VALÈNCIA. Josep Santacreu (Guissona, Lleida, 1958) es licenciado en Medicina por la Universitat Autònoma de Barcelona, doctor en Organización de Empresas por la Universitat Politènica de Catalunya y titulado en Dirección y Administración de Empresas por ESADE. Con nueve años de experiencia en la dirección de hospitales y más de 25 años de trayectoria al frente de la aseguradora alemana DKV, ha estado toda su vida vinculado al ámbito de la salud.
Esto le ha llevado a adoptar un compromiso intrínseco que se refleja en la publicación de su primer libro '¡Plántate! Crisis climática, bosques y salud humana!'. En una conversación con Valencia Plaza, el ejecutivo y autor comparte cuáles serán los grandes desafíos del futuro, marcados por la crisis climática. Según explica, esta tiene un impacto directo en la salud de las personas y "va a dominar las próximas décadas de nuestra vida y de las siguientes generaciones", por lo que el momento de actuar es ahora. Se trata de una obligación de toda la sociedad en una carrera a contratiempo para salvar el planeta.
- ¿Qué le motivó a dar este salto a la literatura?
Bueno, creo que la literatura es muy grande para mí. Es un ensayo desde el intento de exponer las reflexiones y vivencias que yo he tenido alrededor de estos temas en los últimos años, obligarme a profundizar más, explorar otros autores e intentar ponerlo todo en una síntesis que sea accesible al gran público. Que me sirva personalmente para entender más las tres dimensiones que trato en el libro y su conexión: la dimensión de la crisis climática, la pérdida de bosques y la salud humana; todo está relacionado.
Es la reflexión de una persona de acción. Yo soy un ejecutivo, he hecho proyectos en el campo de la salud y en el tema de plantación de árboles. Hemos hecho también muchas acciones alrededor de qué puede hacer una empresa y los individuos para mitigar el cambio climático. Fruto de esta reflexión de unos años ha surgido el libro.
- ¿Cuál es su propósito?
Lo que pretendo es movilizar a cada uno de nosotros como ciudadanos, como miembros de una familia, pero también como empleados de una empresa o como votantes. Movilizarnos en los diferentes ámbitos creo que es importante para entender el problema, la urgencia del tema y proponer algunas acciones que todos podemos hacer. Es sobre todo una llamada a la acción.
Esto no lo puede resolver una parte de la sociedad o el sector público, los gobiernos, las empresas o las ONG. Todos hemos de reaccionar, empezando por nosotros mismos en nuestras prácticas. En qué movilidad hacemos, cómo comemos, qué es lo que comemos... Revisar cada cosa, aunque es verdad que el impacto que puede tener la acción individual comparado con una acción de gobierno decidida en favor de todo este cambio, no es lo mismo. Los gobiernos tienen una mayor responsabilidad porque tienen mucho poder a través de la regulación.
- Insiste en la conexión entre tres dimensiones. ¿Cómo se relaciona la salud humana con la salud del medio ambiente?
Históricamente, desde los padres de la medicina, hay una conexión entre la salud de un ser humano con lo que pasa en su entorno. Pero lo que sí hemos visto en las cifras más últimas que disponemos es que, como dice la OMS, el impacto de la crisis climática en la salud va a ser el gran reto de las próximas décadas.
Las olas de calor este año han producido miles de muertes anticipadas en España. Sabemos que la subida del calor impacta en más de 200 enfermedades, las agrava. La crisis climática incrementa la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Son inundaciones, incendios, sequías con grave impacto.
Luego está el tema de la contaminación, el origen de la crisis climática fundamentalmente está en el uso intensivo durante muchos años de combustibles fósiles. El uso de estos combustibles fósiles no solo está generando el efecto invernadero y el calentamiento, sino que lo que está haciendo es contaminar la atmósfera de manera muy relevante.
"7 millones de HUMANOS mueren al año por LOS efectoS de la contaminación atmosférica"
Se calcula que de los 49 millones de humanos que al año mueren en el planeta, 7 millones se debe directamente al efecto de la contaminación atmosférica, que fundamentalmente son los residuos de la combustión de combustibles fósiles. Luego hay otros 5 millones que son contaminación de temas de plásticos, contaminación de aguas, etcétera. Cada vez hay más evidencias obvias de relación entre la crisis climática y la salud humana.
El problema no es solo que hay un calentamiento, que los ecosistemas se perjudican… afecta a los seres humanos también. Y eso es lo que en parte intento aportar de nuevo en el libro, que no veamos la crisis climática como que se pierde la belleza del planeta, sino que nos afecta directamente a nuestro futuro.
- ¿Considera hay una concienciación en la sociedad frente a esta problemática?
Cada vez más, diría yo. Desde que empecé a pensar en escribir el libro a este momento ha habido un cambio sustancial. Lo que pasa es que vamos tarde, vamos lentos y probablemente deberíamos tomar medidas más intensas y más rápidas porque no tenemos mucho tiempo. Pero la gran duda es en qué momento se alcanza ya un nivel de no retorno, lo que se denomina el punto de inflexión. Hay algún experto que dice que ya lo hemos alcanzado, hay otros que dicen que no. Entonces, bueno, en cualquier caso, lo que no podemos es perder la esperanza y tenemos que ponernos a actuar para minimizar los daños.
- ¿Usted cree que sí estamos a tiempo de frenar?
Soy en general optimista en la vida, aunque en este tema no estoy convencido. Sé que lo único que nos queda es la esperanza, porque es la mejor opción. No nos queda otra cosa que hacer que tomárnoslo muy en serio y actuar.
