VALÈNCIA. La crisis económica tuvo un intenso impacto negativo en la banca que obligó a realizar una reestructuración del sector, con duros ajustes de capacidad y una fuerte inyección de ayudas públicas. Sin embargo, pese al esfuerzo realizado, el negocio bancario sigue teniendo un problema de viabilidad, ya que su rentabilidad actual (ROE del 5,2% para grupos consolidados y 2,8%, en el caso del negocio doméstico) no alcanza el mínimo exigido por el inversor (coste del capital=entre 8% y 10%). En el caso concreto del negocio doméstico, desde 2016 y por primera vez en el siglo XXI, el margen de intereses que obtiene la banca por intermediar los depósitos y transformarlos en préstamos es inferior a los gastos que ha de asumir. Actualmente, dicho margen solo cubre el 92% de los gastos de explotación.
La presión regulatoria, el todavía elevado volumen de activos problemáticos (192.000 millones de euros) y el endeudamiento que acumula el sector privado (166% del PIB) condicionan la recuperación de la rentabilidad del sector. Ante esta difícil situación, la VIII Jornada sobre el Sector Bancario Español, organizada por el Ivie, en colaboración con la Universitat de València, y que se ha celebrado esta mañana en la Fundación Universidad- Empresa ADEIT, ha analizado los cambios que serían necesarios para recuperar la rentabilidad y afrontar los retos de futuro que se le plantean al sector.
Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico y director Adjunto de Investigación del Ivie, se ha encargado de presentar el análisis inicial de la situación actual del sector. En la primera sesión del encuentro han participado el vicepresidente de AFI (Analistas Financieros Internacionales), Ángel Bergés; el catedrático de Bangor University y CUNEF e investigador del Ivie, Santiago Carbó; y el portavoz de la AEB (Asociación Española de la Banca), José Luis Martínez Campuzano. Los tres se han centrado en plantear cómo será la transformación del sector bancario. Posteriormente, en la segunda sesión, el consejero ejecutivo de Cajamar, Bernabé Sánchez-Minguet, y el director financiero y subdirector general de Ibercaja, Antonio Martínez, han expuesto sus previsiones sobre el futuro de la banca en España.
En su intervención, Joaquín Maudos ha planteado, en primer lugar, la necesidad de seguir ajustando la capacidad instalada para mejorar la eficiencia. Pese al cierre de sucursales ya ejecutado, los costes unitarios han aumentado desde 2012 y la eficiencia ha empeorado 11 puntos desde 2007, como consecuencia del hundimiento del margen bruto y la caída del activo. En este contexto, es necesario seguir ajustando la capacidad instalada, máxime teniendo en cuenta que España es el país de la UE con oficinas más pequeñas, con solo 6,3 trabajadores por sucursal (frente a 15,2 en la UE), y con una densidad de red de las más elevadas (1.493 habitantes por oficina frente a 2.170 de media en los países de la euro área).
Otro de los aspectos destacados por Maudos ha sido el cambio obligado en la estructura de los ingresos, que ya ha comenzado a producirse. El peso de los ingresos netos por intereses del negocio bancario en España ha caído 5 puntos porcentuales (pp) entre 2012 y 2016, mientras que las comisiones han crecido 4 pp hasta representar el 23% de los ingresos netos totales. “Es de prever que las comisiones sigan ganando peso mientras los tipos se mantengan reducidos”, ha señalado.
La jornada también ha recordado la importancia creciente de la digitalización de la actividad bancaria. En 5 años (entre 2010 y 2015) los usuarios de la banca online han aumentado un 63%, hasta 14,8 millones de personas. Por ello, esta vía de negocio exige la atención del sector, que debe seguir apostando por la digitalización. Los expertos reunidos esta mañana en València han identificado algunos de los elementos de mayor preocupación que se ciernen sobre la banca. En primer lugar, el exceso de liquidez de las entidades de la Eurozona que no ha dejado de crecer, a pesar de penalizarse de forma creciente hasta con un 0,4% de intereses. En mayo de 2017, el exceso de reservas y la facilidad marginal de depósitos (dinero que la banca tiene “aparcado” en el BCE) alcanzaba los 1,51 billones de euros en la Eurozona. Maudos reclama que deje de penalizarse con tipos negativos a la banca por su exceso de liquidez, ya que si está en los niveles actuales es por falta suficiente de demanda solvente de crédito.
En su presentación, Joaquín Maudos también ha planteado la preocupación por el aumento de la concentración bancaria española que, desde 2013, supera la media europea. Aunque aún está alejada de niveles preocupantes fijados en un índice de concentración (índice HHI) de 1.800 puntos, la absorción del Banco Popular por el Banco Santander aumenta en 259 el HHI, lo que supone elevar el índice hasta 1.445 en el negocio doméstico. En otros países, aumentos del índice superiores a 200 aconsejan analizar las implicaciones del aumento de la concentración sobre la competencia.
La exclusión financiera de los municipios que han quedado sin oficina bancaria tras el ajuste de capacidad realizada también preocupa a Maudos. Esta exclusión financiera, que ya afecta a más del 10% de la población en 10 provincias españolas, seguirá aumentando conforme siga reduciéndose la red de oficinas en el país. Para combatir sus efectos, es necesario que siga avanzando la banca online.
Por último, la jornada sobre el sector bancario ha discutido sobre los problemas de imagen y reputación del sector bancario español. Según las encuestas de Metroscopia, la banca es la que peor puntuación obtiene dentro del área económico-laboral, ya que solo el 15% de la población asegura confiar en ella. Ello exige a las entidades planes de acción para mejorar su imagen.