VALÈNCIA (EFE). Los herbáceos, la uva de vino y los frutales son las tres producciones agrícolas que más indemnizaciones del seguro agrario tienen asignadas en lo que va de año, a falta de un trimestre.
En total, dichos tres tipos de producciones agrarias concentran 328 millones de los 563 que en total hay previstos hasta septiembre, según el último informe de siniestralidad de la entidad de seguros agrarios combinados Agroseguro, a la que ha tenido acceso Efeagro.
La falta de agua y, por otra parte, episodios atmosféricos como el pedrisco, las heladas y las tormentas de viento están detrás de estos daños en el campo, que vive uno de los años con mayor siniestralidad de los últimos ejercicios.
No obstante, por ahora no se han alcanzado las preocupantes cifras de récord que se vivieron en 2023, cuando agricultores y ganaderos sufrieron graves pérdidas por la falta de agua.
Hasta septiembre, Agroseguro ha registrado en toda España 1.204.298 siniestros, que han afectado a 1.526.610 hectáreas; supone una caída del 53 % en superficie y del 8 % en el número de expedientes resueltos.
En el capítulo de indemnizaciones, son un 49 % más bajas que el año pasado y, la mayor parte, relativas al sector agrícola.
La ganadería, aunque ha contabilizado 1,2 millones de siniestros, apenas ha alcanzado los 125 millones en indemnizaciones previstas, de acuerdo al mismo informe.
Por tipo de siniestros ganaderos, la partida destinada a retirada y destrucción de animales es la más cuantiosa, tanto en casos como en indemnizaciones, con un total de 69 millones de euros.
Las enfermedades ganaderas, junto a los accidentes y la falta de pasto, solo han supuesto 78.187 siniestros, que derivarán en 45,93 millones de euros.
El año arrancó con un enero con varias borrascas y heladas, debido a las bajas temperaturas del interior peninsular; y se acumularon daños en cítricos en la Región de Murcia, Comunitat Valenciana y Cataluña.
Febrero fue más húmedo y caluroso de lo normal; fue el viento el que provocó pérdidas en los cultivos de plátano en Canarias, frutos rojos en Huelva y, de nuevo, de los cítricos en la Comunitat Valenciana.
Fue en marzo cuando se sucedieron diferentes borrascas con nombre propio como "Nelson" y "Mónica", que dificultaron el cuajado de frutales en diferentes zonas y daños cuantiosos en herbáceos, como cereales de invierno y leguminosas.
Para terminar el primer cuatrimestre, abril vivió dos importantes episodios de bajada drásticas de las temperaturas, con la uva de vino en amplia zonas de castilla como la más damnificadas.
Mayo tuvo una importante variabilidad atmosférica, con episodios antagónicos como heladas y días de altas temperaturas, muy por encima de la media normal del país; de acuerdo al informe de Agroseguro, esto generó daños en melocotón, pera y manzana; la sequía siguió agudizándose en varias zonas de España.
En junio llovió un 149 % más respecto a la media y la lluvia torrencial dejó cuantiosos daños en el ajo de Castilla-La Mancha, por ejemplo.
Ya en julio, las primeras olas de calor afectaron a Extremadura y Región de Murcia, mientras el pedrisco siguió perjudicando a cultivos herbáceos de secano y uva para vino.
Agosto -con su sucesivas olas de calor- siguió impactando en la uva, especialmente en Región de Murcia y Cataluña, donde tan solo en ese mes se registraron daños en 16.000 hectáreas.
Por fin, en septiembre, llegó Aitor, la primera borrasca de la temporada, que benefició a los cultivos leñosos; sin embargo, las precipitaciones tormentosas afectaron a tomate, lechuga y pimiento que estaban en plena recolección en Navarra y Castilla y León.