Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA (EFECOM). Los líderes del G7 expresaron este viernes su preocupación sobre las prácticas comerciales "injustas" de China y aseguraron que, aunque no quieren impedir el crecimiento del gigante asiático, desean que Pekín se atenga a las normas que rigen el comercio internacional, según el comunicado final de la cumbre que se celebra en la ciudad italiana de Bari.
En ese comunicado, los líderes reconocieron "la importancia de China en el comercio global" y aseguraron que están "comprometidos con el avance del comercio libre y justo, con un campo de juego nivelado y relaciones económicas equilibradas" conforme a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
"No estamos intentando dañar a China o impedir su desarrollo económico; de hecho, una China creciente que juegue según las reglas y normas internacionales sería de interés global", reza ese comunicado.
Sin embargo, las siete naciones más industrializadas del mundo expresaron preocupación "por el persistente enfoque industrial de China y sus políticas y prácticas no favorables a la competición de mercado que están teniendo efectos globales, provocando distorsiones en el mercado y una perjudicial sobrecapacidad en un creciente número de sectores".
De esta forma, instaron a China a "abstenerse de adoptar medidas de control de exportaciones", especialmente de minerales críticos para el desarrollo de energías limpias, como paneles solares y baterías de vehículos eléctricos, en los que China tiene prácticamente un monopolio.
Aparte del plano comercial, los líderes del G7 anunciaron este viernes su compromiso para castigar con "robustas acciones" a entidades de China y de otros países, incluidos bancos, que están ayudando a Rusia en la guerra contra Ucrania, según figura en el comunicado final de la cumbre que se celebra en Italia.
"Continuaremos tomando medidas contra actores en China y terceros países que apoyen materialmente la maquinaria de guerra rusa, incluidas instituciones financieras, de acuerdo con nuestros sistemas legales, y otras entidades en China que faciliten la adquisición por parte de Rusia de elementos para su base industrial de defensa", dice ese comunicado final.
De esa forma, el G7 se dirige tanto contra los bancos que están ayudando al Kremlin a esquivar las sanciones de Occidente como contra las empresas que ayudan a Moscú a acceder a tecnología para fabricar armamento.
En el comunicado, los líderes se comprometen específicamente a tomar "medidas restrictivas" de acuerdo a sus sistemas legales, que podrían ir desde sanciones a controles de exportaciones, para "prevenir el abuso" y restringir el acceso de sus sistemas financieros a esas entidades, incluidos bancos y empresas chinas.
Hasta ahora, Estados Unidos ha sido reacio a implementar sanciones sobre los grandes bancos chinos debido al enorme efecto que podría tener en la economía global y su impacto en las relaciones entre Estados Unidos y China.
El castigo más severo que Occidente podría tomar contra esos bancos chinos sería excluirlos del sistema de comunicación interbancario internacional SWIFT, algo que ya hicieron la UE, el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos con las entidades bancarias de Rusia tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Aunque ha descartado por ahora esas opciones radicales, Washington sí ha ido expresando creciente preocupación sobre esas transacciones financieras entre bancos chinos y rusos, algo que Pekín defiende como intercambios normales.
Sin embargo, el tono de Washington ha ido subiendo en los últimos meses y, justo un día antes de la cumbre, anunció sanciones contra 300 individuos y organizaciones, incluidas empresas chinas acusadas de vender chips a Moscú que se utilizan en la fabricación de armamento empleado posteriormente en la guerra en Ucrania.