El cofundador y director de Inversiones de la gestora Horos Asset Management recuerda que "las compañías son entes dinámicos y como tal deberían valorarse"
MADRID. Inversores value tan reputados como Bill Miller, que gestionó durante décadas el exitoso Legg Mason Value Trust, han salido a defender públicamente con apariciones en prensa sus inversiones en compañías tecnológicas aparentemente caras, según las métricas tradicionales del value. Sin embargo, como Miller defiende, no podemos caer en la trampa de asociar lo que está barato con lo que está infravalorado.
No es lo mismo invertir en una empresa que está ópticamente hoy barata, pero con un negocio en claro deterioro, que invertir en una empresa que cotiza a múltiplos menos atractivos, pero con un negocio con elevada y creciente capacidad de generación de caja.
Las compañías son entes dinámicos y como tal deberían valorarse. De lo contrario, caeremos irremediablemente en las temidas trampas valor: inversiones que parecen muy atractivas, pero que con el tiempo pierden valor según el negocio de esas compañías (y sus beneficios) va menguando.
El análisis cualitativo de los negocios es fundamental para poder minimizar los errores potenciales de inversión. Por eso Alejandro, Miguel y yo, dedicamos el grueso de nuestro trabajo de análisis a ello. Entender la dinámica de la industria en la que opera una compañía, su posicionamiento competitivo en la misma, las amenazas que puede tener la empresa y la industria en la que opera, quién y cómo gestiona la entidad… son algunos de los interrogantes que recurrentemente debemos tratar de responder en nuestro trabajo diario.
Dicho proceso es el mismo para cada una de las compañías que componen nuestra cartera, independientemente de si su negocio es ser una plataforma de anuncios online, producir tapones de corcho o derivados del cloro. Lo que nos lleva al segundo debate fundamental que se está produciendo a raíz de la etiqueta value.
Javier Ruiz es cofundador y director de Inversiones de Horos Asset Management