La reordenación de la tasa de terrazas provoca críticas por parte de los hosteleros del centro, que ven subir sus impuestos; pero para el 89% siguen igual o bajan. El consistorio garantiza que las tasas no subirán en 2018
VALENCIA. "No es lo mismo tomarse un café aquí detrás de la Plaza del Ayuntamiento, en la calle Ribera, que en la terraza de un bar de barrio". El concejal de Hacienda, Ramón Vilar, intentaba explicar así hace dos plenos el cambio en los tributos que pagan las cafeterías de Valencia. Una modificación que lo que pretende es reordenar el caos que se daba en la ciudad. Pero, como todo cambio, tiene sus afectados. En concreto 393 locales, parte de ellos franquicias, que gozan de una ubicación céntrica y que hasta ahora pagaban tasas más reducidas y asequibles.
Las terrazas forman parte de la idiosincrasia de la ciudad y es uno de los valores de su turismo. Hay más de 3.000. De ahí que desde el consistorio se plantease como necesaria una reordenación, tanto en lo que hace mención al espacio físico que ocupan como a lo que deben pagar por estar en la calle. Esto último se ha sustanciado con la Ordenanza Fiscal Reguladora de las Tasas por Ocupación de Terrenos de Uso Público con Mesas y Sillas, para la que se ha planteado una nueva zonificación a partir de unos estudios realizados por la Universidad Politécnica. Hasta la fecha existían dos zonas: Extra y Resto Ciudad. Ahora se ha pasado a tres. Además las terrazas pueden tener dos bonificaciones: si están en zona ZAS o si es sólo una terraza de temporada (del 1 de marzo al 31 de octubre) y no anual
“No es correcto decir que han subido las tasas”, explicaba este lunes Vilar a Valencia Plaza. “No es correcto porque la mayoría se quedan como estaban o bajan”. Los datos así lo certifican. En torno al 89% de las terrazas seguirán pagando lo mismo o menos (un 30% de ellas). De hecho, explica el concejal de Hacienda, en la previsión del presupuesto municipal se observa que el Ayuntamiento ingrese este año por este concepto 7.000 euros menos, una pequeña pérdida “que no va a ninguna parte”. Para que se produzca esto, igual que bajan las tasas en unos sitios, ha de subir en otros; pura suma cero.
Entonces, ¿por qué los hosteleros del centro han salido a la calle? ¿Critican por qué sí? No. Para algunos la subida ha sido considerable, un disgusto. En detalle, los más críticos con esta medida han pasado a pagar de los 35,85 euros por metro cuadrado que establecía la ordenanza en 2016, a 62,37 euros en el año 2017, un incremento del 74%. Un bocado muy duro que, unidos a otras correcciones como la del IBI, llevaron a Juan Carlos Gelabert, presidente de la Asociación de Bares y Cafeterías de Valencia, asegurar que ponía “en peligro nuestros negocios y nuestros trabajadores”.
Por si fuera poco, las noticias de futuro no parecían muy esperanzadoras porque el estudio de la Politécnica recomendaba una subida gradual de la tasa para los próximos cinco años, que aumentaría un 468% con respecto a la de 2016. Pero, y así se lo comunicó Vilar a los hosteleros, no es esa la intención del Ayuntamiento. Es más, el regidor insistió este lunes en que la tasa para las terrazas se congelará en 2018 y 2019. No habrá más subidas ni a corto ni a medio plazo. Porque, recuerda, en el Ayuntamiento no hay afán recaudatorio. “No queremos cobrar más”, repetía como un mantra. Para aumentar esas tasas año a año se precisaría de la aprobación por pleno para cada ejercicio. Y no entraba en sus planes.
Pese a ello la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia ha solicitado una reunión con el concejal para abordar el asunto. Desde la Federación quieren compensaciones para los locales afectados por el incremento que ellos tildan de “desproporcionado” y reclamaban paralizar esa supuesta subida prevista para los próximos cuatro años. En un comunicado incluso hablaban este viernes de que ya estaba acordado. Pero Vilar lo niega por activa y por pasiva. No es no. Este punto se trata, pues, de una cuestión de fe.
Los hosteleros piden también un sistema más equitativo de tasas de terrazas en toda la ciudad y un adecuado reparto de las zonas establecidas en la nueva normativa, dicen que para evitar desigualdades y agravios comparativos entre los empresarios. Pero precisamente la nueva tasa se ha hecho para que sea más ajustada y no paguen más quienes tienen que pagar menos. “En la federación tienen que darse cuenta de que tienen un problema entre ellos, porque si los que han de pagar más quieren pagar menos, los que pagan menos tendrán que pagar más”, explicaba Vilar. El Ayuntamiento, recuerda, no gana. En la práctica el Ayuntamiento ingresará lo mismo y en detalle incluso un poco menos…
El problema de fondo es los años que llevaban sin actualizarse las tasas de terrazas. ¿Cuánto tiempo? "Años", comenta Vilar. "Muchos". Y ésa distorsión de la realidad es la que ha conducido hasta el conflicto actual al intentar traer a 2017, algo que aún estaba en el pasado.