- Antes ha nombrado algunos factores que son alarmantes, como el aumento de las temperaturas. ¿Pero cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la población a corto y largo plazo?
"No estamos yendo al ritmo que deberíamos; hemos de reducir a cero las emisiones de CO2"
El gran reto, el enorme reto, es que hemos de reducir a cero las emisiones de CO2 para no seguir llenando la atmósfera de anhídrido carbónico, que es el que genera el efecto invernadero. Estamos creando una estufa donde si seguimos emitiendo, pues llegará un día que esto va a ser muy complicado. El pasar del nivel de emisiones actual, de las 550 gigatoneladas anuales que emite el mundo, a cero para el año 2050 y más o menos a la mitad para 2030 es un esfuerzo enorme. La realidad es que en los últimos años, un año por la guerra y otro año por otra cosa, no estamos yendo al ritmo que deberíamos. Ese es el grandísimo reto, cómo evitamos las emisiones actuales.
El segundo es proteger los ecosistemas actuales, preservar lo que tenemos. Y el tercero, que es lo que propongo en el libro, es intentar recuperar espacios que se han perdido de bosque y replantar masivamente haciéndolo bien. Con las especies que tocan, con la densidad que toca, intentar recuperar buena parte de esta biodiversidad. El árbol es el gran instrumento que transforma el CO2 en oxígeno y eso es lo que necesitamos.
- Usted tiene una larga trayectoria al frente de una gran corporación que siempre se ha mostrado favorable a adoptar políticas sostenibles. ¿Cómo le ha influido?
Obviamente me ha influido todo el esfuerzo que llevamos haciendo desde más de 15 años en DKV con este tema. En nuestra empresa hicimos algo que recomiendo a todo el mundo, a todas las empresas, pero también a particulares y organizaciones. Que midan su huella de carbono. Ya hay maneras de tener una aproximación de qué emisiones estamos generando cada uno de nosotros. Hay contadores y tú puedes ver cuánto estás emitiendo.
Nosotros, en 2004, medimos nuestras emisiones e hicimos un plan de reducción y en el 2007 conseguimos reducir la gran mayor parte. El resto lo que hicimos fue programas de compensación, financiar proyectos que generen captación de CO2 que compense nuestra emisión. Y somos neutros en el CO2 desde 2007. Animaría a las empresas a que sean cuanto antes neutras en CO2; no es tan difícil y se puede hacer.
- ¿Diría que en términos generales hay una responsabilidad por parte de las grandes compañías?
No suficiente. Estamos donde estamos porque hemos destruido este maravilloso planeta, lo hemos llevado a esta situación de extremo cerca del acantilado y hemos de ser autocríticos de que no hemos hecho las cosas que teníamos que hacer. Lo triste es que igual somos la última generación que tiene la oportunidad de evitar la gran hecatombe.
Quizá hace 50 años se sabía poco de esto, había dudas o era un tema poco conocido, incluso había detractores. Hoy en día es tan amplio y tan masiva la información que tenemos por parte de la ciencia respecto a que el ser humano, con su actividad diaria, con su ‘colonización’ del planeta, ha generado la aceleración del cambio climático... Es tan obvio que no hay duda, lo sabemos desde hace años. Tenemos poco tiempo y lo que hay que hacer es actuar. En general, las empresas tenemos que hacer mucho más.
- También comentaba que desde que empezó el libro hasta que lo terminó ha visto ese cambio en la sociedad, una evolución en la mentalidad de las personas. ¿Serán las futuras generaciones serán más consecuentes?
"Hay gente joven que se plantea no tener hijos por el cambio climático"
Sí, los jóvenes son mucho más sensibles. Hasta cito en el libro que hay algún sector de la gente joven que sufre ecoansiedad, la ansiedad por qué va a pasar con el cambio climático. Uno de los datos muy, muy duros es cuando se pregunta a las personas jóvenes, nos dicen que un porcentaje grande de ellos se plantea no tener hijos porque el cambio climático les lleva a no tener hijos, por todo lo que puede suponer tener más descendencia.
Yo ahí sí que daría un mensaje. El problema no es la sobrepoblación. Desde que yo nací, más o menos los que nacimos alrededor de los años 60, en la Tierra había 3.000 millones de habitantes y hoy hay 8.000 millones; cuando muramos habrá 9.000. Habremos vivido en una generación triplicar el número de habitantes del planeta. Esa tendencia se está aplanando y todo apunta a que no pasaremos de los 10.000 millones. En el planeta hay recursos, lo que pasa es que tenemos que gestionarlos de otra manera. Lo que no se puede es vivir con el tren de derroche sobre todo de combustibles y de energía. Es decir, habrá que repensar mucho qué consumo de energía hacemos y que esa energía sea de origen renovable.
- ¿Cómo podemos contribuir cada persona a hacer un mundo mejor?
Lo primero es ser conscientes de la realidad, de lo que pasa, no mirar hacia otro lado. Ese era parte del objetivo del libro, hacer ver a los quizá no tan convencidos lo importante que es este tema. Hay un impacto en la parte alimentaria, en la parte de salud, en la organización de la sociedad, en la movilidad, en la vivienda. A partir de ahí, sugerir y proponer medidas que todos podemos ir tomando para minimizar el calentamiento y para adaptarnos mejor a lo que ya es una realidad de un mundo nuevo, de un nuevo planeta. La humanidad no puede estar sana en un planeta enfermo, debemos cuidar la naturaleza porque ahí está nuestro futuro, nuestra salud y nuestra calidad de vida.