VALÈNCIA. (EP). Hasta el 60 por ciento de las personas que padece urticaria crónica desarrolla urticaria crónica espontánea, y más de la mitad de los afectados por la primera experimentan angioedema o hinchazón de las capas profundas de la piel, según se ha puesto de manifiesto durante un simposio de Novartis enmarcado en el XXXI Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
La urticaria crónica espontánea es una afección cutánea grave y preocupante caracterizada por la aparición de ronchas o habones con enrojecimiento, hinchazón, prurito y, a veces, dolor en la piel. Por su parte, el agioedema afecta a zonas laxas como los párpados, los labios, el dorso de las manos o los pies, los genitales y las mucosas.
"Existe un binomio entre la urticaria crónica espontánea y el angioedema, ya que el 40 por ciento de los pacientes no sólo tienen erupción generalizada de habones y picor, sino que además sufren hinchazón grave de párpados y labios, entre otros", ha indicado la directora del departamento de Alergología de la Clínica Universidad de Navarra, la doctora Marta Ferrer.
En este sentido, la doctora Ferrer ha reclamado la necesidad de hablar del angioedema "porque a veces se olvida un poco y, en ocasiones, no es señalado por el médico". "Su impacto en la calidad de vida del paciente va más allá del picor. Su aparición es impredecible, lo que produce ansiedad en el paciente, no sabe si al día siguiente en su trabajo va a tener la cara completamente inflamada y, cuando hay agioedema, es mucho más complicado que respondan correctamente al tratamiento", ha agregado la experta.
En general, "para mejorar la práctica clínica del paciente con urticaria crónica espontánea será fundamental elaborar una buena historia clínica, escuchar al paciente y seguir las guías terapéuticas. Necesitamos alcanzar un control total de los síntomas porque tiene un impacto grave en la calidad de vida", ha resumido la doctora Ferrer.
Durante el XXXI Congreso de la SEAIC, Novartis también ha celebrado un simposio centrado en las novedades en el abordaje del asma alérgica grave.
El asma es una enfermedad respiratoria crónica caracterizada por la inflamación y obstrucción de los bronquios que afecta a más de 3 millones de personas en España. No tiene cura y el tratamiento se centra en aliviar los síntomas, que pueden empeorar gradual o repentinamente en forma de ataque de asma o exacerbación. El asma grave es una forma específica que requiere un tratamiento y apoyo especializado.
El perfil del paciente con asma alérgica grave "ha mejorado mucho gracias a diagnósticos específicos que nos permiten valorar de forma mucho más controlada cuál es el papel del alérgeno", ha explicado el adjunto al servicio de Alergología del Hospital Universitario La Paz, el doctor Javier Domínguez.
"Además, conocemos mucho mejor que hace unos años los mecanismos responsables de que se produzca este tipo de asma, lo que nos sirve de ayuda para utilizar el tratamiento más adecuado en cada caso", ha agregado el doctor Domínguez.
Los principales retos a largo plazo para mejorar el manejo clínico de esta patología "tienen que ver con las mejoras en el diagnóstico con herramientas más precisas y sencillas que nos ayuden a seleccionar el tratamiento que mejor se ajusta a cada paciente", ha señalado, por su parte, la adjunta del servicio de Alergología del Hospital Regional Universitario de Málaga, la doctora Paloma Campo.
"Muchos pacientes con asma grave tienen una enfermedad compleja que consume muchos recursos sanitarios para poder controlarlo, así que confiamos en que, en un futuro cercano, podamos disponer de terapias eficaces y bien toleradas, que nos permitan alcanzar un control total de la enfermedad y sus comorbilidades para que el paciente deje de sufrir ingresos hospitalarios y pueda mejorar su calidad de vida", ha concluido la experta.