VALÈNCIA (EFE). La escritora alicantina Lourdes Mínguez aborda en su segunda novela, "Geografía de un cuerpo celeste", cuestiones universales como el amor, la pérdida, la soledad o el destino con una gran dosis de introspección de los personajes y algunos toques de realismo mágico. La trama se desarrolla en la isla de Capri, donde tres destinos se cruzan de manera inevitable. Anna, una estudiante de pintura, y Lulú, su superiora en un museo, se ven envueltas en un romance marcado por el misterio que rodea al enigmático escultor Simón Vela.
A medida que el tiempo avanza y los hilos del destino se entretejen, sus vidas se entrelazan en una trama en la que la presencia de "Selene en la Tierra", la escultura en la que trabaja Simón y que representa la luna y su soledad, se convierte en un elemento central. Según explica a EFE Mínguez (Pilar de la Horadada, 1983), en "Geografía de un cuerpo celeste" (Íbera) el lector va a encontrar "una historia de amor llena de matices y de intimidad", también "una rendición a lo desconocido y al destino", y "mucha introspección, un viaje hacia el interior de las personas".
Le gustaría conmover e inspirar a que quien se acerque a la novela, "permitirle tener una perspectiva amplia sobre el paso del tiempo, sobre las infinitas posibilidades que nos da la vida y ofrecer la capacidad de soñar también", además, claro está, de hacer disfrutar al lector. La soledad es uno de los temas centrales del libro. "Es un libro que ahonda muchísimo en las emociones y de alguna manera, observaba que cada personaje se sentía solo por distintas circunstancias. Me interesaba mucho ver cómo cada uno podía ofrecer al otro mucha cosas para ayudarle a salir de esa soledad, bien sea en la relación con una madre, con una hija, con un amor", señala.
Sin embargo, para Mínguez, el libro trata del amor, pues, al final, es el que lo abarca todo; de las infinitas posibilidades que nos brinda la vida, y de la pérdida y de la posterior recuperación, de la búsqueda de la serenidad y de encontrarse a uno mismo en el transcurso del tiempo. La novela abarca el paso del tiempo de sus protagonistas, lo que ha permitido a la autora ir descubriendo algunos matices y secretos de los personajes, y le ha brindado la posibilidad de aportar "una perspectiva bastante amplia y enriquecedora".
Una de las piezas importantes de la novela es "Selene en la Tierra", una escultura en la que trabaja Simón Vela, y que conecta y "va calando de forma diferente, aunque en esencia similar," en todos los personajes, pues para cada uno de ellos esa obra, que representa a la Luna y su deseo de ser perpetua, significa algo. "Selene en la Tierra" se convierte casi en un personaje también, y es ahí donde aparecen esos toques de realismo mágico, "una apertura a lo desconocido que nos hace relacionar, incluso, la obra con una persona".
Para Mínguez, enfrentarse a su segunda novela ha sido una "experiencia fascinante", pues tenía "muchas ganas de seguir escribiendo y de seguir construyendo historias", y sobre todo de poder trabajar y encontrar un "estilo propio" como escritora, algo que cree que ha logrado. ¿Y cuál es ese estilo? "Contemporáneo, pero con aires de cierta filosofía espiritual", según la autora, que en ocasiones le acercan "al realismo mágico, aunque de una manera un poco sutil"; una escritura "suave y delicada, pero que ahonda mucho en las emociones", y, a lo mejor, un estilo "intimista, romántico".
Afirma que le inspiran las personas que se cruza por la calle, "pensar en todo lo que lo que llevan dentro"; los pequeños detalles de la vida, los placeres simples, los sonidos, el tacto de las cosas, la magia de cada instante y, también, el cine. En concreto, las películas de directoras como Agnès Varda o Sofía Coppola, que tienen "un tratamiento de la imagen muy bucólico y unos guiones con mucho contenido filosófico, poético y reflexivo". "Es un poco similar a lo que me gustaría transmitir con mi literatura", añade. Lourdes Mínguez afirma estar viviendo "un momento muy dulce" y avanza que ha empezado una tercera novela más corta, ambientada en París, y que está indagando el terreno del ensayo, ya que hay muchos temas de los que aborda en sus libros sobre los que quiere reflexionar, como el paso del tiempo, la vida serena, la amistad o las relaciones.