me respondo siempre que sí, que me apetece estar aquí, resistir, seguir intentándolo”. Si el underground no tuviera este punto de masoquismo diario que lo complica todo, no sería underground, pero todo cambia si se hace desde el amor a la música. 

Y si alguien se pregunta por la solución, es muy fácil. Mezquita contesta rápido y claro: “Que la gente compre más”.

  

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