Jorge Pérez, una mirada fotográfica desde primera fila

VALÈNCIA. Jorge Pérez se sienta en primera fila, prepara la cámara, que ha elegido teniendo en cuenta la poca luz que va a haber y también la más silenciosa en su disparo. Y entonces, se levanta el telón. El fotógrafo no interviene en la función. Desde su posición intenta sacar todo el jugo a lo que va sucediendo. Puede tirar dos centenares de fotos: “Eres espectador a través de la cámara, no tienes tiempo a pensar nada más que intentar anticipar qué puede pasar ahora”, explica.

Lo hace frente a una selección de fotografías que componen dos muestras, dedicadas a dos experiencias en las que la cámara y él han sido espectadores. En primer lugar, Alma, de Anna Ros a través de Labú Teatre. Un montaje que busca convertirse un universo sensorial con materiales y texturas que sirven de metáforas para recrear las cuatro estaciones del año. Un espectáculo unipersonal pensado para los más pequeños que se pudo ver en Carme Teatre. Por otra parte, Tout finira bien, que aborda el tema de la madurez de la mujer dentro del codificado mundo del baile profesional a través del juego de cuerpos entre Christine Cloux y el director Jorge Picó.

Pérez, que acostumbra a hacer fotos a modelos en su propio estudio, Pikarte, quiso experimentar desde una posición incómoda, la de captar el movimiento desde una butaca, sin haber asistido a los ensayos, pura intuición y ejercicio de cámara. Su intención es la de resumir la esencia de la propuesta, ya que el contenido de cada pieza artística no depende de él.

En el caso de Alma, al ser un espectáculo infantil, todo está lleno de colores y estímulos. Anna Ros presenta las estaciones con flores, hojas, un carro de la compra, o  nu paraguas con un mantón de plástico sobre él. Pérez señala los detalles de las fotos, los elementos que la cámara ha congelado, las huellas del movimiento que desaparecen en la escena.

Por otra parte, la relación de Pérez con Christine Cloux se ha mantenido en el tiempo. Un retrato bellísimo es el inicio de una muestra que recoge distintos momentos de una pieza realizada con Jorge Picó en la que reflexiona sobre su propia condición de bailarina madura. La experiencia ha hecho que Cloux quiera volver a repetir con el fotógrafo. En la exposición, en todo caso, se nota el contraste de tono entre los dos espectáculo: de una propuesta colorida para los más pequeños, a una sobria coreografía.

¿Qué diferencian las fotos a las modelos que estas experiencias en la sala? “Hay toda una literatura escrita sobre esto, pero ahí es donde se reconoce la diferencia entre una modelo profesional y una aficionada. Christine Cloux en estas fotos está actuando, no posando. Por eso son tan intensas estas imágenes”, explica el fotógrafo.

La muestra forma parte de los actor de la Agrupación Fotográfica Valenciana (AGFOLVAL), que está celebrando durante estas semanas los 75 años de su fundación. La Biblioteca Pública de València suele reservar su espacio expositivo para varias propuestas de la Agrupación a lo largo del año.

Jorge Pérez está redescubriendo su afición a la fotografía. Desde joven reconoce su pasión por la cámara, pero ha sido a partir de su jubilación cuando ha podido dedicarle horas y fuerzas. No sabe por qué ha elegido la fotografía en artes escénicas como su campo de exploración, pero sí le gusta pensar que le saca del estudio y le diferencia. Ese disparo certero ante la imprevisibilidad de una obra de la que se informa, pero a cuyos ensayos no acude, y por lo tanto, de la que tan solo tiene una oportunidad de una única función, es el gran reto a conseguir.