ESCAPADAS

ESCAPADAS HEDONISTAS

¿Te vienes a Sevilla?

Ahora que la primavera se instala en la capital hispalense, nos sobran razones para regresar y cómo no, volver a enamorarnos de esta perla a orillas del Guadalquivir.

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Sevilla, en estas fechas, es una maravilla. La primavera -con permiso de las recientes lluvias- empieza a adueñarse del ambiente. Sale el sol y todo el mundo se echa a la calle. Por no decir que la previa a su celebérrima Semana Santa también lo hace. Durante estas semanas, las hermandades tienen una agenda de lo más apretada poniendo todo a punto para su gran celebración.

 

No será extraño que entre calesas tiradas por caballos y el aroma a azahar flotando en el ambiente (sí, aquí los árboles de la calle también son naranjos, como en la Terreta), te topes con alguna banda de música, un vía crucis o costaleros ensayando por la ciudad, cargando la estructura de madera que más tarde sostendrá el peso del paso.

 

Con todo este ambientazo en la ciudad, no queda otra que entregarse a un plan hedonista en condiciones. Y eso significa comer (muy) bien. Porque Sevilla no solo es Semana Santa y azahar, sino también una oda al buen tapeo, a las largas sobremesas y a las cenas que empiezan a las nueve y acaban cuando Dios quiere. Así que aquí van unas cuantas paradas obligatorias para que no te falte de nada en tu próxima escapada sevillana. Ahora bien, aunque siempre apetece pasar por clásicos como Bodeguita Romero, Casa Morales o El Rinconcillo, esta vez vamos a ir más allá. Vamos a esos sitios que están despuntando, que se salen de la norma y que hacen que la ciudad esté más viva que nunca.

 

Para empezar, si lo tuyo es la cocina de autor con alma canalla, apúntate Sr. Cangrejo. Este restaurante en pleno barrio del Arenal, liderado por Jesús León y Fátima Villanueva, recibió hace un año su primer Sol Repsol y no es por casualidad. Aquí todo es personal: la carta, los sabores del sur con un giro creativo y una bodega que se sale de lo típico. Jesús y Fátima han creado un concepto que posiblemente sea de lo más interesante que tenga Sevilla ahora mismo. La cocina juega con el producto de temporada, técnicas de alta cocina y referencias a platos clásicos andaluces, pero con una vuelta de tuerca muy sorprendente.

 

La carta cambia casi a diario y lo mismo puedes probar algún que otro clásico como su reintepretación de los garbanzos con marisco, que unas almejas en salsa de mantequilla de hierbas, un kinilaw (escabeche filipino) de vieira, unas espardeñas con habitas y jamón o guisante con pulpitos. También trabajan las los pescados enteros, como un salmonete a la meuniére para quitarse el sombrero. ¿De postre? Genialidades como la poleá, un homenaje al postre típico que al que sea andaluz le remueve la memoria e incluso le hará derramar alguna lagrimita. ¿Lo mejor? Que todo está bueno, es divertido y diferente, ideal para los que estamos cansados de esas fusiones que muchas veces no tienen sentido. Si te sientas en la barra, podrás otear el pase para ver cómo Jesús y su equipo dan el toque final a cada elaboración. La otra indispensable es Fátima, que por su parte, ha diseñado una selección de vinos que no se conforma con lo de siempre: aquí hay referencias atrevidas, etiquetas que apuestan por la biodinámica y los vinos naturales, sin olvidarse de una de las joyas de esta tierra, los vinos de Jerez. 

A continuación, ¿qué tal un concepto que no habías visto antes? Ricca fue la encargada de traer a Sevilla la primera barra omakase de pizzas de España. También funciona como pizzería al uso pero en su barra la experiencia es top. Aquí el pizzaiolo no solo te prepara la pizza delante de ti, sino que te embarca en un menú degustación de 10 pases con entrantes, seis porciones pizzas y un dulce final. Todo ello con ingredientes de primera, harinas italianas fermentadas durante 48 horas y una cuidado excepcional de la masa. ¿Las creaciones que probarás? Desde una pizza de la nonna con albóndigas hasta una pizza japo, con base de espinacas con tartar de atún, pasando por delicias como la pizza de crema de calabaza y gorgonzola. Vamos, que si amas la pizza, aquí tienes un templo, que a la par de rico, es didáctico, porque descubrirás cosas sobre este mundo que antes no habías oído...

 


Siguiendo con apuestas que rompen moldes, Kinu es otra de las barras de culto de la ciudad. También en formato omakase, han conseguido que Sevilla tenga una experiencia nipona a la altura de las grandes ciudades gastronómicas. La clave aquí es confiar en el itamae y dejarse sorprender por un menú degustación que cambia según el mercado y en el que nunca faltan joyas como el atún Balfegó, mariscos de Huelva o wagyu japonés. Y si prefieres algo más relajado, la sala ofrece una carta más amplia con maravillas como el maki de anguila kabayaki o un tamago sando con mayonesa kewpie y caviar que es un delirio de rico. Hazme caso y marida todo con sake, porque tienen una selección envidiable.

Para una comida con vistas y sabor a brasa, la opción es Río Grande. Este clásico reabrió sus puertas con un lavado de cara, pero manteniendo lo que lo hizo grande: una ubicación inmejorable frente a la Torre del Oro y una cocina que gira en torno al producto andaluz y el fuego. Desde la ensaladilla con gambas hasta la puntillita de Isla Cristina o los pescados a la brasa, todo está pensado para disfrutar con calma y buen vino. Tienen incluso varias zonas para alargar la sobremesa, copa en mano, con la que puede que sea la mejor vista de toda la capital hispalense.
 

Si te va el vino, Maestro es una de las nuevas incorporaciones a la ciudad. Ubicado en el barrio de Santa Cruz, este nuevo espacio de Adrián Azcona y Rafael Romero reúne más de 200 referencias de vino que van de Jerez a Burdeos pasando por Mendoza o Borgoña. Pero no es solo una vinoteca: su carta es puro disfrute, con tapas de nivel, sándwiches reinterpretados (ojo al Maestro de Pastrami IB) y una selección de quesos y embutidos espectacular.

 

maestro


El bonus track en materia gastronómica, es que si te da por ir el finde del 14 al 16 de marzo, el Parque Magallanes acoge Gastrogarden, un festival de cocina y música de lo más apetecible. Tienen una Tapería, donde están presentes muchos de los grandes de la ciudad con sus tapitas, además de un extenso cartel de showcookings y masterclasses a las que conviene echar un ojo. No faltará un mercadillo del que llevarte a casa producto local y actuaciones musicales. Planazo, of course.

Y, como todo buen plan hedonista, hay que rematarlo con una estancia a la altura. Para eso está Mercer Residences Sevilla, un nuevo alojamiento que redefine el concepto de lujo, poniendo sobre la mesa la comodidad de un hogar con los servicios de un hotel de cinco estrellas. El que fuese el antiguo palacio del XVII de los Marqueses de Nervión, ha sido reformado, dando lugar a poco más de 20 habitaciones, todas distintas entre sí, que todavía conservan su esencia histórica con columnas corintias, suelos de mármol, chimeneas y hasta una pequeña capilla. Por las mañanas, te traen el desayuno con producto bien seleccionado, como los panes y dulces de Domi Vélez, coronado en 2021 como el Mejor Panadero del Mundo, una selección de ibéricos y quesos andaluces y fruta fresca. Así que ya lo sabes: Sevilla siempre es un planazo, pero si te sales de lo típico, la experiencia se vuelve aún mejor.

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