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VALÈNCIA. Jesús Herrera (Petrer, 1976) ha inaugurado en el MuVIM la exposición Pintura caníbal, un proyecto que muestra el “resultado de la digestión caníbal del artista sobre el arte y la pintura occidentales”. El pintor alicantino es internacionalmente famoso por haber sido escogido por el Museum of National History de Dinamarca para inmortalizar a la princesa heredera Mary en la exposición que conmemora su cincuenta cumpleaños.
Becario de la Academia de España en Roma y ganador en 2013 de la beca de artes plásticas Alfons Roig convocada por la Diputació de València, cuenta además con una amplia trayectoria internacional. Ha puesto su mirada, pinceles y trabajos en México y Brasil, y ahora especialmente en Dinamarca, donde reside.
La exposición pone el foco en su investigación sobre la obra del pintor holandés Albert Eckhout, quien entre 1637 y 1644 viajó a Brasil contratado por el Conde Johan Maurits van Nassau-Siegen, gobernador general del Brasil holandés, para explorar y documentar el ‘Nuevo Mundo’ a través de bodegones y retratos. Sus frutas, verduras y habitantes exóticos a los ojos europeos, terminarán en la colección del Rey Frederik III de Dinamarca.
En el proyecto de Jesús Herrera se invierte el sentido y presenta su visión en espejo de la sociedad danesa actual, del mismo modo que Eckhout había proyectado la suya sobre el nuevo mundo. Dinamarca, ‘nuevo mundo’ para el artista, donde ha fijado su residencia. Así, Jesús Herrera, en un juego basado en modernas técnicas biométricas, convierte la palma de la mano en un retrato a modo de paisaje, pero también explora la tradición cultural de la vanitas en sus autorretratos como decapitado.
Gloria Tello, diputada del MuVIM, ha querido destacar “la trayectoria del artista valenciano que exhibe ahora en el MuVIM su madurez como pintor”. Se trata de un artista “de enorme bagaje. Jesús muestra toda la historia del arte jugada, ideada, transformada desde la inteligencia”, indica Rafael Company, director del MuVIM. “Y es que –indica el jefe de exposiciones del museo y comisario de la muestra, Amador Grinyó– se alimenta de la historia de la pintura, de las obras de los grandes pintores. Todo lo que ha visto, lo hace suyo, a su manera, creando una pintura capaz de ser el eco del pasado y a la vez voz de la actualidad, ahí está su grandeza”.