VALÈNCIA. La banca sigue cerrando oficinas sin parar en la Comunitat Valenciana... y las que quedan ante, por ejemplo, por el proceso de absorción de Banco Mare Nostrum (BMN) por parte de Bankia, que solo el año pasado provocó la bajada de persiana en 25 sucursales y el doble en estas cinco primeras semanas de 2018. Pero el proceso de desapalancamiento bancario no encuentra fondo por estos lares, tal y como se recoge en el último informe del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) correspondiente al tercer trimestre del pasado ejercicio que publicó ayer en su web corporativa.
Concretamente a lo largo de los nueve primeros meses de 2017 echaron el cierre 175 oficinas en la Comunitat Valenciana, hasta reducir la red a 2.757 sucursales, frente a las 104 del mismo periodo del pasado ejercicio, es decir, un 68,3% más. De ahí que se volviera a superar el hito conseguido a 30 de junio de 2016: tener menos oficinas desde 1991 cuando el IVF inició su serie histórica, tal y como avanzó este diario.
Castellón fue el pasado año la provincia más afectada en términos porcentuales, dado que de las 15 sucursales cerradas entre enero y septiembre de 2016 se pasó a las 38 en idéntico periodo del año pasado para acabar en las 333, lo que representa un fuerte aumento del 153,3%. A continuación aparece Alicante, que se elevó de las 33 a las 67, un 103% más y aligerar la red comercial hasta las 979.
Por su parte, València fue la provincia que menos sintió la 'tijera' por cuanto la banca 'solo' recortó el 25% con 70 oficinas -tenía 1.445 a 30 de septiembre de 2017- frente a las 56 de los primeros nueve meses de un año antes. Un ratio similar al del conjunto nacional, siempre según los datos del brazo ejecutor de la política financiera del Consell, que aligeró su red desde las 1.429 hasta las 1.069 para totalizar 27.574 sucursales de las cuales el 10% está en algún punto de la Comunitat Valenciana.
Mientras tanto no solo sigue en curso el ERE de Bankia, que va a impactar muy especialmente en BMN -por aquello de quien compra manda-, sino que ahí está también el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que Banco Santander ha puesto en marcha en el marco de la integración de sus servicios centrales con los del Banco Popular, que contempla la salida de 1.100 empleados, el 3,1% de la plantilla. Precisamente ayer se conoció que la entidad presidida por Ana Botín ha cubierto casi todo el ERE con adhesiones voluntarias.
O, por citar otro ejemplo, el ERE de Evo Banco, que afecta a más de la mitad de la plantilla en España y que le ha llevado a mudarse de oficina en València como avanzó Valencia Plaza. Por cierto que es una de las cinco que mantendrá abierta en toda España, cuando hasta hace bien poco solo la Comunitat Valenciana contaba con cinco sucursales.