La Copa Prada, que se está celebrando estos días, marca la recta final para la Copa América. ¿Quién se enfrentar a Nueva Zelanda por la Copa de las Cien Guineas?
VALÈNCIA. Entramos en modo Copa América. Han pasado ya cuatro años desde que Nueva Zelanda ganara con humillación (7-1) a Estados Unidos en las regatas que se celebraron en Hamilton, Bermudas, con los catamaranes AC50. Ahora toca batirse en las antípodas por ver quién es capaz de arrebatar la Jarra de las Cien Guineas a Nueva Zelanda, y esta vez volviendo a los monocascos con foils AC75. Una locura de barco que va levitando por encima de las olas.
Será la trigésimo sexta edición de la que está considerada como la regata más antigua y prestigiosa del mundo, en la que en estos momentos se han traspasado todos los límites impuestos en aquel primer Deed of Gift que se editó cuando la goleta América venció en la vuelta a la isla de Wight (Inglaterra) en 1851 al Aurora y otros trece yates más de la Marina Real Británica.
En la Copa América, para despejar dudas, solo compiten dos países, el ganador y el desafiante. Con esta premisa podemos aseverar que solo Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido, Canadá, Australia, Italia y Suiza han sido participantes en la conquista de la Jarra de las Cien Guineas. Todos los demás, incluido España, han sido meros aspirantes a ganar las regatas previas (Copa Louis Vuitton y Copa Prada) para obtener la licencia de enfrentarse al Defensor de la Copa América.
Los tiempos y la tecnología avanzan muy deprisa y esa religión que se rezaba en la Copa América y que decía «un club, un barco, un armador y un país» aún se profesa más o menos, pero el versículo que data de la lucha tecnológica entre países ya se ha acabado hace mucho tiempo. Como el ganador es el que impone las reglas para la defensa de la Jarra, con los años se ha ido deteriorando el Deed of Gift, pasando de ser una regata tecnológica entre países a un espectáculo más dentro de un muy sofisticado deporte exclusivo para multimillonarios.
Todo se rompió en 2000 cuando los suizos del Alinghi, con el multimillonario Ernesto Bertarelli a la cabeza, ganaron a Nueva Zelanda y retocaron las reglas permitiendo que todos los tripulantes pudieran ser extranjeros, que la construcción de los barcos se pudiera hacer fuera de los países de origen, que las tecnologías pudieran comprarse fuera del país y otras muchas cosas más que dieron a la Copa América más espectacularidad, pero menos autenticidad. Comenzaba la época de los mercenarios que cambiaban de equipo por dinero y, en algunos casos, despreciando a su país. Ejemplo claro fue el destierro de Russell Coutts de Nueva Zelanda, que fue nombrado persona no grata por haber fichado por los suizos y haber humillado a Nueva Zelanda nada menos que en su propia casa.
La Copa América que se disputó en València, la trigésimo segunda edición, fue la última en la que la táctica, los tripulantes, la estrategia, el patrón y la navegación se imponían a la velocidad y la vistosidad. Cuando Larry Ellisson, armador de equipo estadounidense BMW Oracle, denunció ante la Corte Suprema de Nueva York el protocolo que habían firmado el Alinghi suizo como defensor y el Desafío Español como desafiante para la celebración de la trigésimo tercera edición nuevamente en Valencia, la Copa América dio un giro inesperado. Según el juez Kahn los equipos de Suiza y de España habían transgredido el Deed of Gift, por lo que condenó a los poseedores de la Jarra de las Cien Guineas a aceptar el desafío exclusivo del denunciante y dirimir sus cuitas en el mar.
Alinghi eligió el campo de regatas (La Malvarrosa) y BMW Oracle, el tipo de barcos, por lo que se dio paso a los multicascos. Los suizos con un catamarán de noventa pies y los americanos con un trimarán de la misma eslora, pero con un ala rígida como vela, con la que llegó a alcanzar una velocidad de treinta y tres nudos, el triple del viento que había en esos momentos en el campo de regatas. 0-2 fue el resultado y la Copa América volvió a ser americana. El tribunal evitó una nueva edición a disputar en València con muchos monocascos de noventa pies ya inscritos.
Ahí comenzó una lucha tecnológica a base de dinero y se fabricaron los catamaranes AC72 para los enfrentamientos en la bahía de San Diego. Tras la Louis Vuitton Cup quedaron como participantes el Oracle y el New Zealand. Los kiwis aplicaron nuevas tecnologías en su catamarán e incluyeron en sus patines dos foils, que permitían las reglas, para que el catamarán rozase el agua lo menos posible al ir levitando. Ganaban 8-2 los neozelandeses al primero que llegara a las nueve victorias, cuando los americanos echaron mano de los ingenieros de la NASA, que les aplicaron tecnologías de última generación para que fueran capaces de infringir un 6-0 consecutivo y ganar la competición. Así ocurrió ante la perplejidad de todo el mundo. Larry Ellisson recurrió a la billetera para no perder la Copa de las Cien Guineas en su ciudad natal y su club, San Francisco.
La Copa América siempre ha sido una competición de ricos, eso no lo puede negar nadie. Un capricho que satisfacía a cualquier armador que le sobrase el dinero para intentar subir al Olimpo de la vela, pero a partir de 2010 todo se ha salido de madre a pesar de que hay una regla (que nadie cumple) con fair play económico. España, que ha participado cuatro veces, en las tres primeras financiadas por el Estado, no dio pie con bola. Solo en la última participación, la del Desafío Español en 2007, logró meterse en semifinales y perderlas ante el ganador de la Copa Louis Vuitton, Nueva Zelanda. Una muy buena clasificación.
En la Copa América que se celebró en València en 2007 el equipo con menos presupuesto fue el italiano +39, y el que más, el BMW Oracle con más de doscientos millones de euros empatado con Alinghi. Los demás presentaron presupuestos entre los sesenta y los ciento cincuenta millones de euros. Fue la competición más igualada de la historia, así como la más emocionante porque más que los barcos y la tecnología primó la calidad de las tripulaciones. Americanos, españoles e italianos tuvieron opciones de disputar la Copa América al Alinghi, pero finalmente fue Nueva Zelanda la que jugó el partido y lo perdió.
Ahora, se acaban de disputar las series mundiales en el golfo de Hauraki, en Auckland, lo que va a ser la antesala de la Copa América, que se disputará entre el ganador de la Copa Prada (antigua Louis Vuitton y se celebra entre el 15 de enero y el 18 de febrero) y el equipo de Nueva Zelanda entre el 6 y el 21 de marzo de 2021. Será una regata para disfrutar por televisión, ya que podremos ver y escuchar en directo un espectáculo sin precedentes, eso sí, si es posible sin el sonido de los locutores porque de Copa América hay muy pocos periodistas y tertulianos que sepan. En España, ninguno.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 75 (enero 2021) de la revista Plaza