TAMBIÉN TIENEN DEFECTOS

La apuesta por el emprendimiento de la generación millennial

22/08/2016 - 

VALENCIA. Con mayor o menor entusiasmo, apuestan por el emprendimiento como solución a la situación económica que les ha tocado vivir. Según el último estudio Global de Emprendimiento Amway, el 79% de los jóvenes menores de 35 años manifiesta una actitud positiva hacia el emprendimiento, un porcentaje que nos sitúa sólo a dos de los millennials internacionales. De los consultados en el análisis, un 47% de ellos decían verse montando su propio negocio seducidos, sobre todo, por la idea de ser sus propios jefes. No les falta ilusión ni talento, pero sí que en ocasiones, quienes trabajan con ellos, echan de menos paciencia, perseverancia y visión a largo plazo.

Cómo son

Miles de jóvenes presentan anualmente su propuesta emprendedora al programa Yuzz Jóvenes con ideas que organiza en todas las comunidades autónomas el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE). Una media de 1.000 jóvenes logra integrarse cada año en el programa, después de superar un filtro en el que se descartan a otros tantos. Considerándolo, pues, una muestra suficiente, recurrimos a sus datos para analizar los principales rasgos de esta comunidad emprendedora cuyo rango de edad se concentra entre los 21 y 29 años. Así, un estudio de la organización habla de una participación predominantemente masculina, con estudios universitarios y, en su mayoría –el 58%- en situación de desempleo. Sin embargo, tan sólo un 24,8% de los participantes Yuzz, dicen haberse incorporado al programa por necesidad siendo “la percepción de oportunidad de negocio en los próximos meses” la principal causa de motivación.

El líneas generales, todos se vez capacitados para moverse con soltura en las distintas facetas empresariales y, pese a considerar que sólo se valora a los emprendedores con éxito, un minoritario 21,8 % dice que el miedo al fracaso supone un obstáculo “para iniciar un proyecto o desarrollar una idea”.

Poca constancia

Sin embargo, la realidad demuestra que esa propensión teórica a emprender no está siempre tan arraigada. Al menos así lo entiende Jaime Cavero Gandarias, responsable de Mentorday, emprendedor, mentor y coordinador del programa Yuzz en Tenerife. “La referencia no es los que están ya integrados en algún programa de mentorización o en una aceleradora, porque a estos se les supone ya un interés y valor real, sino en todos los que llegan y abandonan a la primera complicación que surge, que suele ser a los 2 o 3 meses. De estos casos hay bastantes. También te encuentras con equipos que empiezan a pivotar y, cada vez que salen a la calle para testar con los potenciales clientes, regresan con una idea radicalmente distinta a la original. Les cuesta poner el foco”.

Más positiva parece la experiencia de David Tomé, coordinador Yuzz en Burgos, aunque reconoce que, entre los 20 proyectos que acogen de media anualmente, entre 2 o 3 abandonan el programa formativo, de 6 meses de duración, antes de concluirlo. “Por lo demás, lo que yo veo en los jóvenes es talento, ganas y esfuerzo, a partes iguales. Y si tuviese que apuntar algún defecto, probablemente sería la poca paciencia, quieren ver los resultados demasiado rápido”. Entre las principales causas que están detrás del abandono, se refiere David Tomé a la llegada de una tentadora oferta de trabajo o porque descubren otro proyecto que les parece más interesante.

Ni tan bonito ni tan divertido

Decía David Cuartielles, uno de los fundadores de Arduino, que se estaba vendiendo muy bien a los jóvenes la idea de tener una empresa y un monopatín para triunfar. “Pero la realidad es luego muy distinta a como te la pintan”, observa Ana Puertas Montesinos, una joven de 27 años y CEO de Disabled Park. “Empiezas con muchas ganas, pero luego te das cuenta de que, para sacar esa idea adelante, tienes que hacer jornadas maratonianas de trabajo, con un montón de trabas burocráticas y muchos meses sin cobrar un sueldo porque todo lo que facturas, si es que consigues facturar pronto, tienes que reinvertirlo en el proyecto”. Aún así, Ana Puertas, dice verse recompensada en el esfuerzo “por todo lo que aprendes, por la gente tan interesante que conoces y porque trabajo en algo que realmente me motiva”.

Los proyectos

En lo que respecta a las ideas en las que estos jóvenes ven la oportunidad de negocio, Chema Nieto, también millennial y fundador de Socialnius, empresa que lleva la comunicación de varias startups, observa una prevalencia de proyectos de base tecnológica y “en su mayoría, de aplicaciones móviles”. Detecta también en muchos jóvenes interés por la economía colaborativa y los proyectos sociales. “Les veo con ganas de dejarse de competencias para trabajar juntos por el bien común. Suelen ser también proyectos de millennials para millennials porque ese es el target que conocen y con el que mejor se comunican”, dice.

En cuanto a la ambición de impacto, son minoritarios los proyectos que apuntan a una idea o modelo disruptivos. “Nosotros no nos planteamos reinventar la rueda todos los días”, dice Kevin Costa Rohrbach, COO de Snau una plataforma que conecta con asistentes personales para perros. Kevin, de 22 años, estudió en la Universidad de Mondragón, donde hizo el grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) siguiendo el método de Learning by doing. Tal vez por eso tenga una visión más sosegada del emprendimiento. “Claro que hay genios, pero también se puede innovar mejorando cosas que ya existen. De hecho, los inversores cada vez sospechan más cuando se presenta alguno diciendo que es el primero, que no tiene competencia, porque lo asocian a desconocimiento, falta de mercado o inviabilidad”.

Otro aspecto con el que Kevin Costa se muestra crítico con su generación, es en la urgencia de muchos por acudir a una ronda de financiación. “Entiendo que cada proyecto es distinto, pero yo intento ajustarme a mis posibilidades. No creo que haga falta una inversión enorme para hacer un producto presentable. Antes que pedir, hay que intentar vender”.

Miedo a la falta de financiación

No obstante, es la falta de acceso a la financiación el motivo que frena el impulso de estos emprendedores. Ese es, al menos, el principal miedo que declaran los yuzzers en el estudio. Normal que así sea teniendo en cuenta que muchos de ellos dan el salto directo de la Universidad al emprendimiento y que carecen de recursos propios para la fase semilla. Por lo demás, pocas dudas en cuanto al capital humano y potencial que atesoran.

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