El autor valenciano Javier Castañeda rescata la memoria de su abuela Raimunda en Migas, un cómic que se compone sin palabras y que habla sobre la emigración forzada tras la Guerra Civil española. El próximo jueves 14 de marzo el autor presentará el libro junto a la cineasta María Trenor en Arribada Llibres a partir de las 19h
11/03/2024 -
VALÈNCIA. Para que el que el autor Javier Castañeda acabara naciendo en València tuvo que pasar una guerra, la que obligó a su abuela Raimunda a migrar de un pequeño pueblo de La Mancha hasta València en busca de una vida mejor. En València, como en el pueblo, cocinaba la receta de Migas que traía desde su tierra, y que ahora da nombre a la primera novela gráfica de su nieto: Migas, publicada por Artistas Martínez y ganadora del Premio Aristas de Novela Gráfica 2023, en la que Castañeda repasa entre viñetas el viaje de su abuela entre ambas ciudades. Sirviéndose tan solo del dibujo, y con capítulos con una lenta fermentación el autor logra ahondar en el relato de las migraciones forzadas que sucedieron en España tras la Guerra Civil.
A lo largo de varios años Castañeda acompaña a su abuela al lado de su gran butacón y le escucha contar el relato de su infancia y de la huida, que ahora cobra forma en un cómic que dibuja sus recuerdos en tonos blanco y negro: “El relato parte de mi imaginación, hago la misma travesía que ella y a la vez intento representar algunos detalles de su historia real. Los objetos que le acompañan en la historia hablan por sí mismos”, añade el autor, “hay objetos que viajan con ella y que me permiten hablar de la continuidad de su relato”. Con esto Castañeda dibuja la única foto que conserva Raimunda de su abuela y también algunas prendas de ropa o maletas que le acompañan del pueblo a la gran ciudad haciendo que le conecten “con su lugar de origen”.
El lector se adentra en un campo de trigo y comienza a conocer a una jovencísima Raimunda, la misma que ve como las bombas caen sobre su pueblo y que se ve obligada a empacar las maletas para ir a un lugar mejor. Conforme crece podemos ver cómo se enamora, cómo abre un pequeño negocio de ultramarinos -que más tarde se ve obligada a cerrar- y cómo prepara a sus dos hijos para que vayan a clase una vez están instalados en València. “Es un diario visual de su relato, manchado también con algunos toques de ficción para mantener el ritmo. Se muestran zonas más céntricas de València porque aportan más a la historia y mantienen el ritmo, también edificios emblemáticos que permiten al lector saber dónde estamos sin palabras”.
Con esto el autor dibuja las Torres de Serranos, la Estación del Norte que se asemeja a la boca de un gran monstruo y edificios emblemáticos como la Finca Roja. Otros elementos conectan también con la figura de la abuela como tal, como la decoración o la forma de hacer las cosas: “Dibujo una cama con cabezal metálico que es de su casa y el butacón en el que nos sentamos a hablar y del que luego se desvanece. También el gesto de recoger migas de la mesa, tan característico de padres y abuelos”, explica Castañeda, quien se sirve de sus recuerdos de las tardes con su abuela para poder plasmar su hogar en València, germen de esta historia, en las páginas. Paseando entre recuerdos y trigales Castañeda es capaz de traducir horas y horas de conversaciones en un imaginario que se trabaja casi como un storyboard, también logra pintar la luz en tonos de blanco y negro cuando su abuela encuentra por fin una nueva vida en la ciudad y finalmente se compromete a salvaguardar el recuerdo de Raimunda con el mismo cariño con el que ella porta la fotografía de su abuela.
