Valencia Plaza

corcho de castellón

La corona del mejor vino

  • (EVA MÁÑEZ)

AÍN (CASTELLÓN). El sol se desespereza lánguidamente para anunciar un nuevo y sofocante día de verano. Son las 6 y media, aunque en el tiempo transcurre de otra manera en Almedíjar, un pueblo de 260 habitantes en enclavado en la sierra castellonense de Espadán. De hecho, el reloj delrecio campanario de la iglesia da la hora cinco minutos después que el que traemos de la ciudad. Hemos quedado en la plaza con Lolo, Félix y Antonio, que aparecen al ritmo de la hora local con buena disposición para afrontar la jornada. Nos saludan con mirada franca y gesto amistoso. Son sacadores de corcho y hoy van a enseñarnos un oficio que aprendieron de sus padres y ellos, a su vez, de los suyos.

Tras mediar las palabras justas nos ponemos en marcha por la serpenteante carretera que conduce a Aín. Atravesamos bosques frondosos sólo lacerados por el curso de esta exigua vía de comunicación, semejante a un reglón torcido en medio de la gran enciclopedia natural que es la Sierra de Espadán. El parque natural abarca una superfície de 31.180 hectáreas de 19 términos municipales. Un intrincado sistema de barrancos y abruptos montes conforman un paisaje donde gobierna el alcornoque, que con toda probabilidad llegó antes que los primeros humanos habitaran estas tierras. En toda la geografía valenciana crecen 8.000 hectáreas de alcornocal. De ellas, la inmensa mayoría están aquí. En todo el mundo, este árbol de piel rugosa y porte ancestral sólo crece en el Mediterráneo occidental.

El árbol que sobrevivió al fuego

"Es la especie de Europa mejor protegida frente al fuego. Después de un incendio se regenera muy bien porque se recupera desde la copa; eso no pasa en ningún otro árbol europeo". Lo explica Juli G. Pausas, del Centro de Desertificación (CIDE-CSIC) de Valencia y coautor de Cork Oak Woodlands on the Edge (Alcornocales al límite), un estudio sobre los dos millones y medio de hectáreas de superficie de alcornoques que hay en el planeta.

Pausas explica que «en un año puede volver a estar como antes de un incendio y mantener la estructura del bosque». Y todo por la excepcional coraza de corcho que le permite resistir temperaturas de hasta 1.500 grados. Un bien preciado por el Imperio Romano que ya lo utilizaba para sellar sus ánforas por su eficacia a largo plazo, una virtud de gran valor para los habitantes de la ciudad eterna. Recientemente, el hallazgo de tapones de vino en un barco que naufragó hace más de 2.000 años frente a la costa de Girona, ha permitido demostrar que el corcho mantiene su estructura celular intacta incluso en las condiciones más extremas. Esa perdurabilidad hace que siga siendo utilizado con los mismos fines a partir de un método de extracción que no ha variado en siglos.

Las armas de los sacadores son un hacha, una vara de olivo, tacos de almez y mucha destreza. Mientras hace su trabajo en el barranco de La Ibola, Lolo Ginés nos cuenta cómo ha desarrollado la técnica durante más de veinte años. «Vas viendo cómo lo hace tu padre y él te va explicando. Hay que ir mirando la forma del árbol, las curvas, el grosor del corcho para pegarle más fuerte o más despacio sin dañarlo por dentro». La mañana avanza y el sol aprieta. Mientras va pelando un alcornoque varias veces centenario, Antonio Giner, que lleva 35 años en el oficio, descubre que «el secreto es que tenga buena savia, si no llueve y luego hace calor el alcornoque no da corcho».

La época de recogida comienza en junio y, si el año es bueno, puede prolongarse hasta septiembre. Al acabar el proceso rocían los troncos desnudos con una loción fungicida natural con extractos de tomillo, miel en rama o un fermentador de cereales que los protege de virus y bacterias hasta que su coraza vuelva a crecer. En la siguiente fase entran en acción un par de mulas robustas y decididas que trasladan pacientemente el corcho hasta la diminuta carretera por el itinerario que ellas mismas marcan. Es el transporte más sostenible y el único capaz de transitar por unas escarpadas laderas donde no existen caminos.

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