COCINAS DEL UNDEGROUND

‘Jueves Gordo’: el atracón de donuts con el que Polonia sacia su gula en València

Dicen que una vez al año no hace daño. Tampoco para la comunidad polaca en València, que dio rienda suelta a su aparato digestivo el pasado jueves, previo a la Cuaresma cristiana. Les acompañamos en este atracón de pączki y no morimos en el intento

| 28/02/2020 | 5 min, 10 seg

El 97% de los polacos son católicos. Lo son de nacimiento, ya que, de tener la menor inquietud por dejar de formar parte de la estadística, deben invertir tiempo y esfuerzo en apostatar. Es, antes incluso de que Juan Pablo II fuera arzobispo de Cracovia, uno de los países más ligados a la Iglesia católica y, como en España, su calendario festivo se asemeja mucho a sus ritos de fe. Como en España, también, su variedad de dulces tiene mucho que ver con esas celebraciones, sus ayunos previos, sus contingencias y sus liberaciones, porque los sacrificios con azúcar cuestan menos.

Antes de entrar en la masa del pączek, desconecten el contador de calorías que instalaron en su cabeza hace algún tiempo. Guarden con llave la báscula, salvo que se refieran a la que permita pesar las medidas de harina, leche y mantequilla. Los pączek son los donuts polacos, aunque el estímulo en el centro de placer del cerebro sea una versión mejorada con estos dulces centroeuropeos. Y, aunque se pueden comer durante el año, hay una festividad que marca el apogeo de su ingesta: el último jueves de cuaresma. El llamado –sin prejuicios– ‘Jueves Gordo’. Y con razón.


La comunidad polaca en València, de todo tipo y a menudo ligada por las idas, venidas y relaciones afectivas derivadas de un erasmus, se dio el atracón el pasado jueves. Un festín que duró todo el día también en el que será uno de nuestros próximos destinos por las cocinas migrantes de la ciudad, el restaurante U Polek. Pero también en el otro templo en el que las y los polacos –sin necesidad de rezo ni genuflexión– escuchan ‘la llamada’ y vuelven a su tierra a través del lineal: el supermercado Zubr.

Este año en Zubr han hecho algo más de 300 pączek. La mayoría de ellos se venden en la tarde y noche del miércoles “para aquellos que trabajan de madrugada”. Y desde la mañana del jueves, el pequeño mostrador de este supermercado polish es un trajín de centroeuropeos llegados de toda el área metropolitana de València. “Al menos, debes comer uno en este día. Incluso las modelos o los presentadores de televisión se muestran en sus redes sociales comiendo un pączek, porque la tradición dice que de no hacerlo tendrás un mal año”, como nos cuentan la madre e hija que regentan este negocio familiar.

Es curioso que esta pequeña tienda se ubicara durante algunos años en Vinarós, cuyo carnaval es fiesta de interés turístico y que se conecta con esta tradición: “el ‘Jueves Gordo’ también sirve para despedir al carnaval”, cuentan. La tradición canónina lo que marca es que en ese jueves los polacos se despiden hasta el final de la cuaresma del alcohol y los dulces y esto, según fuentes consultadas a pie de lineal, “es mucho decir”.

Viaje al interior de un pączek

El pączek es un donut, pero la principal diferencia en esta festividad es que no se incluye el menor tipo de conservante o de sustentador químico ya que se ha de comer fresco. Del día. De hecho, si Zubr no hubiera vendido alguno de sus 300 (para las seis de la tarde ya no quedaban) al día siguiente hubieran estado duros como una piedra.

Hay muchas versiones de los pączki, pero la más habitual (y deliciosa) es la que está rellena de confitura de fresas, como la venden en Zubr. O también de fresa salvaje. O de ‘rosas’ o de cualquier confitura, que ya saben la larga relación de polacos, rusos o balcánicos con estas mermeladas. Hay pączki de manteca, cacao, chocolate blanco y, en realidad, rellenos en cada tienda (donde este día se forman colas quilométricas) con su toque especial. Eso sí, glaseados con azúcar y habitualmente con algún toque de ralladura de limón o naranja en el proceso de elaboración de la masa. Una masa posteriormente frita que, si es fresca del día, resulta suntuosa y bastante irresistible.

En Polonia se da por establecida la media de tres pączek per cápita en este ‘Jueves Gordo’. O sea, que en un solo día se comen (al menos) 120 millones de donuts tradicionales. Una historia que a muchos puede que les suene si han vivido en países como Estados Unidos o Canadá, donde lo que se celebra no es un ‘Jueves Gordo’, sino un Fat Tuesday. Y sí, la fuerte emigración polaca a Norteamérica está relacionada con esta ingesta retrasada hasta el martes previo al crucial miércoles de ceniza.


Por suerte, si viajas a Polonia podrás comerte unos pączki cuando quieras. Quizá no tan frescos y sin duda alejados de la alegría de compartir un atracón con 40 millones de personas. En València tendrás que esperar al próximo ‘Jueves Gordo’, el de 2021. Hasta entonces, puedes ir a conocer Polonia a través del pequeño supermercado Zubr. Como las y los polacos que pasan por allí una o varias veces al mes con tal de regresar a casa a través de sus embutidos ahumados (les flipa todo lo ahumado, sin solución), arenques y pepinillos en conserva (tremendos) y una variedad de cervezas y vodka de sabores que, ¡vaya!, son la compra habitual de los españoles que viven a su alrededor. Es lo que tiene el downtown de Benimaclet, pueblo de fuertes convicciones y ajetreada vida universitaria.


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