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La ‘camperización’ de la Comunitat

(BORJA ABARGUES)

La Comunitat vive el auge de uno de sus sectores menos explotados, pero con mucha proyección: el camping. Numerosos empresarios, algunos de ellos locales, están dando una segunda vida a terrenos no urbanísticos alejados del centro de las ciudades para convertirlos en alojamiento turístico. ¿El motivo? Todavía hay demanda que cubrir

| 21/09/2022 | 10 min, 22 seg

VALÈNCIA. Como una furgoneta rediseñada para ser ‘camper’, la Comunitat Valenciana está viviendo una transformación de sus espacios libres en nuevos proyectos que dan alas a alojamientos para camping. Esta modalidad siempre ha ocupado un gran porcentaje del total de estancias disponibles en la plaza, pero en los últimos años el número de proyectos se ha incrementado considerablemente. Síntoma del interés que despierta entre los empresarios, tanto por tasas de ocupación altas como por el reducido coste que tiene su nueva implantación en algunas ocasiones, como son las preparadas para autocaravanas. Y la pandemia también ha puesto su granito de arena.

Así lo reflejan las cifras. A 25 de julio de 2022, los datos de Turisme Comunitat Valenciana registran ciento cuarenta y tres campings dados de alta en las tres provincias. Como suele ocurrir con todo lo que tiene que ver con el turismo, Alicante se lleva la palma. Así, de ellos, cincuenta y seis están ubicados en la Costa Blanca, seguida de Valencia, con cuarenta y cuatro, y los cuarenta y tres de Castellón. Estos números se traducen en más de setenta y cuatro mil plazas disponibles en este tipo de alojamiento: 32.710 en Alicante, 20.807 en Valencia y 21.588 en Castellón.

Pero ¿por qué está despertando el interés de los empresarios en estos últimos años? El presidente de la Federación de Campings de la Comunitat Valenciana, Pepe Frasquet, cree que el motivo principal es la demanda. «Hay un desequilibrio entre la demanda y la oferta; hay más demanda. Vemos posibilidades de negocio en crear nuevos establecimientos en la Comunitat Valencianat». El empresario cuenta con el camping Kiko Park, en Oliva, y el KikoPark Rural de Villagordo del Cabriel. Para Frasquet, este tipo de alojamiento se está convirtiendo en una forma de viajar con una aceptación mayor cada día que pasa. Además, la evolución de esta modalidad ha ido abriendo nuevas posibilidades y clientes, como es el caso de los bungalows o el glamping, «productos nuevos que están teniendo éxito», según remarca Frasquet en una conversación con la revista Plaza

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El jubilado europeo

Entre los puntos fuertes, señala que la tasa de ocupación suele ser alta y no conoce la estacionalidad. A grandes rasgos, tiene un cliente muy definido: en verano, más nacional y para familias; en invierno, turistas europeos jubilados que reservan para largas estancias. Es más, Frasquet apunta que la Comunitat Valenciana se ha convertido en el destino mayoritario para los turistas de Europa para pasar los inviernos como un modo de vida. 

Aunque con menos importancia, otro de los aspectos que puede influir a la hora de decidirse a poner en marcha una actividad como esta es la inversión inicial. Son cada vez menos los nuevos proyectos dedicados al estacionamiento de autocaravanas que, por ende, tienen costes más reducidos.

Cada vez son menos los nuevos proyectos que nacen dedicados al estacionamiento de caravanas y son más los de resorts

Sin embargo, la modalidad de cabañas sigue siendo menos millonaria que, por ejemplo, un hotel. Así lo atestigua el presidente de la Asociación de Campings de la Costa Blanca, Sergio Gómez, que es propietario del grupo Alannia Resort, con alojamientos en Guardamar del Segura y Crevillente, en la provincia, y tres más en Cataluña. 

El alicantino considera que «uno de los puntos importantes para el auge del sector en los últimos años está en las modificaciones del decreto de 2005 que lo regula en la Comunitat». Entre otros asuntos, se reclasificaron los alojamientos, dando prioridad a los servicios más que a la superficie, y contemplando el 50% de su espacio edificable para cabañas, en lugar del 15% que establecía.

22 campings en diez años

El incremento de campings en la última década es un fenómeno que se está viviendo con más intensidad en la Costa Blanca. De los alojamientos en esta modalidad que siguen abiertos en Alicante, el 44% de ellos se dio de alta desde el 2012 hasta lo que llevamos de 2022, es decir, veinte de los cincuenta y seis existentes. Aunque uno de ellos es el ubicado en Callosa d’en Sarrià, que lleva en funcionamiento desde hace mucho tiempo, pero ha legalizado su situación en marzo de este año. 

No obstante, la cifra contrasta con las otras dos provincias, que tienen una oferta más estable desde años anteriores. En Valencia se abrieron nueve en ese período, mientras que en Castellón llegan a los cinco nuevos establecimientos en los últimos diez años. Estudiado por décadas, sin duda, la de mayor expansión de este negocio es del 2010 a 2019, como se puede ver en el gráfico que acompaña este artículo. Veinte fueron los negocios actuales que han permanecido abiertos a finales de julio de 2022. Y no es fácil dadas las circunstancias.

El sector turístico ha sido uno de los más afectados desde que se desató la pandemia por covid-19 en marzo de 2020. Consecuencias que se siguen acarreando dos años después. Aunque las ocupaciones y los precios parecen recordar a los años previos a la crisis sanitaria, lo cierto es que muchos de los empresarios han tenido que endeudarse para que su negocio permanezca a flote, por lo que la cuenta de resultados no recuerda a los mejores años turísticos. No obstante, las estancias en campings han sido las que mejor han aguantado el embate, debido a su carácter y concepto de vida al aire libre, con zonas de espacios abiertos.

