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FESTIVAL TOTÒ 

Gentrificación e infancia: el futuro distópico de tu barrio según tus vecinos de 10 años

17/06/2024 - 

VALÈNCIA. Un barrio convertido en recinto de apartamentos turísticos. Calles invadidas por la enésima franquicia dirigida a vacacionistas. La palabra ‘vecino’ convertida en resto arqueológico. En ciertos lugares esta estampa lleva el nombre de un martes cualquiera. En otros, se observa como un fenómeno en expansión que aún puede ser revertido. ¿Trotamos sin remedio hacia una distopía urbanística o hay margen para la esperanza? ¿Todavía estamos a tiempo de tejer utopías en nuestras plazas, parques y aceras? ¿Qué futuros luminosos somos capaces de imaginar para nuestro entorno más cercano? ¿Y qué opinan al respecto unos cuantos estudiantes de Primaria?

Sobre estas cuestiones pivota la nueva entrega del Festival de Cine Escolar Itinerante Totò, una iniciativa educativa de alfabetización audiovisual y vinculación de la infancia con su contexto que en cada edición toma las calles de un barrio distinto de València. Surgido en 2016, tras pasar por Nazaret, Benimaclet, Algirós y Malilla, la V edición del proyecto está teniendo lugar en Saïdia y corre a cargo de la cooperativa Massa Salvatge. Este programa, impulsado por la Concejalía de Educación, está dirigido a la muchachada de 9 a 12 años y, como sospechabais, toma el nombre del protagonista de Cinema Paradiso.

Foto: MIRIAM ORTUÑO

Quizás llegados a este punto haya quien se pregunte por qué debería prestar atención lo que una chavala de 10 años tenga que decir sobre especulación inmobiliaria. Pero es que, aunque a menudo haya quien pretenda ignorarlo, en una ciudad no solamente viven mayores de 18. “Lo que ocurre es que parece que a partir de esa edad merecen ser escuchados”, incide Teresa Mata, integrante de Massa Salvatge. Así, frente a las inercias colectivas que tienden al adultocentrismo, recuerda que, aunque bajitos, los niños “son personas y tienen sus propias opiniones, lo que pasa es que para conocerlas tenemos que saber cómo generar esa conversación con ellos y aceptar que participan en la sociedad”.

La galaxia Totò se articula en tres etapas. La primera arrancó hace algunas semanas con la celebración de varios con talleres en centros educativos públicos de la zona (en concreto, los CEIP Max Aub, Profesor Luis Braille y Doctor Olóriz). En estas sesiones se pone en marcha una introducción a la cinematografía donde se habla de los orígenes del cine y su evolución, pero también se llevan a cabo iniciativas como la animación dibujada sobre rollos de películas de Super 8, técnicas de stop motion, juegos ópticos como los de Méliès, recreaciones de escenas de Chaplin o el uso de la rotoscopia. “Pretendíamos que pudieran no solamente ver cine, sino tocar lo que es una película, es decir, el soporte donde se quedaban fijas las imágenes. Este proceso les ha permitido entender el cine desde aparatos o instrumentos que nunca habían visto. Acercarse a ese aspecto tan analógico les ayuda a entender muy bien cómo funcionan los mensajes audiovisuales. Al final, se trata de aprender los trucos del cine, porque en el cine se emplean muchísimos trucos”, expone Alba Oller, la otra mitad de la cooperativa.

La segunda fase tendrá lugar del 25 al 29 de junio y es posible inscribirse hasta el día 18. En esta etapa se lleva a cabo un taller intensivo de creación fílmica a modo de escuela de verano con 15 niños y niñas del barrio. Las jornadas se celebrarán en la alquería Fèlix, un espacio musealizado en el parque de Marxalenes que muestra cómo era la vida antiguamente por esos lares. “Hablaremos del presente y el futuro, pero lo haremos en un espacio que nos habla del pasado”, apuntan las responsables del festival.

Foto: MIRIAM ORTUÑO

Durante estas sesiones, los integrantes practicarán con distintos recursos de creación fílmica y acabarán produciendo un cortometraje colectivo. Elaborado con distintas técnicas audiovisuales y construido desde los códigos de la ciencia ficción, este film mostrará posibles escenarios de la Saïdia del futuro. Para elaborarlo, los participantes de tamaño XS ampliarán sus ideas y puntos de vista con las perspectivas de otros vecinos. “Queremos imaginar, desde el hoy, cómo podría ser esta zona dentro de unos años o unas décadas. Para ello, trabajaremos con colectivos de infancia y familias, personas mayores, negocios locales y movimientos asociativos. A partir de esos relatos, podrán decidir qué quieren representar. Por ejemplo, qué pasará si persiste la gentrificación y solo pueden habitar allí los turistas. Pero también se abre la puerta a plantear cómo se podría cambiar esa situación o cómo podríamos edificar un futuro en el que convivamos mejor”, sostiene Mata.

De Metrópolis a las calles de Saïdia

Con el objetivo de proporcionar unos cuantos referentes fílmicos a los que asirse durante el proceso creativo, desde Massa Salvatge crearán un banco de piezas audiovisuales que han tratado tanto las distopías (algo bastante habitual en las pantallas) como las utopías (mucho más difíciles de encontrar en la tradición del celuloide). Entre los títulos a los que se asomarán en Totò, se dan la mano largometrajes aparentemente tan dispares como Metrópolis o Wall-e, integrantes ambos del cajón del futuro perturbador. El apartado de porvenires esperanzadores lo ocuparán cintas como Jacob, Mimi y otros perros del barrio, en el que infantes y canes se unen para luchar contra la destrucción de un parque. Y para abordar los ecosistemas de la ciencia ficción, proyectarán obras mitiquísimas como Viaje a la luna, de Mélies. El Festival Totò llegará a su fin en julio, durante una jornada de celebración en la que se exhibirá el cortometraje y tendrá lugar una ruta guiada por la zona y una cena colectiva.

