VALENCIA, (EP). Un 65% de las personas atendidas en Casa Caridad Valencia llevan más de un año acudiendo a su comedor social. Un 66% de los usuarios de estos comedores son hombres, la mayoría de los cuales tienen más de 55 años, les faltan tres meses por cotizar y no pueden cobrar subsidio hasta la edad de jubilación; el resto, un 34%, son mujeres, la mayoría con pequeños ingresos provienen de trabajos de servicio domésticos. Desde 2013, la presencia de las familias en estos comedores se ha incrementado en un 68%.
Así consta en el XI Informe sobre la Pobreza en Valencia, elaborado por el departamento de Trabajo Social de Casa Caridad, que refleja "la cronificación de las personas en situación de exclusión social", han destacado en un comunicado.
Según el informe, que aporta datos de 2016, los menores de edad representan el 20% de los comensales de la entidad --más de 23.000 raciones repartidas a niños--, al tiempo que aumenta significativamente en un 14% el número de jóvenes de 18 a 30 años sin trabajo y con escasas posibilidades de inserción laboral que acuden a los comedores sociales.
Entre los usuarios también se encuentran jóvenes migrantes sin papeles que llegaron a Valencia hace una década en busca de trabajo y tras no encontrarlo han tenido que vivir periodos en la calle.
Desde Casa Caridad han reclamado mayor sensibilización por parte de la sociedad ante el aumento del rechazo social hacia el colectivo de personas en situación de exclusión, ya que este estado "lleva aparejados problemas tanto físicos como mentales" que "empeoran" con el paso del tiempo, puesto que "no solo aumentan sus dificultades de poder acceder al mercado laboral, sino que repercute de manera negativa en su estado de salud".
El presidente de la institución, Luis Miralles, ha asegurado que este informe "constata que la pobreza se ha cronificado". "A pesar de tener situaciones más estables, debido al trabajo social que se realiza desde Casa Caridad, hay un mayor rechazo social hacia las personas necesitadas y así nos lo han transmitido ellos mismos", ha indicado.
Por su parte, la responsable de Trabajo Social, Elena Ferrer, ha explicado que en el caso de los hombres mayores de 55 años atendidos por la asociación, se trata de un perfil castigado por la pobreza. "Son casos dramáticos porque son personas que han trabajado y cotizado durante largos periodos, pero de los que el sistema se olvida hasta que cumplen los 65 años", ha subrayado.
En el caso de los jóvenes migrantes, afectado por el deterioro físico así como por adicciones al alcohol y las drogas, "no superan la treintena, venían en busca de una vida mejor y ni el sistema ni la sociedad ha sabido ayudarles", ha lamentado Ferrer.
Desde Casa Caridad han señalado la enorme preocupación que tienen por los menores, tanto niños como adolescentes, ya que han detectado que las situaciones de exclusión social comienzan a "heredarse". Del total de raciones repartidas el pasado ejercicio por la asociación a mediodía (franja horaria en la que el servicio de comedor está abierto a todo aquel que lo necesite), más de 23.000 fueron distribuidas a niños.
De hecho, la presencia de familias ha aumentado un 68% respecto a hace tres años. Además, se ha detectado un aumento del 14% en tan solo un año en el número de jóvenes de 18 a 30 años que requieren ayuda alimentaria.
Al respecto, Miralles ha apuntado: "Nos preocupa y entristece que se den casos de niños, cuyas familias necesitan apoyo económico y social, que al alcanzar la mayoría de edad tengan que seguir haciendo uso de nuestros comedores sociales u otros servicios porque no tienen alternativa".
"Heredan no solo la situación que viven sus padres sino también el sentimiento de ser incapaces de lograr algo mejor", ha lamentado el presidente de Casa Caridad.
El informe concluye que el 80% de los usuarios de comedor de Casa Caridad sí disponen de vivienda, aunque las condiciones de habitalidad son muy deficitarias.