La DIC, el mejor aliado

A pesar de todo ello, los nuevos proyectos no paran de tramitarse en toda la Comunitat Valenciana. Desde Castellón tienen varias iniciativas en municipios como Alcalà de Xivert, Sant Jordi o Peñíscola. Una situación que pone en la ruta a la provincia, que no cuenta con nuevas altas desde 2017. En Valencia no iban a ser menos. Ciudades turísticas como Gandia siguen por esta senda gracias a la iniciativa privada, sobre todo en la comarca de la Safor, según apunta Frasquet. En julio abría sus puertas un alojamiento con cien parcelas y está en trámite otro que ha iniciado el debate municipal sobre su idoneidad. Todo dependerá de si le conceden la Declaración de Interés Comunitario (DIC), cerca del Molí de Santa Maria.

Esta herramienta urbanística se ha convertido en el mejor aliado de los empresarios turísticos interesados en abrir un camping en suelo no urbanizable. Se trata de una posibilidad que depende de la Generalitat Valenciana a través de la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad. Esta autoriza el uso de estos terrenos a cambio de ciertas condiciones, que normalmente obedecen a la mínima modificación del suelo, así como el restablecimiento a su estado inicial después del plazo en el que se enmarca. 

Con ello, dan una segunda vida a un terreno que está sin uso después de que la actividad en el campo y el cultivo de alimentos haya sido abandonada. Hay que tener en cuenta que los campings necesitan una superficie grande para poder encajar estos proyectos que no se pueden construir en altura, al menos de momento. Además, el turista, de forma general, busca estar alejado para hacer vida en las instalaciones del propio establecimiento, teniendo incluso supermercado propio. Sergio Gómez señala que un resort medio necesita mínimo unos treinta mil metros cuadrados, algo inviable en el centro de las ciudades, aunque siempre hay excepciones.

La herramienta urbanística está permitiendo que el sector siga expandiéndose, pero no es oro todo lo que reluce. Los empresarios consideran que la burocracia que le acompaña es extensa y larga, lo que hace que muchos de los proyectos finalmente se queden en el olvido y no se terminen ejecutando.

Las Marinas, epicentro del negocio

Si hay un lugar dedicado al turismo es la Costa Blanca y, más en concreto, las comarcas de la Marina Baixa y Alta. La cantidad de proyectos en cola que tiene la primera es llamativa, con al menos trece propuestas pendientes. En la Marina Alta varios son los municipios que también cuentan con proyectos a futuro, como es el caso de Benidoleig, Benissa, Dénia o Calp, que son ejemplo de ello. Por lo que respecta a la Marina Baixa, solo el municipio de l’Alfàs del Pi tiene en tramitación cinco Declaraciones de Interés Comunitario para nuevos campings

Benidorm no se queda atrás y, a pesar de tener uno menos a la espera, sus grandes tamaños hacen que su capacidad sea superior. En el entorno del actual Resort Magic Robin Hood van a crecer como setas. Empezando por el propio camping citado, que ha tramitado un proyecto que dará como resultado 756 plazas nuevas. Al lado, el empresario local Ramón Román ha pedido autorización para ciento cincuenta parcelas y ocupación máxima de cuatrocientas cincuenta personas en cincuenta y tres mil metros cuadrados. También en Benidorm, Salvador Moll contempla otro camping para trescientos cuarenta y cinco clientes en la misma zona. Uno que sí ha conseguido materializar su proyecto es el también benidormense Antonio Manuel Puchades, en la Media Legua, pendiente desde 2009. 

Pero ¿todos tienen el compromiso de ejecutar sus proyectos? Dentro del sector existe el temor de que haya un afán especulativo en los trámites que se siguen en Conselleria. Los propietarios de los terrenos rústicos alejados de la ciudad saben que conseguir la DIC es un trago largo. Si adelantan esta burocracia, su suelo se vende por un importe mayor. Gómez pone de ejemplo Gerona: «Llegaron a tener sesenta DIC y se han parado porque empezaban a pensar que podía ser un movimiento especulativo», asegura el empresario.

El glamping, la nueva propuesta

Las propuestas del sector van desde espacios al aire libre delimitados en parcelas para área de autocaravanas y acampada, hasta los llamados hoteles burbuja o glampings. Un concepto que ha surgido en el último lustro y que ha llegado para quedarse por la diferenciación y el público atraído, ya que se alejan más del concepto de camping que viene a la memoria de cualquiera. Es el caso de Zielo de Levante, situado en Tirig (Castellón) o Nomading Camp de Villena (Alicante). 

Se trata de un concepto innovador que busca atraer a clientes con necesidad de vivir experiencias nuevas que no se las pueden dar en otros alojamientos más generalistas. Así lo manifiesta Magín Blanco, responsable de Zielo de Levante, que se sintió atraído por Castellón después de iniciar la andadura en Ciudad Real con su primer hotel burbuja. «Necesitamos grandes espacios, con poca contaminación lumínica y alejados de la población», explica el empresario. Sobre el tipo de cliente, menciona que no hay «uno definido», más allá de gente joven buscando nuevas vivencias, probando nuevos lugares donde la estancia es el propio destino. La parte negativa es que no suelen repetir. Pero los precios hacen que la rentabilidad por estancia sea mayor.

En cuanto al futuro de este tipo de alojamientos, sobre todo del hotel burbuja, Blanco dice que aún es pronto para conocer si es para largo. A pesar de ser un camping dentro de las consideraciones de Turisme, las características del propio alojamiento hacen que necesiten de una «inversión fuerte», debido a las grandes extensiones de terreno y las necesidades que tienen para mantener la temperatura agradable en la habitación y todos los servicios que ofrecen «como si fuera un hotel». 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 95 (septiembre 2022) de la revista Plaza

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