'Jacob, Mimi y otros perros del barrio'

Una de las coordenadas fundamentales en el campo semántico de Totò es apostar por la infancia como creadora y no como espectadora pasiva de la producción fílmica: “intentamos que sean los niños y niñas quienes cojan la agencia de la práctica artística. Muchas veces, en proyectos de creación infantil al final hay mucha mano adulta porque siempre queremos que quede ‘bonito’, que quede ‘bien’, que parezca ‘profesional’... Pero nosotros tratamos de vencer esa tendencia. Les damos las herramientas (un croma, maquetas…) y vamos a ver qué sucede”. 

Establecidos los contornos de esta iniciativa, toca preguntarse por sus geografías. ¿Por qué Saïdia se ha convertido en protagonista de Totò 2024? La respuesta es doble. Por una parte, una de sus responsables vive allí “y queríamos que los vínculos con el entorno fueran con agentes con los que ya teníamos algún contacto previo para que fueran más profundos, para no partir desde cero”, cuenta Oller. Pero, además, resalta, sus calles se encuentran en un proceso de transformación que está modificando tanto su aspecto como la fauna humana que lo habita: “de ser un enclave al que se le hacía poco caso, que estaba en un segundo plano, ha pasado a sufrir una gentrificación que afecta a muchas de las dinámicas cotidianas del lugar. El proyecto busca saber cómo los niños y las niñas están experimentando estos cambios a su alrededor. Por ejemplo, una de las participantes sigue asistiendo al mismo colegio, pero ya no vive allí, pues su familia tuvo que mudarse por el aumento de los precios de la vivienda. Y no es un caso excepcional: mucha otra gente ya no puede permitirse vivir en el que era su hogar”.

'Metrópolis'

Stephania hace ya un tiempito que superó la edad máxima para sumarse a los talleres de Totò (actualmente transita ese farragoso panorama llamado ‘adultez’), sin embargo, podrá conocer sus itinerarios gracias a la participación de su hermana Alejandra. La animó a apuntarse por “la autonomía con la que las infancias han vivido talleres anteriores. Les dan mucha libertad creativa y eso es necesario para que disfruten más del proceso”. Como vecina de Saïdia, confía en que sus habitantes de menor estatura les darán “una lección. Espero que esta experiencia les haga desarrollar un poco más el sentido de pertenencia y comunidad que tanta falta hace”.

Hablar de arraigo, gentrificación, vivienda e infancia puede hacerse desde muchos ámbitos distintos, pero el ADN de Totò lleva el marchamo del celuloide. No en vano, para Mata, trabajar con imágenes “nos hace ser más conscientes de cómo se producen y cómo se reciben los mensajes audiovisuales. Queríamos desarticular los mecanismos de la imagen en movimiento, ayudarles a entender cómo funciona todo eso para que luego puedan cuestionar lo que observan en las pantallas. Al mismo tiempo, el audiovisual nos permite construir otros mundos desde la fantasía y la ficción”. Los 9 años que Sacha lleva habitando el planeta Tierra le han bastado para convertirse en un pequeño cinéfilo. De hecho, su motivación principal para formar parte de este proyecto es el deseo de “aprender a hacer películas y conocer mejor el cine”. ¿Sus títulos de cabecera? “Jumanji, Harry Potter, Piratas del Caribe… Muchos, no podría decir todos”.

'Viaje a la luna'

Del carrete a la pantalla… Y viceversa

En esos primeros talleres, los humanos nacidos en la segunda década del siglo XXI descubrieron vínculos insospechados entre las herramientas digitales que ya conocían y los viejos recursos analógicos. "Todos habían hecho alguna vez un vídeo en stop motion, pero simplemente descargando una aplicación, así que les despertó mucho interés ver cómo se podía hacer eso de forma más manual. O descubrir cómo funcionaban las cámaras de fotos con carrete. Al final, tanto los útiles contemporáneos como los de hace unas décadas son máquinas, por lo que les generan curiosidad aquellas que no conocen. Además, a esas edades les encanta dibujar, manipular las imágenes, tocar…", explica Oller.

Este recorrido por las técnicas que dominaron el audiovisual durante décadas expone un escenario que para los participantes de Totò corresponde prácticamente a la prehistoria: ese lejano tiempo en el que la cantidad de tomas que podías grabar o fotos que podías tomar dependía de la cantidad de carretes con los que contaras. Y, cuando se acaban, se acababan. “Ha sido genial traspasarles esa conciencia de que antiguamente no podías filmar todo. Ahora generamos imágenes constantemente y, luego, hay muchas que nunca las vuelves a ver, parece que las valoras mucho menos. En cambio, en analógico sí debes decidir que capturas y qué dejas fuera”, narran desde Massa Salvatge. De hecho, uno de los ejercicios planteados en la primera fase del proyecto es debatir qué grabarían de toda su (corta) vida si solo pudieran filmar tres minutos: “ahí observamos una cuestión cultural. Apuestan por los momentos que para ellos son más importantes y significativos de su infancia, instantes que quizás no son los mismos que hubieran elegido a su edad quienes tuvieron 11 años en 1970”.

No sabemos todavía si el futuro de nuestro barrio será distópico o utópico, quizás habría que consultarle a nuestros vecinos de diez años. 

Fotos: MIRIAM ORTUÑO

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