VALÈNCIA. El próximo 18 de enero se cumplirán nueve meses desde que la consellera de Sanidad, Ana Barceló, y la titular de Justicia, Gabriela Bravo, recorrieran el hospital de campaña levantado junto a la Fe con el anuncio bajo el brazo de que esta instalación podría recibir pacientes "en los próximos días".
Desde entonces, ni un solo enfermo ha sido ingresado bajo la carpa que ha costado al Gobierno valenciano más de 8,5 millones de euros... de momento, dado que todavía no se ha aclarado si la Generalitat se hará o no cargo de los sobrecostes que la empresa adjudicataria cifró en 2,45 millones.
El Gobierno valenciano siempre ha defendido que la mejor noticia respecto a los tres hospitales de campaña edificados (en València, Castellón y Alicante) era que no había existido la necesidad de ser utilizados. De hecho, durante la primera ola se habilitaron camas en otras edificaciones -como la antigua Fe de Campanar- o se instalaron pacientes en hoteles medicalizados. En cambio, ahora, a pesar de que también se ha recurrido a desviar pacientes a hospitales privados, parece que la medida no será suficiente por lo que los hospitales de campaña van a ser necesarios. Y la gran pregunta, ¿están listos?
La Conselleria de Sanidad es rotunda en su respuesta: sí. De hecho, desde este departamento se remitió este mismo miércoles un comunicado de prensa anunciando la autorización para el funcionamiento de estas instalaciones.
Ahora bien, los problemas -aún este miércoles mismo- no están solucionados al completo. Al menos en lo que se refiere al centro levantado junto a La Fe, las dificultades han sido notables, tal y como evidenciaba el informe de prevención de riesgos que hizo público ayer el PP.
En el documento, fechado el 6 de noviembre, se alertaba de diversas deficiencias como "charcos de agua", "riesgo de explosión" al encontrarse el cableado del alta tensión "al aire" y "sin protección", "riesgo de contactos eléctricos" debido a las "balsas de agua" formadas sobre los cuadros eléctricos, salidas de emergencias inadecuadas, falta de sellado del recinto que provocaban "corrientes de aire molestas" y "diferencias de temperatura y humedad" y, por último, una falta de "aislamiento acústico" de los equipos de climatización "muy próximos" a la estancia de pacientes. Todo esto siete meses después de presentarse a los medios tras presentarse la instalación.
En este sentido, desde la Conselleria de Sanidad aseguran que todas estas recomendaciones, de las que culpaban en algunos casos a las lluvias otoñales, fueron tenidas en consideración y solucionadas en gran parte en las semanas posteriores.
No obstante, a final de la pasada semana todavía se tenían pendientes algunas cuestiones concretas, según pudo constatar este diario a través de las comunicaciones internas entre diferentes fuentes sanitarias. Así, se hablaba de deficiencias como agua estancada en las lonas, la falta de revisión de los cuadros eléctricos, de los sistemas de climatización, de legionella, existencia de pequeñas filtraciones de agua en los baños y la advertencia de problemas de ruidos que causarían molestias en la casa Ronald McDonald -que aloja niños enfermos y sus familias- situada en los alrededores.
Desde Sanidad, de nuevo, se insistía a Valencia Plaza en que estas contingencias habían sido solventadas, si bien admitían que se estaba pisando el acelerador para resolver la última y quizá más importante: la climatización del recinto. En este sentido, según la información que posee este diario, la estancia no había podido ser calentada en los últimos días por encima de los 16 grados cuando el objetivo era alcanzar los 24.
Sobre esta cuestión en particular, las fuentes consultadas por este diario apuntaron a que este mismo miércoles la empresa encargada de ese aspecto había procedido a un refuerzo de la climatización en algunos módulos para comprobar la capacidad de elevar la temperatura hasta los parámetros deseados. De la misma manera, también se han instalado en las últimas horas el grupo de electrógenos correspondiente para que exista corriente eléctrica si se va la luz.
Con todo ello, cruzando los dedos para que no se produzca otra ola de lluvia y frío y que los refuerzos de climatización resistan, la Conselleria de Sanidad dio este miércoles por preparados para recibir pacientes al hospital de campaña junto a La Fe. Lo hizo apoyándose en una "nota de régimen interior" de la Subdirección General de Inspección Sanitaria de la que se facilitó a la prensa solo una foto del documento sin fecha ni firma. En el documento se hace referencia a un acta de inspección del 9 de diciembre, un informe del día 17 y "documentación complementaria aportada por el centro", probablemente porque ese segundo informe aún señalaba deficiencias.
Ninguno de estos documentos fue facilitado a los medios de comunicación a pesar de que, al menos Valencia Plaza, los solicitó con insistencia. Una manera de actuar habitual por parte del Consell -tanto en Sanidad como en Justicia y Emergencias- en todo lo relacionado con estas instalaciones, de la que nunca se ha facilitado ninguno de los documentos solicitados.
Al margen de estas cuestiones técnicas de funcionamiento y del bienestar de los pacientes, se libra en paralelo una intensa batalla política respecto a estas instalaciones. El PP, desde el principio, ha atacado la decisión del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, de levantar estas estructuras, considerándolas un despilfarro económico y de dudosa utilidad.
Hasta ahora, el Consell ha podido defender la decisión con el poderoso argumento de que la Comunitat Valenciana mantenía una cifra de contagios y de presión hospitalaria sensiblemente inferior a la media española, por lo que la utilización de estos recintos no era necesaria. Sin embargo, los datos ahora invitan a lo contrario: al margen de la escalofriante cifra de positivos diarios, con una hospitalización de casos covid de casi el 30% y de ocupación de camas en la UCI del 45%, los centros sanitarios empiezan a estar al borde del colapso por lo que ya se han iniciado las desviaciones a la sanidad privada.
Desde el PPCV lo tienen claro: instan a Puig a que rectifique y que habilite Feria Valencia como hospital de campaña eventual, imitando la estrategia que siguió con Ifema su compañera madrileña Isabel Díaz Ayuso. Una decisión que significaría una derrota política sin paliativos para el presidente de la Generalitat, quien fue el impulsor en su día de los hospitales de campaña. Es por ello que, para el jefe del Consell, además de la urgencia sanitaria de contar con estas instalaciones, existe también una necesidad política de que se visualice su utilidad en estos momentos de crisis.
Según comunicó la Conselleria de Sanidad este miércoles, estas instalaciones albergarán a pacientes mayores de 18 años con ingreso hospitalario por neumonía por covid en fase de resolución de la enfermedad así como pacientes con el perfil anterior o con condiciones de alta hospitalaria pero que necesiten permanecer temporalmente hospitalizados por imposibilidad de mantener medidas de aislamiento adecuados o en espera de ser transferidos al recurso asistencial pertinente.