De vinos en el Jura

Ganevat con mantón de Manila

Hoy es viernes de reflexión y no, no hay elección. Porque vamos a pasarlo rebién con total seguridad, conociendo a nuevos coleguis, copa en mano y en el Jura. Con el señor Ganevat, claro, clarito como el agua que no beberemos.

| 03/06/2022 | 3 min, 15 seg

Que el de pila Jean François nos trae una pila de vinos que van de lo místico a la pura diversión, aun sin ser de Château-Chalon. Porque es zona humilde y poco conocida que mira al sur presenciando tiempos pasados con el velo bien colocado. Y de colocar lo justo, ya que son de poca graduación, tirando más de tensión. La que le conceden esos suelos calizos con sus bichitos tan salados integrados. Con la altitud muy medida sobre rocas coloridas y unas uvas que crecen con nombre de poulsard, chardonnay o savagnin. Y con esto nos dejamos de historietas, que es día de ser muy lúdicos empezando con el Ganevat Cuvée de l’Enfant Terrible 2018, que es niño con ganas de hacerse grande y alcanzar las alturas. Tinto cerradote que se va abriendo con bayitas ácidas en todo su esplendor. Seda ligera y duradera que chisporrotea con alegría, porque es muy chula, tía. Y como le gusta hacer salivar, el apetito se va despertando tan hambriento que pide una sopa de cebolla con mucha sustancia.

Cambiamos a blanco con el Ganevat Cuvée Florine 2016, que es chardonnay vestida de borgoñona. Intensidades chocantes y hasta crocantes que invitan a seguir adelante. Livianos glicéricos y las emociones que levanta lo diferente. Aromas de tostadora a pleno rendimiento en mañana de domingo. Con calma, pero sin que falte energía, que hay tensión de juventud. Con cítricos que se abren paso bajo unos rayos de un tímido sol. Y nos ponemos bajo ellos en mesa de campo para comernos unos caracoles con mucha mantequilla y perejil.
Con el Ganevat Grusse en Billat 2016 volvemos a variedad poulsard en modo frescales y alocado. Atrevimiento efervescente que expresa emociones radicales que van de la reducción necesaria a una complejidad para pensarlo muy despacio. Expresión que refleja su nacimiento en terrenos que son magia. Con esa soltura que hace que la botella se vacíe sin sentir. Sentimiento de espectáculo que ojalá siempre con el telón abierto y con un steak tartar con el aliño justo.
Matizando matices

Otra vez apostamos al blanco con el Ganevat Las Grands Teppes Vieilles Vignes 2016. La ruleta rueda en redondo con el volumen de la bola dando vueltas largo tiempo. Momentos de emoción casi eterna con la fuerza de un genio que demuestra tanta firmeza como belleza. Con su aquel de madera certera y vainillas en forma de aceite que nos ponemos para agradar. Y nos gusta muy al lado de un perfecto pâté en croûte.

Cambiamos ahora de varietal y de modos, porque el Ganevat Vin Jaune es savagnin criado bajo quebradizo velo de flor. Animalillos marinos que duermen en modo fósil aportando todo su saber. Naricita oxidativa y apoteosis explosiva al pasar por el paladar. Mil matices de los ahumados y los tostados perfectamente alineados. Todo lo contrario a estar alienados, porque es libertad en expresión sin límites para volar y perfecto para arrejuntar con un lenguado menier.

Llegamos a la despedida con peculiar y golosa propuesta, el Ganevat Vieux Macvin du Jura. Tradiciones elaboradas con dos tercios de mosto cortado con uno de marc. Locura de naranjas amargas y caramelitos de limón, pero nunca dulzón. Fuerza imperecedera con la sabiduría de ser verdadera. Trago meloso y lindo de eternas sobremesas disfrutando de un comté con sus años y con añejos amigos, que la edad no pesa sin es con vosotros, gonitos. Volveremos prontito.

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