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PROTAGONIZA 'lA FIESTA DEL CHIVO'

Juan Echanove: "El populismo autoritario surge cuando la sociedad no está a la altura de lo que está pasando"

El artista presenta en València la adaptación teatral de 'La fiesta del Chivo' de Vargas Llosa, una denuncia a la brutalidad de la dictadura dominicana

12/11/2020 - 

VALÈNCIA. Mario Vargas Llosa escribió en el año 2000 acerca de la dictadura que asoló a República Dominicana entre 1930 y 1961. La fiesta del Chivo, su obra, se sumergía en aquel contexto sociopolítico desde tres ángulos distintos: el de una víctima de violación del dictador Trujillo, a quien su padre vendió para satisfacer los deseos del tirano; el de quienes asesinaron al dictador y el del propio Trujillo poco antes de su muerte. Se trata de una historia plagada de denuncias, que hace poco fue adaptada al teatro de la mano del escritor Natalio Grueso. Dirigida por Carlos Saura y protagonizada por Juan Echanove, en el papel de Rafael Leónidas Trujillo, y por Lucía Quintana, la obra llega el próximo 25 de noviembre al Teatro Olympia.  

La brutalidad que el dictador dominicano ejerció sobre su país es de sobra conocida, pero reflejarla sobre un escenario es una tarea difícil. Juan Echanove así lo ha explicado a Culturplaza. Sin embargo, pese a las dificultades –acrecentadas por el parón que impuso la cuarentena- el actor explica que interpretar a Trujillo ha sido “todo un reto” para su carreraEchanove siempre se ha visto cómodo dando vida a indeseables, pero en muchas ocasiones, tales personajes tenían una actitud muy marcada y explícita. Un ejemplo de ello es cuando hizo de Franco en Madregilda. Señala que con el dictador dominicano es distinto: “todos tenemos una idea muy concreta y generalizada de cómo era Franco, pero con Trujillo esto no ocurre”. De este modo, se ha podido adaptar el personaje a sí mismo, a lo que él creía conveniente. Y el resultado, que podrá verse hasta el próximo 6 de diciembre, es “muy impactante”. 

Un dictador “brutal y malvado” 

Por encima de todo, ha recordado Echanove, La fiesta del Chivo “es la historia del ajuste de cuentas de una hija con su padre”. Se trata de Urania Cabral, una abogada que escapó treinta años atrás de las garras del dictador tras ser violada –y casi asesinada- por él, gracias al auxilio de unas monjas que la ayudaron a escapar a Estados Unidos. Una vez muerto el tirano, Urania decide volver a República Dominicana a visitar a su padre moribundo. Agustín Cabral –el padre-, era uno de los altos cargos del Régimen y regaló a su hija al dictador para que este hiciera con ella lo que le viniera en gana.  

Juan Echanove ha tenido que lidiar sobre las tablas con un personaje que, pese a encarnar un nivel tan grande de maldad, “era difícil de definir”. “Es curioso -señala-: Trujillo era un personaje muy marcial, sí, pero no se sabe mucho de cómo era su tono de voz, por ejemplo, su manera de andar o incluso su aspecto físico. La gente no suele tener en mente esos detalles”. Por ese motivo, Echanove quiso llevarse al personaje a su propio terreno. “Estuve hablando con Carlos Saura –el director de la obra-. Le dije: «¿Qué pasa si me invento los detalles?» Él me respondió: «¿Y qué hacemos con el bigote?» Le dije: «Se lo quitamos». Y le gustó la idea”. A partir de aquello, director y actor fueron dando forma al personaje. “Teníamos claro que debía ser pulcro. Había que economizar gestos, tonos, volúmenes, todo”. Siempre teniendo en mente una dinámica muy clara: “El mayor disfrute de su terror era la humillación, hacer temblar hasta a sus mejores amigos y a su familia. Tenía que conseguir que fuera el espectador quien sintiera esto, no el actor quien lo provocara”. 

Carlos Saura. Foto: SERGIO PARRA

Ese proceso de interiorización de Trujillo ha permitido a Echanove explicar las razones de su maldad. “Cuando uno se cree que es el padre de la patria tiene un comportamiento con sus súbditos de 'palo y zanahoria'. Un padre tirano y dominante, elevado a la dimensión de un país, se cree propietario de los cuerpos y las almas de los ciudadanos, se cree con derecho a todo”. Y en relación a cómo esto es tolerado socialmente, el actor opina que “el ser humano, a veces, no se da cuenta de lo que ocurre ante sus ojos”. Como compensación, añade, “el hecho teatral te acerca precisamente a eso, te permite verlo de cerca”.  

