VALENCIA. El hasta ahora impoluto presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, ha cosechado su primer gran fracaso político con la empresa Divalterra, la antigua Imelsa, al tener que aceptar la salida del cogerente Víctor Sahuquillo, cargo que nombró hace apenas diez meses provocando en su día un fuerte encontronazo en el seno del PSPV.
La maniobra ejecutada entonces fue considerada un golpe de mano de Rodríguez, uno de los dirigentes socialistas que suena para relevar en un futuro al propio Ximo Puig, al sustituir a Josep Ramon Tíller, próximo a José Manuel Orengo y Alfred Boix, dos pesos pesados del PSPV cercanos al jefe del Consell, por un hombre de su confianza, el citado Sahuquillo.
Un movimiento que causó un malestar sensible en el Palau de la Generalitat y en la cuarta planta de Blanquerías. Rodríguez completó la jugada situando a su director de prensa, Ricard Gallego, como jefe de Gabinete de la Diputación de Valencia -el puesto al que optaba Sahuquillo-, aprovechando precisamente la marcha de Orengo que entonces ocupaba el cargo. Un puñetazo en la mesa de relevancia que, ahora, se ha tornado erróneo posiblemente porque ni la estrategia ni los actores elegidos eran los adecuados.
Así, el cogerente de Divalterra envió este miércoles su escrito de renuncia al presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, en el que aseguraba ser "consciente de los errores" cometidos, además de haber pedido "perdón" por ello y mostrar su "máxima predisposición" a solucionarlos. En este sentido, cabe recordar que Sahuquillo había solicitado abonar todos los conceptos de las dietas que consideraran fuera de la nueva normativa que había entrado en vigor desde el 1 de noviembre. En total, 252 euros de gastos en bebidas alcohólicas dentro de comidas pagadas por la empresa durante un periodo de medio año.
En su carta, Sahuquillo admite que debe asumir sus "responsabilidades poíticas", si bien considera haber sufrido "una campaña orquestada por partidos políticos con la finalidad de equiparar unos determinados errores con delitos y así rentabilizarlo políticamente". En este sentido, el cogerente de Divalterra subraya que no puede "permitir" que el PP "extraiga de todo esto la conclusión equívoca de que todos somos iguales". "No voy a enumerar todos los casos por los que están siendo investigados por los tribunales. No me corresponde a mí", añade.
"Mi conciencia no me permite que sobre los errores que yo he cometido se construya un relato que tape aquellos que verdaderamente se tienen que enfrentar a la justicia", subraya Sahuquillo en el escrito, que concluye agradeciendo "la confianza depositada" y considerando "imprescindible" su salida de la empresa.
El aterrizaje de Sahuquillo en Divalterra en febrero fue el de un paracaidista solitario, este fue uno de los errores de Rodríguez, que desciende en una zona de fuego cruzado. Sus diferencias con la otra cogerente de Divalterra, Agustina Brines, nombrada por Compromís, y con el responsable de los Servicios Jurídicos, José Luis Vera, que venía designado por el sector de Orengo y que fue apartado por Rodríguez finalmente, han sido constantes en estos meses. Para aumentar el clima de desconfianza, hay que sumar que la plantilla de la antigua Imelsa continúa teniendo en puestos clave a cargos que estuvieron en su día trabajando codo con codo con Marcos Benavent, el llamado 'yonki del dinero' de la Operación Taula.
En este contexto, la auditoría interna nacida del departamento que dirigía Vera apuntó señaló una serie de salvedades respecto a posibles fraccionamientos de contratos -que fueron descartados por un informe posterior de los servicios jurídicos- y las citadas dietas que incluían bebidas alcohólicas en comidas con varios comensales cargadas a la empresa por parte de Sahuquillo. Un error que, pese a la intención de ser enmendado con el pago de los gastos, le ha costado el puesto al cogerente tras la publicación de las facturas por Las Provincias.
Así, la presión del grupo de Compromís para la salida del cogerente se hizo patente en una reunión días atrás con sus homólogos socialistas. De aquel encuentro salió una nota de prensa en la que se acordó una reprimenda pública a Sahuquillo, lo que provocó una crisis entre el responsable en Divalterra y sus compañeros en la cúpula de la Diputación. En los últimos días, el propio Jorge Rodríguez, quien anunció el vaciado de la empresa pública, sí trató de evitar la salida del cogerente, consciente de que su marcha significa un varapalo político de importancia. Sin embargo, el adiós de Sahuquillo, quien al margen de sus errores había transmitido en reiteradas ocasiones a Rodríguez y a Gallego las dificultades de gestionar en Divalterra por los conflictos internos, no tenía marcha atrás.