El invierno es más invierno con este gazpacho manchego de perdiz de caza y un tinto hercúleo
Tiempos aciagos para los placeres más mundanos, parece que todo está mal visto: está mal visto comer carne (el otro día un amigo me deslizó que su gato es vegano), está fatal beber vino (¡alcohol! ¡a las hogueras!) y está mal casi todo lo que anda pegadito al placer y no sea saludable, veggie y aburrido como ver crecer una planta.
Menos mal que nos quedan casas ajenas a tanta tontería, como este Aragón 58 que sigue fiel a su parroquia (que ojo, son los que llenan el restaurante todos los días) y a una manera de entender la gastronomía ligada a la temporada y el mejor género posible: jamón ibérico de bellota, paletilla de cordero lechal al horno, buen tomate y pescado de lonja. Por eso, y por tantas cosas, Don José me puso sobre la barra —porque yo soy de barra— este gazpacho manchego con perdiz de caza, ajitos, setas silvestres y todo el cariño del mundo; y yo brindé por el cuchareo bueno, los restaurantes de siempre y los placeres mundanos.