Hablamos de la pizza "Bolonia" con mortadela, pistacho y burrata, en este caso además con tomates cherry y rúcula. Una mezcla de sabores muy compensada y amable, donde la calidad de los productos —burrata, pistacho y mortadela— marca la diferencia. Ahora bien, además de una buena materia prima, el secreto está en la masa, en la cocción y en la mano del pizzaiolo. Y Saverio prepara unas masas fermentadas 48 horas a baja temperatura que quedan ligeras a la vez que un tanto crujientes. Utiliza madera de haya y de naranjo en su horno napolitano de leña y lleva casi 30 años perfeccionando sus pizzas. Así que reúne todos los ingredientes, y la calidad necesaria, para hacer una pizza sublime.
La pizza para llevar acostumbra a ser una pizza rápida y sin pretensiones; ahora bien, que sea street food no está reñido con la calidad ni con las ganas de hacer bien las cosas. Eso es lo que pasa en l'Italiano, que detrás del trajín habitual de una pizzería de calle, hay un producto sincero y muy bien trabajado por Saverio Galleria. Natural de Vicenza, llegó en 2017 al barrio del Botànic para abrir en la calle Borrull; tras la pandemia se mudó a Guillem de Castro y esta semana acaba de reformar su pizzería. Aún con los precios por pintar en la pared y la escalera por el medio, ha vuelto a abrir para alegría de los vecinos, en muchos casos adictos a sus pizzas. Porque además de la Bolonia, merece la pena probar su Diavola —con un pepperoni muy sabroso—, la Crudo —de speck y brie— o la favorita de mi casa, l'Italiano. Una pizza con rúcula, tomates cherry y parmesano a la que le puedes añadir prosciutto cotto para hacerla imbatible.

Birras Peroni y Moretti, como mandan los cánones, el fuego del horno de fondo, bocadillos de porchetta, tiramisú de postre y, cuando tiene tiempo, unos arancini únicos en la ciudad. La reina de sus pizzas tal vez sea la Bolonia y su majestuosa corona de mozzarella de búfala campana, pero lo importante no es tanto lo que lleve encima, sino el trabajo que hay detrás de la masa. En este caso con una mezcla de harina 0.0 al 80% y 20% de sémola rimacinata. A veces todo lo que necesitas para ser feliz es llegar a casa con una pizza acabada de hacer y, si además está bien hecha, mucho mejor.