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nuevo presidente de caixabank

Gual, un europeísta convencido partidario de moderar salarios

30/06/2016 - 

VALENCIA. Jordi Gual, director de planificación estratégica de CaixaBank y de su servicio de estudios, asume este jueves la presidencia no ejecutiva de la entidad financiera en sustitución de Isidro Fainé. El hasta ahora presidente de la entidad financiera ha optado por buscar dentro de la casa un perfil técnico y con experiencia en las instituciones europeas.

Gual, economista y profesor de Economía en el IESE, formó parte del Grupo de Asesoría Económica sobre Políticas de Competencia de la Comisión Europea de 2002 a 2005 y fue asesor económico para el director general de asuntos financieros y económicos de la Comisión Europea en Bruselas entre 1994 y 1996.

Liberal y europeísta convencido, Gual manifiesta en varios de sus recientes artículos su punto de vista sobre el mercado laboral, la evolución previsible del precio del petróleo y su impacto sobre las economías desarrolladas o la influencia de las nuevas tecnologías en la organización del trabajo. Estas son algunas de sus ideas.

Brexit, un gran riesgo pero una gran oportunidad

En el artículo que acompaña al último informe mensual de CaixaBank Research, publicado antes del referéndum sobre brexit, manifiesta que la "tensión centrífuga" del brexit constituye para la eurozona tanto un gran riesgo como una oportunidad "especialmente si la opción ganadora no fuera permanecer dentro de la UE", como así ha ocurrido.

Ante ello, plantea que para una efectiva unión económica y monetaria "la única respuesta posible es profundizar en la integración". "Esta respuesta es imprescindible para la propia continuidad y estabilidad de la unión monetaria, pero de manera muy especial ante escenarios adversos e inciertos, precisamente como el que genera un posible abandono de la UE por parte del Reino Unido", sostiene.

El experto advierte de que si la unión económica y monetaria "no se perfecciona adecuadamente en pocos años", el riesgo para la UE es "inasumible", puesto se volverán a generar en la eurozona "fuertes tensiones económicas y financieras que serían letales para la moneda única".

En un artículo anterior, Gual exponía que la construcción política de Europa no debería implicar anteponer los intereses europeos a los nacionales, sino "persuadir a los electorados nacionales de que una organización política del conjunto de Europa favorece, a la larga, a todas las naciones del continente".

Partidario de controlar los costes laborales

En su habitual dossier de perspectivas sobre la previsible marcha de la economía que el centro publica a finales de año, Gual advertía sobre varios desafíos a los que se enfrentaría la economía española este año con la incertidumbre de desconocer aún cuál sería la orientación política del nuevo Gobierno.

El nuevo presidente de CaixaBank destacaba en ese artículo que uno de los principales retos sería la necesidad de continuar mejorando el superávit exterior para reducir la deuda externa. Para ello consideró preciso "controlar los costes laborales unitarios" frente a los de los competidores.  A su juicio, esta exigencia no es incompatible con un mercado interior robusto, puesto que la expansión de este último "no debe venir del crecimiento del salario unitario, sino del conjunto de la masa salarial conforme más y más trabajadores dejen las listas del paro y se incorporen al mercado laboral".

Un largo periodo de petróleo barato

Con motivo del informe mensual que el servicio de estudios de CaixaBank publicó a principios de año sobre la evolución previsible del precio del petróleo, Gual manifestaba que, aunque el análisis económico indica que debería producirse un alza en su precio -un recurso agotable debiera encarecerse conforme se agotan sus existencias- la "prácticamente inexistente" tendencia al alza del precio en el último medio siglo se explica porque las reservas de petróleo "han resultado ser mayores de lo esperado".

A futuro, prevé que la tendencia al alza "tampoco acabe de manifestarse", no porque las reservas por descubrir sean gigantescas o porque se obtengan mediante métodos más eficientes, sino por el impacto ambiental del consumo de petróleo. "Si la humanidad desea cumplir sus objetivos de control de emisiones de CO2, una parte importante de las reservas aún no explotadas de combustibles fósiles serán, de hecho, inservibles. La competencia entre fuentes de energía está servida", sostiene el experto.

La consecuencia de ello es el intento de los países productores de petróleo por "colocar a tiempo sus reservas en el mercado", renunciando a pactos monopolísticos prolongados "que podrían no ser más que pan para hoy y hambre para pasado mañana".

Contra la falacia del neoludismo

Jordi Gual critica con argumentos la "falacia" del neoludismo u odio a la tecnología por sus consecuencias sociales manifestadas en pérdida de puestos de trabajo por el avance de la robótica. Para el experto, las mejoras tecnológicas amplían nuestras capacidades y ensanchan el potencial productivo porque permiten "hacer más con menos". "En el lenguaje de los economistas, expanden la frontera de producción, permitiendo que unos mismos factores productivos generen un mayor producto, es decir, más renta y, en última instancia, más bienestar", destaca.

El economista jefe de CaixaBank Research manifiesta en su artículo que el progreso tecnológico es bueno para la sociedad y, en definitiva, es "el único factor de crecimiento económico y de generación de bienestar social que es inagotable". "Los recursos naturales son finitos, los rendimientos del capital físico son decrecientes, pero no así la capacidad del ser humano de generar y difundir nuevas ideas", resume.

Para Gual, el reto es encauzar ese gran debate social y combate político -"los avances tecnológicos no son neutros en términos del reparto de sus beneficios en la sociedad."- para promover el cambio tecnológico y, al mismo tiempo, asegurar que sus beneficios lleguen a toda la sociedad.

Un sistema productivo eficiente y flexible como alternativa al estancamiento económico

En un análisis publicado a finales del pasado año titulado " ¿Expectativas menguantes?, Gual indaga sobre el pesimismo acerca del futuro que se ha instalado en las economías avanzadas, fundamentado en la corriente de economistas que ven el actual periodo de bajísimos tipos de interés y su prolongación en el tiempo como la constatación de que estamos ante un estancamiento secular de los países desarrollados. "Las expectativas son ciertamente limitadas, cuando no menguantes", reconoce Gual.

Esas expectativas son una consecuencia lógica de la madurez que han alcanzado las economías más avanzadas del planeta, ya que conforme un país progresa y se enriquece "es natural que la tasa de crecimiento se modere" porque se agotan las oportunidades de incorporar innovaciones y nuevas tecnologías. Así, mientras los actuales jubilados han presenciado cómo, a lo largo de su vida laboral, la renta media en España se multiplicaba por 6, los jóvenes que se acaban de incorporar al mercado laboral "solo puede aspirar a ver multiplicado por 1,5 el nivel de vida del país a lo largo de su vida laboral".

Estas perspectivas de crecimiento a largo plazo tienen "serias implicaciones sociales y políticas" y ayudan a explicar las tensiones sociales y los radicalismos políticos que se observan en muchos países desarrollados. Pero para Gual, Europa, no debe considerar ineludible ese marco de estancamiento y debe luchar por un sistema productivo "eficiente y flexible", capaz de incorporar nuevos productos, nuevos servicios y nuevas industrias, y que todo ello se traduzca en un mayor bienestar para la población.

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