VALÈNCIA. Han pasado más de 100 años desde que Hofmann pusiera en marcha su pequeño taller artesanal de encuadernación de libros litúrgicos para convertirse en el líder nacional de productos fotográficos que es hoy. Un periodo en el que la compañía ha conseguido sobrevivir a las modas y tendencias de cada momento, diversificar su catálogo y dar el salto internacional. Un siglo de vida arraigada a Valencia, luchando contra el paso del tiempo y entrando en los hogares de millones de ciudadanos para mantener vivos sus recuerdos a través de sus famosos álbumes fotográficos.
Ahora, Hofmann forma parte de la multinacional Storio Group, marca que surge tras la fusión de Albelli y Photobox Group, empresa que en 2014 compró la firma valenciana. Sin embargo, su esencia no ha cambiado, solo su foco, más centrado en el mercado europeo. Tanto es así que anualmente produce cerca de 700.000 álbumes digitales para toda Europa desde sus instalaciones valencianas. Además, cuenta con un amplio surtido de productos que van desde la impresión en textiles a imanes o tazas personalizadas. Son más de un centenar las personas del equipo que cada día hacen posible que muchas historias perduren en el tiempo a través de sus artículos.
La particular historia de esta empresa se remonta a 1923, cuando su fundador Carlos Hofmann huyó de su Alemania natal para asentarse en València. Aficionado al latín y con la licencia eclesiástica que en aquellos años se necesitaba para manipular libros litúrgicos, decidió abrir un pequeño taller de encuadernación de textos bíblicos. Un espacio, ubicado muy próximo a la Catedral de València, en el que realizaba de forma artesanal el forraje de biblias y misales con bastante éxito en aquella época.
No obstante, su primera transformación llegaría en la década de los 60, tras detectar que este tipo de libros ya no suscitaban el mismo interés que antaño. Además, el Concilio Vaticano II acabó con la exigencia de contar con el permiso para manipular sus ejemplares, lo que también abrió el mercado. Unos cambios que llevaron a Carlos Hofmann a reorientar su taller hacia los álbumes fotográficos como alternativa para sobrevivir. Pero, pasado unos años, aquel movimiento tampoco fue suficiente y se lanzó a la impresión fotográfica en papel.
A partir de entonces, comenzó un proceso de diversificación motivado por los cambios sociales de cada época y el propio crecimiento orgánico de la empresa, que cambió sus instalaciones fruto del éxodo de la industria fuera de las urbes. "La diversificación ha sido una palanca de crecimiento de Hofmann. Fuimos pioneros en imprimir en papel fotográfico hasta la llegada de la era digital. Pero entonces llegamos a la conclusión de que gracias a la maquinaría que disponíamos podíamos imprimir también en telas o porcelana para tazas. Al final, se trata de adaptarse a lo que nos pide el cliente", señala Patricia García, responsable de RRHH en Hofmann.
La industrialización también provocó cambios en las instalaciones que pasaron de ser un pequeño centro artesanal en el corazón del casco antiguo de València a erigirse como una empresa industrial con 14.000 metros cuadrados de superficie en Paterna. Una ubicación en la que hoy en día prosiguen con su centro de trabajo, equipado con maquinaria automatizada.
En 2014, la familia Hofmann vendió la firma al grupo británico Photobox, que impulsó su internacionalización y crecimiento en el comercio online. Se mantuvo la marca, pero la familia se desvinculó de la compañía. "Antes de esa operación, los mercados eran España y Portugal, pero entonces comenzó la expansión hacia destinos como Francia, Reino Unido y Alemania", detalla Ramón Louzao, director de la planta. De esta forma, en este momento el 30% de la producción de la planta se vende en España, mientras que el 70% se exporta a Europa.
Asimismo, con la entrada del grupo británico se produjo otra renovación: el negocio se centró en el canal online y se abrió a nuevos productos relacionados con la impresión de fotografía como tazas, imanes o, incluso, textiles. "Era una cuestión de adaptarse o morir. Nuestro objetivo es que la gente pueda mantener sus recuerdos y vivencias", explica Miguel Sabater, responsable de producción de Hofmann y con más de 16 años de trayectoria en la compañía.
Hace unos meses, Photobox se fusionó con Albelli para crear el Grupo Storio. Esta nueva compañía suma unos ingresos consolidados de más de 340 millones de euros con más de 11 millones de clientes. De esta forma, Hofmann se ha convertido ahora en una de sus principales plantas de producción, pero sin perder su marca ni identidad, aunque también fabrica pedidos para otras firmas del grupo.
