El PP sólo nos da disgustos en un verano huérfano de alegrías. La derecha no levanta cabeza desde que la echaron del poder de malas maneras. La destitución de Cayetana Álvarez de Toledo es una pésima noticia. El PP de Cuca y Teodoro, revestido ahora de moderación, supone el regreso de la vieja política de la componenda
VALÈNCIA. Del partido de los conservadores sólo llegan malas noticias. Ni siquiera la victoria engañosa de Feijóo puede considerarse un hecho positivo. Porque Feijóo es otra cosa. Desde que perdieron el poder hace más de dos años, los del PP no dan una a derechas. Su líder, el joven Pablo Casado, que llegó para sepultar el cadáver del marianismo, no sabe lo que quiere ser de mayor. Su estrategia política es un misterio insondable, al menos para mí que, como santo Tomás, necesito ver para creer.
El joven Casado lleva demasiado tiempo deshojando la margarita para decidir si su partido permanece en la derecha, gira al centro o hace guiños a la derecha extrema. No acaba de encontrarse. A menos que sea un maestro en ocultar sus pensamientos, el presidente del PP transmite más dudas que certezas, atrapado entre la necesidad de plantar cara al Gobierno calamidad, responsable de la ruina de nuestro país, y un sentido de la responsabilidad que le pierde.
A Casado, poco a poco, se le va poniendo cara de Antoñito Hernández Mancha, efímero líder de Alianza Popular y puente entre don Fraga Iribarne y el adusto y patriotero señor Aznar.
Si la acción política de Casado despertaba nuestras suspicacias, su reciente decisión de servir la cabeza rubia de Cayetana a sus enemigos en el partido nos ha llenado de perplejidad, cuando no de estupor. La señora Álvarez de Toledo, excelente y cruelísima parlamentaria, tiene una voz y una cabeza privilegiadas, fuera de lo común en la política nacional. Sus intervenciones habían desnudado, en el Congreso de los Diputados, la indigencia moral e intelectual de la izquierda gobernante.
Álvarez de Toledo era todo lo contrario a una derecha acomplejada y pusilánime, esa derecha con patas de gallo que confía en el desgaste del presidente maniquí para recuperar el poder. Cree que ganará el Gobierno como la fruta madura que cae del árbol. Para ella sólo cabe esperar para recoger los frutos podridos, como les pasó a Aznar y Rajoy cuando dos crisis tumbaron los Ejecutivos de González y Zapatero.
Todos debemos exteriorizar nuestra satisfacción porque el PP inodoro, incoloro e insípido de Ana Pastor y los barones centristas y centrados ha renunciado… ¡a la crispación! Me pregunto si algunos conocerán el significado del verbo ‘crispar’. ¿Crispar significa apoyar hasta tres prórrogas del estado de alarma cuando un Gobierno te humilla de manera reiterada? Extraña manera de entender lo que es la crispación. Las palabras ya no significan nada.
"Álvarez de Toledo era todo lo contrario a una derecha acomplejada, esa derecha con patas de gallo que confía en el desgaste del presidente para recuperar el poder
Yo creo que para ellos, para el Gobierno y el flamante PP castrado, crispar es tener la valentía de hacer oposición. Si lo haces eres un fascista como Italo Balbo. La destitución de Cayetana nos devuelve al PP de los cuellos duros, con el pragmatismo como única ideología, que acepta su papel subsidiario en el juego político y renuncia a disputarle la hegemonía cultural a la izquierda. Este PP cree que el recuerdo de sus éxitos económicos le bastará para ganar unas elecciones, pero no se da cuenta de que enfrente tiene a un tahúr magnífico que volverá a robarle la cartera.
Se nos agota la paciencia y la confianza en la derecha clásica.
Como Bartleby, preferiríamos no hacerlo; preferiríamos no caer en los brazos musculosos de Santi el Asirio y su derecha bizarra y algo palurda. A nuestra edad carecemos de la energía necesaria para echarnos al monte. Además tenemos parientes y conocidos que sacarían una idea equivocada de nosotros. También estamos obligados a mantener las formas, pero los del PP nos lo están poniendo muy difícil con su penúltimo viaje al centro.
No estamos para cucadas ni medias tintas, sólo para emociones fuertes. Este otoño necesitamos que alguien nos defienda del Gobierno aterrador con una oposición inmisericorde, firme y valiente. El PP de Cuca y Teodoro, en vísperas de otro periodo de chalaneo y componendas, está lejos de merecer mi voto. Simplemente aviso.
Casado reivindica su legado estos casi cuatro años y expresa su lealtad en esta nueva etapa a Feijóo, al que desea "mucho acierto"