MADRID (EP). Para medir el sueño de una persona, los investigadores siempre han confiado en enfoques costosos y lentos que solo podrían usarse en un laboratorio del sueño. Pero ahora científicos han encontrado una forma de capturar información detallada sobre los ciclos del sueño humano durante largos periodos de tiempo mientras las personas duermen en su casa de la manera habitual.
Según los investigadores, los hallazgos, detallados en un artículo que se publica este jueves en Current Biology, representan un gran avance en la investigación del sueño porque, por primera vez, será posible capturar objetivamente los hábitos de sueño de la vida real y la calidad del sueño de un gran número de personas.
"Prácticamente no ha habido posibilidad de obtener estructuras de sueño detalladas en un entorno de vida normal durante un largo periodo de tiempo -dice uno de los autores, Till Roenneberg, de LMU Munich, en Alemania-. No se puede dar fácilmente a alguien un electroencefalograma para que se lo lleve a casa y lo tenga junto a la cama. No se puede hacer durante seis semanas o seis meses. Vamos a ver cosas qué nadie ha visto antes".
La clave es un artilugio de investigación simple y portátil que se puede comprar por tan 150 dólares y que se asemeja a los auto-rastreadores disponibles comercialmente utilizados por los consumidores. Los artilugios, llamados actímetros, registran datos sobre el movimiento de la muñeca, de los cuales se pueden obtener patrones de actividad hasta de tres meses. Los investigadores usaron los actímetros para evaluar los ciclos de descanso/actividad no solo durante la vigilia diurna, sino también durante el sueño.
Los hallazgos son los últimos en un proyecto de sueño humano más grande y continuo, diseñado para aprender más sobre el sueño y su papel esencial en nuestras vidas al recopilar datos de sueño de miles de personas en el mundo real. El equipo de Roenneberg había estado recopilando información sobre la duración y la calidad del sueño mediante un cuestionario. El siguiente paso fue encontrar una forma de recoger mediciones objetivas de las características del sueño en un número similar de personas.
En el nuevo estudio, Roenneberg y sus colegas, incluida Eva Winnebeck, analizaron datos del actímetro recopilados durante más de 20.000 días de 574 sujetos, con edades de entre 8 y 92 años. Pero los patrones de actividad durante el sueño recogidos utilizando los dispositivos parecían bastante desordenados y fue difícil discernir los patrones cíclicos de sueño que normalmente se ven con otros dispositivos más complicados en el laboratorio.
Luego, notaron algo: al centrarse en los periodos de inactividad durante la noche, comenzó a surgir un patrón cíclico mucho más claro. Los investigadores utilizaron una conversión simple para medir la inactividad (en oposición a la actividad) en una escala de casi cero a 100, donde 100 representa la inactividad total. "Fue desconcertante cómo se aclararon las estructuras", dice Roenneberg.
Los científicos llaman a la nueva medida "inactividad locomotora durante el sueño" (LIDS, por sus siglas en inglés). Esas medidas mostraron que los patrones de movimiento reflejan los ciclos del sueño y replican la dinámica observada en el laboratorio. Los datos no mostraron diferencias de sexo en la dinámica del sueño derivada de LIDS, aunque los hombres se mueven más que las mujeres. Sí observaron grandes diferencias entre los individuos en función de su edad y horarios de trabajo.
Roenneberg dice que al principio no estaba claro cómo los ciclos de inactividad coincidían con los patrones de movimiento ocular rápido (REM, por sus siglas en inglés) y el sueño no REM, generalmente medido en el laboratorio. Un trabajo posterior reveló que los periodos de menor actividad reflejaban un sueño más profundo. Los de mayor actividad correspondían al sueño ligero y al sueño REM, debido a que, durante el sueño REM, las extremidades con frecuencia se contraen y esos movimientos son detectados por los actímetros.
A medida que los investigadores recopilan datos de esta manera en muchas más personas, esperan encontrar formas nuevas y mucho más objetivas de medir no solo el sueño sino también la calidad del sueño. Tales medidas son esenciales para evaluar si realmente funcionan las intervenciones para mejorar el sueño.
"En este momento, no podemos juzgar el resultado de las intervenciones -reconoce Roenneberg-. Si, por ejemplo, cambiamos el horario escolar, ¿se cambia la calidad del sueño? ¿Qué sucede con los turnos de trabajo o la iluminación interior? Todas las intervenciones necesarias para mejorar el sueño hoy solo se juzgan por la duración del sueño y preguntando a las personas cómo han dormido. No hay una manera objetiva de medir la calidad del sueño, y la necesitamos desesperadamente".
Roenneberg apunta que su equipo está listo para medir y comparar el sueño de las personas que viven en diferentes culturas, climas, latitudes y estilos de vida. En última instancia, estos investigadores planean construir infraestructuras 'online' para permitir que cualquiera cargue grabaciones de actimetría y reciba comentarios significativos sobre su sueño.
"Muchos dispositivos han intentado utilizar la actividad para evaluar las estructuras del sueño, pero nuestro método es simple, transparente y funciona especialmente en grabaciones a largo plazo -dice Roenneberg-. Esto ayudará a muchas personas que tienen problemas para dormir y con suerte incrementará la apreciación de la importancia del sueño para nuestra salud y bienestar".