La planta en Paterna cuenta con varias áreas especializadas en cada uno de sus productos. La más grande es la de producción de álbumes, con nueve líneas para libros de cualquier formato. También, existe una sala de revelado de fotografía, zona especializada en textiles -toallas, almohadones, estuches o neceseres-, lienzos, imanes, tarjetas, pósters y tazas. Todo ello equipado con alta tecnología y sistemas automatizados para ir fabricando en función de la urgencia de los pedidos.
Lo cierto es que, aunque la marca es famosa por sus libros de recuerdos, el revelado fotográfico es su principal negocio. De media, son capaces de hacer frente a 1,2 millones de pedidos de fotos, mientras que álbumes están en el entorno de los 10.000 diarios y rozando niveles de 700.000 unidades anuales. Eso sí, estas cifras las alcanzan en periodos normales de actividad. En noviembre, a partir del Black Friday, y hasta Navidad se redobla el ajetreo en la fábrica con hasta 94.000 artículos fabricados de todas las categorías en un solo día.
De hecho, por estas fechas, el 'boom' de pedidos es tan fuerte, que solo calendarios pueden llegar a fabricar más unidades que todo lo producido meses antes. Incluso, superar el número de álbumes. "Solo en Navidad podemos hacer hasta 55.000 calendarios al día", explican. También crece de forma considerable el número de trabajadores, pasando de los dos turnos habituales a tres y aumentando su plantilla en planta del centenar de trabajadores a rozar casi los 500.
Asimismo, festividades señaladas como el 'Día de la Madre' provoca un pico de actividad en la fábrica, con incrementos de hasta un 60% de fabricación que en semanas estándares. Y más teniendo en cuenta que es una de las pocas fiestas cuya celebración coincide en varios países que es en el mes de mayo.
"Nuestro principal público son familias jóvenes que se dedican a la aventura y a viajar. También, personas más mayores, principalmente jubilados. De hecho, la mayoría de los álbumes están relacionados con las vacaciones", explica la responsable de RRHH. Sin embargo, en cuanto a los pedidos, existen notables diferencias en función del mercado. Y es que mientras en España la demanda va más enfocada hacia los libros fotográficos, en los países anglosajones se decantan más por las tarjetas de felicitación o para celebraciones, mientras que en Alemania el principal reclamo son los pósters de gran formato.
Pero, ¿cómo se crea un álbum Hofmann? Un software selecciona aquellos encargos más próximos a la fecha de entrega y los envía de forma automatizada a la rotativa para que empiece su producción. Lo primero que se imprime y fabrica son las tapas de cada volumen. Cada una lleva un código identificativo para hacerlo coincidir con su interior. La 'tripa' se revela y se manda a unas líneas de producción que se encargan prácticamente de todo el proceso: impresión, barnizado, corte y prensado. El último control de calidad lo hacen unos operarios, encargados de comprobar que el resultado final corresponde con el pedido del cliente.
En el caso del textil, primero se imprime en un papel que, posteriormente, se transfiere a la tela a través de un planchado específico. Así, son capaces de sacar cojines, mochilas y hasta toallas personalizadas. Para hacer todo esto posible, cada año la empresa acomete un fuerte plan de inversión en equipamientos y maquinaría para ir modernizando y facilitando el trabajo en la fábrica.
Con su integración en el Grupo Storio, Hofmann encara nuevos retos. Uno de ellos es en materia de sostenibilidad con la vista puesta en la reducción del consumo de CO2. Para ello, exploran el uso de otro tipo de papel y de procesos de impresión, que sean menos agresivos con el medio ambiente. Su objetivo es ser neutros en emisiones en 2030.
Asimismo, están homogeneizando catálogos dentro de todas las marcas del grupo para centrase en las demandas del cliente con el fin de ofrecer la mejor respuesta a sus demandas. Y ello con el foco puesto en Alemania, un mercado en el que tienen margen de crecimiento. También, están mejorando su aplicación móvil para que sea más sencilla e interactiva y el usuario tenga la misma experiencia haciendo sus pedidos a través de este formato que en la web.
"Sostenibilidad, foco en Alemania, llegar a los 25 millones de clientes y que la aplicación móvil sea una herramienta más en el negocio a través de su optimización y el uso de tecnología como la Inteligencia Artificial. Esos son los grandes retos de Hofmann para los próximos años", concluyen los responsables de la planta.