Altea tiene nuevo hotel. Y no uno cualquiera. En pleno casco antiguo, entre esas callejuelas blancas que a todos nos enamora recorrer, plagadas de buganvillas y con el Mediterrani como telón de fondo, ha abierto sus puertas Nomad Hotel & Spa Altea, el segundo proyecto de Nomad Hotel Collection, tras su estreno, en 2020, en la vecina localidad de Jávea. Esta colección de hoteles boutique es fruto del trabajo conjunto de Mónica Mascarós y Dieter Roelen, pareja en la vida y en proyectos, que desde el principio "nació con la idea de hacer hoteles boutique con alma, con sentido de lugar, y siempre en ubicaciones especiales de la Costa Blanca", tal y como nos relata Mónica.
El primero, frente al mar. Este, en el corazón del pueblo. Dos formas de entender el Mediterráneo, pero con la misma filosofía: convertir el viaje en una experiencia en sí misma. Y eso es justo lo que han hecho aquí. "Una familia de inversores valencianos, nos buscaron para levantar este proyecto, y desde el principio vimos claro que era el lugar adecuado", cuenta Mascarós. La casona original no se pudo conservar, pero sí se respetó su estructura y esencia. ¿El resultado? Un hotel de 22 habitaciones que gira en torno a un patio central, "como las casas de nuestros abuelos, como en Marruecos o en Andalucía, donde el corazón siempre ha sido el patio".
Todo el interiorismo ha sido desarrollado por el propio equipo de Nomad junto al estudio valenciano Hunasai. La inspiración no ha sido otra que esa imagen mítica que todos tenemos en la cabeza al pensar en esta joya de la Costa Blanca, la cúpula azul de la iglesia de Altea. Pero no ha sido la única, porque el color del mar, la luz blanca y el barro también han servido de inspiración.


Se han utilizado materiales orgánicos, muebles diseñados a medida por artesanos locales y un revestimiento poco común en España, el chukum, una resina natural traída de Yucatán que aporta textura y sostenibilidad. "Es antifúngico, natural, aguanta bien la humedad y además es precioso", explica. De hecho, es el primer hotel en España revestido por completo con este material.
Cada habitación es diferente. Las hay con vistas al patio, a la montaña o al mar. Algunas tienen bañera exterior y otras terraza con vistas 360º. Detalles como las tazas de barro, los ambientadores de Cerería Mollá, los amenities de Nectarome o las sábanas de Bassols completan esa sensación de hogar mediterráneo, de esos que cuidan en detalle al milímetro. Lo que buscaban estaba claro, tener un hotel cálido y cercano, que conectara con el lugar donde se encuentra y con la gente local y que además, fuese como un hogar. Lo han conseguido con creces.
Por si fuera poco, a todo ello se suma un pequeño spa con piscina de chorros, tres cabinas de tratamiento y cosmética natural de marcas como Nectarome (descubierta por el matrimonio en un viaje a Marrakech) o la escandinava L:A Bruket, basada en algas, cortezas y tradición nórdica.
Y ahora lo que nos gusta en esta casa: comer. En el apartado gastronómico, el hotel se ha aliado con un clásico de la zona: El Xato, el restaurante con estrella Michelin de La Nucía. Cristina Figueira, su chef y natural de Altea, ha desarrollado para el hotel La Naya by El Xato, una propuesta que mezcla técnica y tradición con platos como el ya mítico arroz con galeras y nísperos, la ensalada de tomate rosa con salmorra, o el tiradito de salmón con maracuyá y níspero. "Tenemos también dos menús degustación, uno para mediodía y otro para la cena, y también se puede pedir a la carta. Hay mucho producto local y mucha memoria familiar en cada plato", explica Mascarós. Figueira, que se formó con los hermanos Roca, firma una cocina que sabe a Terreta con técnica refinada.
Para algo más informal, El Patio ofrece una carta de platos ligeros, una coctelería más casual y la posibilidad de disfrutar del sonido de la fuente y la calma de este oasis interior. Pepitos de ternera, ensaladilla de anguila, alcachofas con setas o una tabla de quesos de la Comunidad Valenciana completan esta propuesta más relajada. Ambos espacios están pensados tanto para el huésped, como para todo aquel que pase por allí y quiera comer rico.


Y como en todo proyecto Nomad, el arte y la cultura están muy presentes. "Queríamos que el hotel fuera también un punto de encuentro para la comunidad, un lugar con vida más allá de las habitaciones". Así nace el programa cultural que arranca con la exposición Tejiendo historias, dedicada al arte textil, con piezas de Emiratos, Irán, Bilbao o la propia Marina Alta. Todo está a la venta y se complementa con cerámica tradicional, incluida la egipcia de Fayum, "una de las más antiguas del mundo, que aún se elabora con las técnicas tradicionales". La programación cultural incluirá además soirées con música en vivo y muchas cosas más que están por venir.
Estar en Altea, vivir Altea. Otro de los claims de esta colección de hoteles, es que quien les visite, conozca el destino. Por ello han desarrollado experiencias inmersivas, como un taller de pintar cerámica con artesanas locales mientras tomas un vino, catas de las cervezas artesanas Althaia, rutas ilustradas por el casco antiguo con playlist propia o clases de pilates aéreo con vermút. "Queremos que el viaje sea realmente una forma de conocer el lugar, de conectar con la cultura, la tierra y su gente", explica Mónica a Guía Hedonista.
Nomad Hotel & Spa Altea lleva abierto apenas unas semanas, pero su acogida ha sido calurosa. "Nos ha sorprendido el público: en Jávea tenemos más internacional, pero aquí hay mucho visitante local y del interior de la provincia. Incluso vienen muchos finlandeses, algo que no esperábamos", comenta.
Y esto no se queda aquí. La colección crecerá pronto con una tercera apertura en la playa de Poniente de Benidorm. "Está en la subida del mirador de la Música. Es un proyecto muy especial que abrirá en las próximas semanas y en el que también vamos a incorporar todo lo aprendido en estos años", avanza Mascarós. Porque si algo define a Nomad, es esa evolución muy coherente con lo que son y quieren llegar a ser. Nada de extravagancias. Cada hotel tiene su personalidad, pero todos comparten la misma esencia, hospitalidad, sentido estético y, sobre todo, mucho amor por la Terreta.