Un elenco joven y una dirección de mentalidad joven 

Juan Echanove ha destacado la calidad del elenco de La fiesta del Chivo, formado por Lucía Quintana, Manuel Morón, Eduardo Velasco, Gabriel Garbisu y David Pinilla. “Carlos Saura es muy joven mental y estéticamente. Desde el principio pedí que el elenco no estuviera condicionado por el grado de popularidad, sino que fuera talentoso, no necesariamente muy famoso. Plantear esto a una empresa privada es todo un reto, tienes que estar muy seguro para acceder”.  

De esta manera, Echanove apunta que cuando se cerró el elenco se dijo a sí mismo que la obra podía llegar a ser muy potente. “Hay mucha fusión, cada uno tiene su estilo, su procedencia... Pensé que lo pasaríamos bien, y así fue”. En esa línea, el actor arguye que en un momento como el actual –marcado por las restricciones-, “la trazabilidad y la organización de una obra es incómoda”. Sin embargo, desde el optimismo añade que “a más incomodidad, más nos agrupamos los actores y mejor funcionamos como grupo”.  

Echanove también ha elogiado la capacidad artística de la generación actual de jóvenes actores españoles. Opina que estamos en un momento muy bueno, pues cada profesional “tiene acceso a todo el repertorio, producción histórica, literatura, etcétera, que se ha hecho hasta ahora”. Además, explica, “son muy dados a crear movimientos generacionales”, es decir, “no son nada individualistas, lo cual hay que observar muy bien porque son una gran fuente de inspiración”. 

“Trujillo es incomparable con cualquier gobernante de hoy” 

Preguntado acerca de las similitudes entre la dictadura de Trujillo y el mundo actual, Echanove ha sido claro: “Trujillo es incomparable con cualquier gobernante de la actualidad”. Esto es aplicable a Occidente, pero el actor ha reconocido que la deriva autoritaria de los últimos años en el mundo es muy preocupante. Explica que “el populismo, generalmente autoritario en la actualidad, surge en momentos en los que la sociedad, a través de sus representantes, no ha sabido estar a la altura de lo que estaba pasando”. Opina que “cuando no se dan respuestas a las preguntas y se pasa por encima de derechos fundamentales sin que nadie diga nada, se potencia una vía populista que revienta en enfrentamientos” y que, por otro lado, “no se puede vivir con un discurso tan vacío e inexistente, aunque muchos países lo utilicen”. 

Lucía Quintana. Foto: SERGIO PARRA

Afirma que esto es algo que debemos interiorizar, o que, de lo contrario “será el fin”. “Hay que ser crítico con políticos y representantes institucionales. Hay que reconstruir [el sistema]. La pandemia ha acabado con todo, no se salva nada. Si no vamos todos de la mano, no salimos de esta”. 

Feminismo y cultura segura 

La obra parte de la historia de una mujer maltratada y violada que retorna a su lugar de origen. Vargas Llosa -y ahora Natalio Grueso y Carlos Saura- plantean a la figura de Urania como aquella a quien vejan, pero también como aquella que camina de la mano del público. “La obra no es eminentemente feminista, pero sí que puede oler el machismo”, explica Echanove. Es feminista en el sentido en que, al ver que el machismo se desarrolla en toda su dimensión, evidentemente nos decantamos por defender a Urania”. Eso es, según él, “una actitud feminista que desarrolla la propia dramaturgia. El espectador hace el personaje de la mujer suyo, y al de Trujillo de otro, y eso es bueno, pues muestra una injusticia real muy fuerte frente a la que hay que navegar”.  

El actor, de igual forma, ha denunciado durante la presentación de la obra las restricciones que el gobierno continúa imponiendo a la Cultura. “No quiero reclamar más veces que es seguro venir al teatro. Quiero que me obliguen a salir de mi casa, a viajar por todas las comunidades y a ponerme en un cierto riesgo de contagio como el que sufre cualquiera de nosotros. Quiero seguir haciendo una actividad que es esencial para la gente. Tengo una responsabilidad con mi público, y hasta que me lo prohíban, estaré en el escenario”. 

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