Hablamos de ese salón de vinos que se salen de lo común. Rebeldía de la de hacer disfrutar día tras día. Alegría inconformista y sin aristas. Con hacedores de botellas que son artistas llenando nuestra copa de lo más que presiozo. Lo audaz sin antifaz, que aquí no hay nada que tapar. Etiquetas excitantes que vienen tan campantes desde toda España y otros países variaditos. En esta ocasión en la Real Fábrica de Tapices y empezando con el Koehler Ruprecht Pinot Brut 2010 (Koehler Ruprecht). Gurbujismo alemán y que nada mal. Con degüelle de 2023, es un frescales que va directo al grano mientras te coge de la mano. Con soltura, finura y un algo de amargura. Pero no nos amarga, porque está rerrico y más con un canapesito de anguila ahumada.
El Carrakripan 2019 (Bodegas Bhilar) es viura, malvasía y garnachismo blanco. Venido de lo más alto para quedarse en su lugar, que es de un fudre grandote que abriga a sus pieles siempre que quiere. Y lo queremos muy, en este momento con una ensalada de pimientos asados a la leña.
El Pepink 2023 (Casa Aurora) es clarete de porrón entre amigos. La facilidad de hacerlo todo bonito, hasta lo más pequeñito. Glugluteo que deseamos para todas y cada una de nuestras jornadas. Y mira tú, que nos convence totalmente con su relente rosita y un tapeo de patatas bravas a lo bravo.
Con el Zudugarai 2024 (Zudugarai) descubrimos nuevos txakolines guipuzcoanos que nos parecen como hermanos. Acidez controlada que fluye y confluye en cruce de caminos de paisaje sin molinos. Y volamos como pajarillos divinos para comernos un rodaballo a la brasa.
La Viña de Buenavista 2018 (Pago los Balancines) nos conduce entre curvas hasta Gata como gatito juguetón que te reconcilia con la vida un montón. Con expresión de flores que crecen descontroladas porque lo desean todo para ellas. Seda pura que nos llena de ternura con unos huevos fritos.
El Chassagne-Montrachet 1er Cru La Maltroie 2022 (Domaine Armand Heitz) marca la diferencia porque es divergente. Con don de gentes, cariñoso y delicioso. Tomando posiciones con ciertas reducciones que desaparecen al instante para volverse seda ilimitada que no le haría ascos a nada y menos al steak tartar que aparece en la sala.
La Sillería 2022 (Barco del Corneta) nos maravillaría y así lo hace en el presente. Siempre tan consecuente con lo que desea ser y lo consigue de sobra. Sabrosa belleza con todas las cosas en su sitio. Entre lozanía y umamis. De relamerse allá por donde pasa y un fenómeno con unas pochas guisaditas.

El Finca La Verdosa Garnacha Peluda 2023 (Arrayán) es gustazo de fresitas restallantes y primorosas. Gozada para darse cada día con sus mil matices de rosado único y verdadero. Proyecto certero que nos airea de lo cansado renovando fuerzas en un encinar con unos cerditos asados.
El Roto 2022 (Verónica Ortega) no rompe ni un plato, aunque es flecha veloz que se clava sin temor. Con velos y sus bichillos para dejar una huella apenas señalada. Porque prácticamente flota. Con sus minerales destacando como reflejos de una juventud que pide llegar a anciana y dando en la diana con unas navajas a la plancha.
El Tadeo Tinaja 2022 (Cortijo de los Aguilares) es unicornio azul que nos transporta en sus lomos hasta nuestra Ronda amada. Petit verdot de paseo por la viña. Haciendo piña con nosotros y con sus compañeros. Porque es bonitez de mágica textura y su sapidez que crece y crece con una cola de toro.
Los Montes Bellos de Buradón 2022 (Carlos Sánchez Viticultor) hablan con veracidad. La de ser Rioja prístina de tempranillo y viura como Miura rebelándose contra lo establecido. Crema y nata sobre esa fruta oscura que rebela trabajos muy bien hechos que no pueden salir maltrechos con un chuletón. Chimpón.
Los Mayos 2022 (Descendientes de Elisa Amores) viene de carbónica, tinaja y barrica en forma de bobal de las que sí. Con sus rústicos rurales que te achucha con masticables. Quitándote los males aun por encima de sus posibilidades, porque lo hace todo posible y resulta infalible con un arroz al horno.
El Querido Toribio 2022 (Orilusa) es la lindura de Liébana y sus habitantes. Conversaciones entre tradiciones, las del vino y su orujera. La mirada verdadera de las personas sinceras. Esas que te llevan por senderos repletos de hierbas fermosas y que te traslada a tantísimas cosas con un cocido de su tierra.
El Vi de Pierre de la Rectorie (Pedro Soler) es garnacha gris con 15 años de solera y mucha tela. Potencia refinada. Ciertopelo con su textura de suavidad. Persistente que se empeña en el empeño de ser diferente. Y realmente no tiene igual con un bocadillo de butifarra con alioli y tomate restregao.
Terminamos a lo grande y con los fuegos no artificiales del Tifero 2023 (Viña Zorzal & Fredi Torres). Garnachas tinta y blanca hermanadas con entereza. La belleza que suponen los momentos divertidos entre amigos y ajolá contigo. Lo frutal que se deja de misterios para ser la verdad y máxima felicidad con una menestra de las mejores.