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José Ovejero contra la certidumbre en 'Mundo extraño': "A veces lo pasa uno bien pasándolo mal"

12/03/2018 - 

VALÈNCIA. Ganador del Premio Anagrama de ensayo en dos mil doce y del Alfaguara de novela en dos mil trece, y autor de cuentos, poesía, teatro y libros de viajes, Ovejero vuelve a los relatos con un volumen de historias caracterizadas por el desconcierto que generan, pero sobre todo, por su gran calidad

- ¿Qué te causa más extrañeza, la realidad o la ficción?

José Ovejero: Buf... [Risas] Empezamos fuerte... Yo es que no hago una distinción tan marcada entre realidad y ficción. Quiero decir: nuestra realidad la contamos como ficción, nos contamos historias para intentar explicarnos el mundo a nosotros mismos porque sin una historia con una mínima coherencia no nos levantaríamos de la cama por las mañanas; necesitamos entender, un mínimo de certidumbre, pero al mismo tiempo sabemos que es una construcción, que las cosas que nos contamos no son verdad. En la ficción literaria lo que haces es llevar más lejos esa especie de invención de lo real, pero creo que es la misma extrañeza.

- En los relatos de Mundo extraño [Páginas de espuma, 2018] uno se encuentra andando a este lado de la frontera de lo factible y cuando se quiere dar cuenta ya tiene los dos pies metidos en un territorio que muchas veces es inquietante, otras veces es cómico, a veces es doloroso, a veces es cómicamente doloroso -y a la inversa-. ¿Te sientes cómodo como narrador en estas tierras de lo extraño?

Sí, la verdad es que me gusta mucho, es algo que había trabajado más en la novela que en el cuento hasta ahora y me ha gustado mucho aplicarlo al relato. El entrar en estos mundos en los que yo mismo como autor todavía no sé hacia dónde voy, pero no solo hacia dónde voy en el sentido de hacia dónde va la trama, qué van a hacer los personajes, sino en qué tipo de mundo estoy entrando. Es como si de pronto te teletransportasen a otro planeta y no supieses si hay alienígenas amistosos u hostiles, qué tipo de atmósfera va a haber allí, con qué te vas a encontrar. Me gusta mucho ese irse deslizando con el cuento, en que uno se vuelve de pronto más absurdo, o más hilarante, y otro se vuelve más tenebroso o más doloroso. Está bien, está bien... Yo mismo voy descubriendo un montón de cosas.

- Al hilo de lo que dices, por lo que acabas de comentar, ¿cuánto tienen de improvisación los relatos? ¿Te has dejado llevar al escribir o has completado estructuras predefinidas?

No, ni siquiera parto en la novela de estructuras definidas, en el relato menos aún; yo sé que hay quien tiene esa teoría de que tienes un final, y todo se dirige ya hacia ese final predeterminado. Yo no tengo ni idea de cuál es el final ni de cuál es el centro. Voy escribiendo a partir de una situación. Por ejemplo, en Orfeo en la Habana [uno de los relatos de Mundo extraño] me imaginaba a ese rockero, ya un poco cascado, allí, intentando impresionar a esta jovencita, y lo pongo a andar, y lo que busco no es qué va a pasar, ni qué va a pasar al final, sino cuál es su voz, porque saber cuál es su voz me va a decir quién es, qué tipo de relaciones puede establecer, qué puedo esperar de él. En encontrar cómo habla, ahí es donde paso un tiempo, y entonces ya, Tarantino está en la Ilíada, la Odisea es death metal... Venga, adelante.

- Ese encuentro se da cuando ya te has puesto a escribir...

Sí, escribo un par de frases y ya, por ejemplo: estoy encontrándome a ese rockero sentado en la terraza, no sé más, ni quiero imaginarme más, solo su postura corporal, cómo habla, el tipo de anillos que lleva, que seguro que lleva uno con una calavera o algo así.

 

- Tiene mucho esto de método teatral.

Sí, supongo que sí.

- ¿Te gusta hacer sentir incómodo al lector? Más que preguntarlo, podría afirmarlo, sobre todo tras haber leído uno de tus relatos, ese que se titula Me duele más a mí. ¿No es arriesgado? ¿A qué tipo de lector le gusta sentirse así?

Es verdad que aunque digamos que es un libro muy lúdico, en el que hay humor y todo eso, también hay momentos terribles; Me duele más a mí a mí me parece un cuento atroz. Es cierto que cuando escribes este tipo de historias sabes que no vas a llegar a un gran número de lectores. Hay muchos lectores que te dicen, “yo no quiero complicarme la vida” o “lo que yo quiero es entretenerme” o “yo lo que quiero es pasarlo bien”. Sí, yo quiero pasarlo bien también, pero a veces lo pasa uno bien pasándolo mal. Sino, ¿por qué escuchamos música, por ejemplo, de Leonard Cohen? Hay autores, cantantes, artistas, que nos asoman a mundos tenebrosos pero que son los nuestros, y yo lo que quiero es asomarme a todo, por eso no me basta con asomarme a esa parte divertida, a ese jiji jaja, sino que necesito asomarme a la otra también, porque la otra también soy yo, y yo creo que si esos relatos más oscuros llegan a ciertos lectores es porque esos ciertos lectores se dan cuenta de que el mundo este no es tan extraño, que el mundo este tiene que ver con nosotros, y esa cercanía entre el amor y el dolor que hay en Me duele más a mí está ahí en todos nosotros; esa crueldad de la protagonista que rescata el amor haciendo daño a mí me parece que es muy interesante.

- A mí desde luego también me lo ha parecido. ¿Qué tienen los relatos breves que no tiene la novela, y a la inversa? Como narrador, no como lector.

Yo creo que los relatos breves, en cierto sentido, son más honestos que la novela. O más bien, la novela no es que sea deshonesta: hay una relación más honesta con ella, porque el lector y el escritor a menudo se asoman a la novela pensando que les va a explicar el mundo. Tú lees Patria y piensas que vas a entender el conflicto vasco, lees La montaña mágica de Thomas Mann y piensas que vas a entender el mundo de preguerra, y no es verdad del todo. En la novela hay una promesa que hemos heredado del naturalismo y del realismo que no se acaba de cumplir. Muchos novelistas ni siquiera lo intentamos, nos damos cuenta de ello, pero en un relato es imposible, sabes que ni siquiera hay esa expectativa, el contrato con el lector es otro, el relato lo que te dice es: te voy a dar una intuición, un chispazo, de algo que es importante para ti, y a ver qué haces con ello. En ese sentido me gusta el relato por esa honestidad en el contrato que tienes con el lector: mira, que no haya malentendidos, no te voy a explicar el mundo.

- ¿Qué es lo más extraño que ronda por el mundo ahora mismo?

Ahí el ranking es realmente complicado. Yo creo que lo más extraño, es... que hayamos conseguido ser tan indiferentes a la mayoría de los males del mundo con tan buena conciencia. Ahora mismo eso es lo que más perplejo me deja.


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