VALÈNCIA. El sector del diseño anda revuelto esta semana tras la publicación del cartel del ayuntamiento de Lugo para publicitar los festejos del Arde Lucus 2023. La obra, que firma Borja Mirón, resultó extrañamente familiar para los profesionales –y público- valenciano, tras detectar grandes similitudes con la campaña gráfica de las Fallas 2018, firmada por María Pradera y Lorena Sayavera, líderes entonces de Estudio Yinsen. Las sospechas de plagio obligaron al gobierno del municipio a convocar al jurado que había seleccionado el cartel horas después de hacer público el fallo, una reunión que terminó dando por anulada la elección y retirando la obra de Mirón. Así, tras analizar las “muchas similitudes” entre ambas obras y considerar que no cumplía con los criterios de evaluación –“que exigía que solo se presentaran a concurso diseños originales”- la pieza era descartada y se elegía una nueva obra, en este caso firmada por María Andrea Freire Parga.
El caso ha levantado una polvareda entre los profesionales del sector, no solo por el propio cartel, sino también por el modo de selección. Cabe destacar que el proceso impulsado por el ayuntamiento de Lugo se basaba en un concurso especulativo a través del que los creadores presentaban sus propuestas, que pasaban un primer “filtro” con una votación popular por redes sociales. Tras esto un jurado elegía el vencedor, con un premio de 1.500 euros. Este tipo de convocatorias ha sido duramente criticada por las distintas entidades profesionales, un modo de selección que, a juicio de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), ha sido clave para el desenlace.
“Nos vuelve a sorprender una nueva noticia sobre un caso de convocatoria especulativa para el diseño de un cartel de fiestas. Lo que no nos sorprende tanto es el resultado: un cartel cuya sospecha de plagio planea de manera rotunda y evidente”, denuncian en un comunicado. “Las similitudes entre el cartel elegido por la Concejalía de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Lugo para la fiesta Arde Lucus 2023 de Borja Mirón y el de las Fallas 2018 de Yinsen Studio son indiscutibles. Pero, ¿qué otra cosa se puede esperar del resultado de una convocatoria de encargo de diseño abierta a “toda la población” (sin importar su vinculación al diseño) y que se basa en hacer trabajar gratis a quienes participan?”.
Así, desde la asociación han mostrado su “desacuerdo” con este tipo de convocatorias, que han calificado de ejemplo de “desconsideración hacia quienes nos dedicamos profesionalmente al diseño”, al tiempo que han instado a las administraciones públicas a asumir su rol “ejemplarizante” en este tipo de procesos. “Este tipo de concurso daña a nuestro sector y, por supuesto, a quien lo convoca por falta de rigor y seriedad, pero también al destinatario final, la ciudadanía, que recibe un proyecto mediocre […] Una administración pública debería asumir su capacidad ejemplarizante, en este caso, en cuanto a una correcta gestión de contratación de proyectos de diseño y hacerla con unas condiciones laborales dignas para quienes se dedican profesionalmente a ello, no a través de concursos especulativos”.
La asociación ha estado históricamente en contra de este tipo de procesos. De hecho, muy recientemente, se mostraron críticos con el proceso impulsado por el colectivo musical theBasement y la Escola Superior de Disseny de València (EASD València), un proceso que tenía por objetivo que un estudiante diseñara el escenario principal del festival de música Días de Campo con una recompensa de 300 euros y una entrada para el evento. “Existen otras alternativas a los concursos abiertos como este que ha llevado al presunto plagio del cartel que, además de respetar a quienes se dedican profesionalmente al diseño, suponen una garantía en la calidad del resultado final”, recalcan desde la ADCV, quienes, además, han impulsado recientemente una guía sobre cómo contratar diseño.