VALÈNCIA. La concesión del espacio que ocupa el antiguo hotel Sidi Saler va camino de perderse al estar supeditada al otorgamiento de la licencia de obra por parte del Ayuntamiento de València. La Demarcación de Costas -dependiente del Ministerio de Transición Ecológica-, la encargada de decidir sobre la prórroga de la concesión en cuestión, la deja en el aire a la espera de lo que diga el consistorio sobre la licencia de obras.
Actualmente, el antiguo hotel es propiedad de Coral Homes -participada al 80% por el fondo de inversión Lone Star y al 20% por Caixabank- y Divarian -la firma inmobiliaria creada por el fondo Cerberus y BBVA-. Ambas mercantiles intentan desde 2019 reactivar la actividad del complejo de lujo solicitando los correspondientes permisos al Ayuntamiento y la prórroga de la concesión del suelo a la Demarcación de Costas.
El que fuera antaño un complejo hotelero de lujo en las proximidades de l'Albufera cerró hace una década y está ubicado fuera de ordenación urbanística. Hace tres años, en 2018, la Demarcación de Costas caducaba la concesión a los dueños del dominio terrestre en el que se emplaza el edificio y recibieron la renovación para los próximos 30 años, prorrogable durante otros 30 años más.
Con todo, el gobierno central otorgaba a los propietarios un plazo de un año para que obtuvieran la licencia. No sucedió y la fecha límite se fijó en 2020, cuando los dueños solicitaron a Costas una nueva prórroga, sobre la que todavía no hay una decisión en el departamento que depende del Ministerio de Transición Ecológica.
"La situación del hotel sigue en un impasse porque el Ayuntamiento de Valencia no acaba de conceder la licencia de obras solicitada por los propietarios y eso condiciona toda la tramitación de la prórroga de la concesión", explican fuentes de Demarcación de Costas a preguntas de este diario.
El Ayuntamiento de València, y en concreto la concejalía de Actividades que dirige Lucía Beamud, denegó la autorización de obras este verano. Al estar el inmueble fuera de ordenación sustantiva, los propietarios exclusivamente tienen la posibilidad de hacer obras de "mera conservación" y no pueden ir más allá, pero el proyecto de reforma y rehabilitación presentado era equiparable a la reedificación o "reestructuración total", según la concejalía, lo cual no está permitido en el complejo.
El departamento de Beamud explica a preguntas del grupo municipal Ciudadanos que la parte privada ha presentado alegaciones contra esta decisión y están "pendiente de responder[se]". Toda vez se supere este punto de la tramitación, la concejalía ratificará o no el decreto emitido el pasado mes de julio.
En él, además de denegar la licencia de obras, también dejaba en el aire la licencia ambiental solicitada dado que los representantes de las firmas no habían acreditado lo suficiente, a juicio del consistorio, el poder de representación que ostentan para poder llevar a cabo tales solicitudes. De ahí que les pidiera entonces corroborar "por cualquier medio válido en derecho" ese poder, que previsiblemente debería haberse hecho a través de las alegaciones.
Asimismo, el decreto aprobado por Actividades -y que está en fase de respuesta de alegaciones- iniciaba el procedimiento para declarar la caducidad de la actual licencia ambiental del hotel debido a la gran cantidad de tiempo que ha estado parado. Según la normativa, esto se puede hacer cuando la actividad "se paralice por plazo superior a dos años, excepto en casos de fuerza mayor". Ya en 2019 la concejalía inició de oficio un expediente similar pero caducó porque no se acabó dictando una resolución al respecto.
El Ayuntamiento de València, y concretamente el concejal de la Devesa-Albufera, Sergi Campillo (Compromís), ha manifestado en reiteradas ocasiones su preferencia por derribar el edificio, mientras que los socios socialistas abogan más por dar otro uso al inmueble. En ambos casos, se evitaría que volviera a abrir como complejo hotelero de lujo, al encontrarse en un entorno natural de máxima protección.