Batek es el proyecto personal que Ferràn Seguí –cocinero– y Paz Calvo –sala, cocteles y sonrisa– abrieron hace ocho meses en el Carmen. Una apuesta arriesgada en un barrio donde quedan cada vez menos vecinos y el turista, sobre todo extranjero, se ha apoderado de las calles, a veces para bien y otras para mal.  Con un exterior discreto y una carta que se nutre de una cocina fusión que ya no sorprende tanto como lo hacía hace unos años, la pareja trata de defender un restaurante que mira más hacia un público local sin traicionar sus principios.

De entre los platos que probamos, este puri (pan frito indio) relleno de steak tartar fue uno de los más me logrados –también lo fue el pulpo–. Un bocado sin muchas más pretensiones que ofrecer esta receta francesa antes reservada solo a los restaurantes clásicos y que hoy es tan popular como las croquetas, pero dándole una vuelta y presentándola dentro del pan indio acompañada por una mermelada de jalapeños, que le da un punch picante interesante y que se completa con una yema curada en soja.  Una elaboración refrescante y ligera que alivia algo las temperaturas infernales que estamos sufriendo. Acompañado por uno de los cócteles de autor que prepara Paz mirando a los cinco continentes, este plato mejora todavía más.

Me gusta esa mezcla de sabores en los que las fronteras se diluyen y no sabes bien dónce empieza la influencia de uno y dónde los sabores del otro. Como dijo el director de Sirat , Oliver Laxe, al recoger el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes: «fuimos creados en diferentes tribus para conocernos mejor. ¡Viva la diferencia! ¡Vivan las culturas!»