VALÈNCIA. Quienes hemos tenido la oportunidad de ver el impacto positivo cuando se trabaja la cultura como instrumento de desarrollo, nos convertimos en grandes defensores de ella y de su uso más allá de su consumo lúdico y festivo. Diferentes entidades trabajan la cultura como herramienta de trabajo tanto de desarrollo como de integración.
La cultura es un valor que va mucho más allá del entretenimiento. La cultura puede ser el elemento diferenciador entre países y puede convertirse en un indicativo que marque los niveles de desarrollo. La cultura debería ser accesible para todas las personas tanto para su consumo como para su creación pues tiene un potencial brutal y claramente diferenciador.
La cultura es el reflejo del alma, y por tanto es el reflejo del alma de un país, de su nivel de desarrollo, de libertad y de expresión .
Me siento afortunada de trabajar la cultura desde diferentes aspectos y enfoques desde hace más de 20 años de carrera profesional. Si bien como periodista puedo ser transmisora y divulgadora de determinados eventos culturales que se desarrollan en mi entorno y convertirme en altavoz de ellos, algo que considero vital e información de servicios necesaria para una sociedad; también es cierto que mi profesión aplicada al mundo del Tercer Sector y de la cooperación me permite también trabajar la cultura con otro enfoque y desde otro punto de vista.
Ver los resultados en personas, niños y niñas de manera directa de cómo la cultura les ayuda en su desarrollo ha sido uno de los grandes aprendizajes de mi vida.
Si bien los escenarios y los contextos pueden cambiar según el país del que hablemos , cualquier acción relacionada con la cultura tiene puntos en común y muchos más elementos unificadores y similares que diferenciadores.
Recuerdo en Kenia, en la isla de Lamu, cómo en los talleres de arte que la oengé One Day Yes realiza en la eco-school Twashukuru el arte se convierte en elemento de unión e integrador entre los niños y las niñas y cada una y cada uno desarrolla su propio potencial y su capacidad de expresarse libremente en una sociedad quizá todavía muy encorsetadas en algunos aspectos y que no permite estos momentos de libertad total y expresión sin límites.
También he vivido y he sido testigo de los efectos tan positivos y sanadores en casos concretos de niñas y niños con los que tuve el placer de trabajar y que fui testigo de cómo la puesta en marcha de determinados talleres de arte que pusimos en marcha con la Fundación Voces en la Casa de Acogida Anidan. El trabajo en estos talleres y a través de la "arteterapia" impactaba de manera directa en sus vidas: reforzaba la autoestima, la confianza, diferentes maneras de expresión, etc. además de servir como fuente de información para los terapeutas profesionales que trabajaban con estas niñas y niños en situaciones de extrema pobreza. El arte y poder desarrollar las capacidades en torno a él y a la cultura en ocasiones se convertía en una herramienta necesaria.
Son experiencias personales vividas en otros países, países en desarrollo, a modo de ejemplo que ponen de manifiesto la importancia que tiene el arte y la cultura para trabajar determinados valores humanos y para poder trabajar en determinados proyectos de cooperación. En este tipo de contextos en desarrollo la cultura se convierte en un instrumento necesario para trabajar el desarrollo;
Mientras la cultura se convierte en un instrumento necesario para trabajar el desarrollo en algunos países; también puede ser una herramienta muy útil para trabajar la integración con sectores en riesgo de exclusión en países más desarrollados.
Es por este motivo que muchas y diferentes organizaciones y entidades no gubernamentales han puesto en valor la cultura desde hace años y se convierte en algunos casos en el eje central de su trabajo. Es el caso de la Fundación Per Amor a L´Art que desde su constitución y entre sus estatutos está trabajar la cultura desde diferentes enfoques y perspectivas como uno de sus pilares fundamentales. Ahora ha creado un Club de Música y Teatro en la antigua fábrica de Bombas Gens.
Es una iniciativa del área social de la Fundación Per Amor a L´Art en colaboración con la ONG Plena Inclusión y bajo la dirección artística de Jaime Costa y Coral Cubells.
Plena Inclusión es una ONG que representa a entidades y asociaciones para personas con discapacidad intelectual y a sus familias en la Comunidad Valenciana.
El Club de Música y Teatro está formado por miembros de Plena Inclusión, por jóvenes del barrio de Marxalenes que asisten al Programa Educativo y Familiar de la fundación, por familiares, amigos y por el personal de la fundación que cada día se apunta a esta iniciativa.
La colaboración ha comenzado por la grabación de un videoclip . Este videoclip es solo uno de los objetivos que visibilizará el proyecto de los más jóvenes. Hay más proyectos que saldrán de su entorno para integrarse en Bombas Gens y formar parte de un grupo en el que la diversión, el trabajo en equipo, la convivencia y la inclusión están asegurados. Y, además, aprenderán a tocar el piano, la guitarra, instrumentos de percusión o técnicas de canto. Sin olvidar la parte de teatro, con clases específicas de montaje audiovisual, expresión corporal, baile o interpretación.
Roberto Simón, director del área Social de la FPAA destaca que con este proyecto se pretende crear sinergias entre los diferentes colectivos con los que trabajan: adolescentes en riesgo de exclusión social, personas con discapacidad intelectual y personas con daño cerebral adquirido.
La parte social de este Club se trabaja codo con codo con el desarrollo de la parte más artística que lideran dos personas con gran referencia en el mundo de la música : Jaime Costa y Coral Cubells. Entre todas estas personas que trabajan en el proyecto buscan con este Club de Música y Teatro crear grupos motivados, incentivar su faceta más creativa, que se diviertan y puedan expresar sus emociones y, también, ayudar a los más jóvenes a descubrir quiénes son y qué les gustaría ser en el futuro.
Y es que desde la Fundació Per Amor a L´Art defienden que la música tiene un poder enorme para unir a las personas, movernos, emocionarnos y conectarnos tanto con nuestra alma y con la de los demás.
La semana que viene… ¡más!