VALÈNCIA. La decisión de Vox de romper todos los pactos de gobierno autonómicos con el Partido Popular ha revuelto el tablero político nacional y autonómico. Pero también, de manera más o menos directa, al panorama municipal. Especialmente en el Ayuntamiento de València, donde los dos socios de gobierno han protagonizado en este primer año de mandato, y tras nueve meses de ejecutivo de coalición, varios encontronazos públicos y sonoros. El último, sin ir más lejos, este mismo viernes, a cuenta de la concesión de la licencia al Valencia CF para reactivar las obras del Mestalla.
La ruptura de los pactos autonómicos como el de la Comunitat Valenciana, anunciada por Santiago Abascal este jueves, no se extendía a los gobiernos con los populares en los ayuntamientos. Sin embargo, poco duró la tranquilidad, pues el líder de Vox quiso alertar este viernes de que los pactos locales con el PP están en peligro también si los ayuntamientos que gobiernan "colaboran activamente" en el reparto de menores migrantes no acompañados. Si eso ocurre, dijo en una entrevista, Vox "tendrá que salir" también.
En las filas populares del Ayuntamiento de València, que encabeza la alcaldesa María José Catalá, se mantuvieron durante este viernes tranquilos sobre la pervivencia del pacto, al menos de momento. Sin embargo, pocas voces populares se atreven a poner la mano en el fuego a largo plazo. En ese sentido, la contundencia de la dirección nacional de Vox desoyendo a rostros visibles autonómicos como el ex vicepresidente valenciano, Vicente Barrera, no ayuda a infundir excesiva confianza.
Con todo, públicamente los portavoces de ambos partidos en el consistorio, Juan Carlos Caballero, y Juanma Badenas, confirmaron la vigencia del pacto: "Este ayuntamiento sigue trabajando de forma contundente, con responsabilidad, con sentido común y ofreciendo estabilidad a todos los valencianos porque lo más importante es trabajar por ellos", afirmó el representante del PP, para añadir que la ruptura en los ejecutivos autonómicos "aquí", en la capital valenciana, "no afecta".
También Badenas aseveró que "el pacto municipal sigue vigente" en València y garantizó que se va a continuar con el acuerdo "establecido para la gobernanza del Ayuntamiento". "Llegamos al gobierno del Ayuntamiento para tener un gobierno fuerte y eficaz que defendiera los intereses de los valencianos" y "tiene que ser cumpliéndose el pacto", declaró, para aseverar que "por encima de todo" los concejales de este grupo están "para defender los intereses de los valencianos".
Con todo, lo cierto es que las marejadas nacional y autonómica dejan al Ayuntamiento de València como la institución más grande gobernada por el Partido Popular en coalición con Vox. Una circunstancia que antes compartía con diversos gobiernos autonómicos, entre ellos el valenciano, cuyas refriegas y polémicas ocupaban parte de la agenda pública nacional. Así, tras el cambio de panorama, la actualidad en el seno del gobierno de València puede centrar una mayor atención a partir de ahora.
Asimismo, tras abandonar Vox el gobierno autonómico, la relación entre ambas formaciones entra en un nuevo escenario de dualidad: mientras el partido de Abascal asegura que no puede "garantizar ninguna estabilidad" a nivel autonómico al gobierno de Mazón y que lo apoyará si "hace las cosas bien", a nivel local el grupo municipal que encabeza Badenas sigue atado a las decisiones del gobierno municipal, sin tanta autonomía para hacer oposición contra el Partido Popular. Cabe tener en cuenta, en este sentido, que el president de la Generalitat puede disolver Les Corts y convocar elecciones anticipadas, facultad que no existe para los ayuntamientos.
Con todo, esto no implica que desaparezcan los desacuerdos públicos. Ya ha ocurrido en materia de feminismo, por ejemplo, y este mismo viernes hubo un nuevo ejemplo de disensión a cuenta de la concesión de la licencia de obras para reactivar los trabajos del Nou Mestalla por parte de la concejalía de Urbanismo, que dirige el popular Juan Giner. Una decisión que en el ala voxista consideraron "unilateral" por parte del Partido Popular y afearon a sus socios de no haberles informado del paso administrativo en un momento en el que ambas fuerzas negociaban las limitaciones urbanísticas que se querían imponer al Valencia CF.
"Es una decisión unilateral", advirtió el portavoz de Vox, quien aseguró que su formación "no puede estar de acuerdo". Así, recordó que PP y Vox llevaban "varias semanas, casi mes y medio, tratando de resolver la cuestión de presentar una moción conjunta por parte de los dos socios que no diera derechos urbanísticos al Valencia CF el día 3 de agosto". Ese día finaliza la suspensión de licencias para el enclave del Nou Mestalla, por lo que si no se aprueban condicionantes urbanísticos, el club o un tercero puede explotar los suelos residenciales y terciarios sin condicionantes.
"El Partido Popular ha roto con esta posición, concediendo una licencia con derechos urbanísticos a Peter Lim. Nosotros no podemos estar a favor de ello", dijo el portavoz de Vox. Desde las filas populares, explicaron que lo que estaban negociando con Vox son los condicionantes urbanísticos, pero que el otorgamiento de una licencia "es un acto reglado" que no admite discrecionalidad. En ese sentido, aseguraron, se ha estudiado "incluir en la licencia todos los condicionantes posibles" por si, llegado el 3 de agosto, no se ha cerrado nada a nivel urbanístico.
La tensión generada por la crisis entre ambas formaciones a nivel nacional y autonómico, azuzada por la mañana con las palabras de Abascal en cuanto a la posibilidad de romper también pactos municipales, provocó un fuerte rumor de que el malestar generado en las filas de Vox por el permiso de obras al Nou Mestalla pudiera desembocar en una nueva ruptura. Algo que no sucedió. Fuentes del grupo de Badenas consultadas por este diario fueron claras y despejaron cualquier duda al respecto: "El pacto, como se ha dicho esta mañana, es estable".
Los dos grupos de la oposición en el Ayuntamiento de València, Compromís y PSPV-PSOE aprovecharon la inestabilidad por la crisis entre ambos partidos del gobierno local para instar a la alcaldesa a romper su pacto de gobierno. "Hoy se certifica la defunción del gobierno de Catalá y de Vox", ha expuesto la portavoz de Compromís, Papi Robles, para quien la decisión de Vox "escenifica muy claramente" que el ejecutivo de la capital valenciana "está completamente agotado".
Papi Robles señaló que María José Catalá es "la alcaldesa más débil de la historia de la ciudad de València", la primera edil "investida con menos votos de toda la historia". "Creo que Catalá tendrá que pensar si quiere enfocar su debilidad en continuar gobernando con la extrema derecha o si quiere seguir los pasos de Mazón y expulsar a la extrema derecha de su gobierno".
Por su parte, el portavoz del PSPV, Borja Sanjuán, señaló que el consistorio valenciano es "la institución más grande" de España que se está "gobernando con la extrema derecha" en la actualidad. Así, dijo que Catalá ha sido quien "ha introducido a la extrema derecha en el Ayuntamiento de València", le dijo que si "está dispuesta a dejar de ser un gobierno ultra", los socialistas están "dispuestos a ser una oposición responsable".
El representante del PSPV-PSOE avanzó que en la reunión que mantendrá con la alcaldesa como nuevo portavoz socialista en el consistorio le planteará "abordar la salida de la extrema derecha del gobierno municipal". Sanjuán ha remitido una carta a la alcaldesa ofreciéndole la posibilidad de pactar políticas concretas desde esa "oposición responsable" si expulsa de su gobierno a los ediles de Vox.