Brindando por futuras vacaciones, pichones

Gurbujismo para volver al cole con optimismo

Hoy es viernes de retorno a las rutinas, porque se acabaron las vacaciones, pero nunca las grandes emociones. Sensaciones sensacionales que sabemos que nos acompañarán este curso que empieza y por el que brindamos con gurbujis, por supuesto.

| 06/09/2024 | 3 min, 24 seg

Hablamos de vuelta al cole salpicada con champagne para que nada pueda salir mal. Botellas con un poco de todo, desde las grandes casas a las que no tanto. Unos conocidos y otros que nos suman en conocimientos. Y todos gracias a ese salón con el que cada año nos deleita e instruye Jordi Melendo. Encuentro del que te sales relamiendo además de aprendiendo, que este mundo jamás se acaba. Y mientras así lo sintamos no nos bajaremos de él para que gire y gire, hoy empezando con el Georges Vesselle Blanc de Noirs. Pinot noir con tres años de rima que nos canta sus versos. Amplitud de miras para ser capaz de recitar bonito y despacito. Con potencia y seriedad. La bondad en modo gordete delicado. Con una estructura que va sumando piezas que encajan con poco esfuerzo. Y como va llegando la hora del almuerzo le ponemos como refuerzo un pollo au vin.

La Brun de Neuville Autolyse es uva chardonnay encaminada a tener larga vida. Con vívida complejidad compuesta y superpuesta. De mantequilla blandita y untuosa que se extiende con facilidad sobre una rebanada de pan tostado. Delicia que acaricia con su espuma saltarina hasta que alcanza la mesa, donde se tranquiliza al ver sobre el mantel una langosta con beurre blanc.

El G.H. Martel Victoire Vintage 2012 Millesimé Celebration es el trío vencedor de pinot noir y chardonnay con su poquito de meunier. La ricura que te coge la mano, aunque quisiera la cintura. Porque está a la altura de hacer las cosas con prudencia. Paso a paso hasta conseguir tomar tu corazón. Y chimpón, que nos gusta un montón y más con un brioche relleno de salmón con salsa tártara.

Enormidad sin maldad

El Pol Roger Blanc de Blancs 2015 es enormidad en la que no cabe maldad. Grandeza con de todo un poco y cada elemento en su lugar. Para meditar y gestionar los momentos cuando son de festejos o no. Los que logran dar alegría día a día, aunque no pueda ser a diario, pero lo intentamos cada vez que nos damos un pequeño homenaje y ahora con un lenguado menieur.

El Thiénot Blanc de Blancs aparece por aquí para estimular las papilas de boquitas deseosas de seguir disfrutando. Y lo hace con un carbónico risueño y redondillo con equilibrio. Persistente en sus convicciones de nunca abandonar sus principios. Y tampoco sus finales que puedes ser totales con unas ostras con o sin aliño, niño.

Con el Gosset Celebris Vintage 2008 nos sabemos ganadores en categorías absolutas. Pinot noir y chardonnay casi en igualdad de condiciones para lograr despertar emociones. Paseo entre florecillas primaverales que nos cosquillean las pantorrillas. Volúmenes en zigzag. Movimientos sensuales que van y vienen dejando un halo de horneado lentito que sufla lo que le echen y en este instante con un steak tartar con patatas infladitas.

El Pommery Cuveé 2005 coge el arco tirando de la cuerda con fuerza para ponerse a actuar. Lo de tatuarse en el lugar más oculto lo que desea. Ni más ni menos y siendo mucho más con su puntito de oxidación. Y ese amargor que abre puertas, ventanas y apetitos para que nos podamos ir a cenar algo con su poquito de caviar por encima.

Un no parar que termina, por ahora, con el Bollinger Pinot Noir 2018. Espectáculo de cierre de profundidad infinita. Con su burbujilla finita, especiados y hasta mentolados. Con limoncillos confitados rodeados de la belleza. La realeza más real, aunque a veces parezca imposible. Pero en ocasiones la vida te regala tragos que son felicidad con vosotros Y así seguiremos, por aquí y con despedida de hasta prontito, amiguitos.

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