VALÈNCIA. Hoy el mundo es más gris y más triste que hace unas semanas. Y lo es para todos aquellos que amamos el mundo de las inversiones, pero también para todos los que amamos la sabiduría y el pensamiento. Lo hemos visto por todas partes. Charlie Munger ha muerto y con él se ha ido una época. Nos habíamos acostumbrado a su presencia como nos acostumbramos todos a la presencia de nuestros abuelos, a los que siempre acudir en busca de calor y que parecen eternos. Con él se va la época que dio a luz a Berkshire Hathaway, se van los viajes a Omaha y las reuniones multitudinarias alrededor de dos sabios. Quizá las dos personas que más saben de empresas y de inversión del mundo, pero seguro que las dos con más generosidad y valentía han compartido -con todo aquel que quisiera escuchar- su manera de entender la empresa y de hacer dinero.
Con la marcha de Charlie acaba la filosofía de la primera plana de los negocios, y con ella desaparecen del debate diario principios que comparto y que deben estar siempre presentes en nuestro trabajo: la necesidad de estar constantemente aprendiendo, la humildad de saberse siempre capaz de cometer errores, la necesidad de compartir con el mundo lo aprendido o la capacidad infinita para seguir trabajando con la mirada puesta en la mejora personal constante y no tanto en los logros económicos. Esto me parece una pérdida irreparable.
De todos es sabido que Warren Buffett es un grandísimo inversor-gestor, pero no sería lo que es hoy sin la mente de Munger, que aportó al tándem la filosofía que en términos económicos se ejemplificó en la idea de comprar empresas de calidad que fueran cada día mejores debido a la calidad de sus negocios. Hasta el momento en el que se encontraron, Buffett estaba más inclinado a comprar empresa baratas sin importarle la calidad de sus negocios. Con el aporte de Munger esa visión cambió dando paso a una forma de invertir que buscaba crecer con los negocios. Como él mismo decía: "El dinero no está en la compra o en la venta sino en la espera". Obviamente no se puede esperar en cualquier estación sino que para esperar bien hay que saber dónde esperar, en qué empresa hemos depositado nuestro dinero.
Este punto demuestra un conocimiento claro de que las grandes fortunas se crean sobre los buenos negocios gestionados con visión de largo plazo. Algo que podemos observar en todos y cada uno de los grandes patrimonios que parecen en todas las listas que anualmente se publican. Tenemos la suerte de que el mercado de valores nos permite formar parte de estos negocios y comprarlos en muchas ocasiones a buenos precios. Como inversor el único trabajo es poder detectar estos grandes negocios (tarea nunca fácil) y subirse a ellos a la menor oportunidad posible.
Este hecho no es fácil porque requiere mucho conocimiento, pero sobre todo mucha reflexión. Lamentablemente esos buenos negocios no se detectan con un excel y muchos números sino con el desarrollo de una habilidad que requiere mucho de pensar y reflexionar. "La gente calcula demasiado y piensa demasiado poco" decía la mano derecha de Buffett. Y ese pensar requiere de la habilidad de mejorar cada día las preguntas que nos hacemos, de mejorar la calidad de nuestro contenido mental y, por lo tanto, del estudio y la experiencia. El estudio no necesariamente de la economía sino multidisciplinar y la experiencia de que hayamos sido también empresarios. Todo ello además de inversores, con lo que ello conlleva a nivel de conocimiento de lo que es una empresa y lo que significa la toma diaria de decisiones.
En todo caso no está en este punto el mayor aporte de Charlie Munger a mi modo de ver. Para mí es la demostración de que la filosofía juega un papel primordial en la vida de las personas y no una filosofía teórica, sino sobre todo una filosofía práctica, que se aplica, que se vive, que se despliega en las decisiones que tomamos y que al final de los días dibuja una vida dedicada al crecimiento, personal y social. Ello a través del trabajo constante y honesto, con un objetivo claro y con la capacidad de estar siempre compartiendo aquello aprendido. Como tantos otros grandes pensadores de la historia. Como él decía: "Lo mejor que puede hacer un ser humano es ayudar a otro a saber más".
Su vida representa la puesta en práctica con éxito de modelos mentales filosóficos como el estoicismo o el taoísmo, que ponen un gran acento en el crecimiento diario y el proceder personal -en la ética personal- como camino hacia la felicidad, mas que en el logro externo. Y ello en un mundo, el económico, en el que nos quieren hacer ver que es imposible triunfar sin maldad o malicia y en el que la felicidad parece medirse por la cantidad mas que por la calidad.
Por tanto representa una guía en el trabajo diario de construir un proyecto y una vida poniendo en práctica los principios aprendidos en el taoísmo y en las artes marciales que, aunque a veces pueden parecer alejados u opuestos al mundo económico, están muy cerca. Tan cerca como lo están en cada ser humano la necesidad de reflexión y la necesidad de un techo y un plato en la mesa.
Ser una guía en este camino de la búsqueda de la felicidad a través de la aplicación de estos principios filosóficos no creo que fuera en su opinión algo importante, pero en mi opinión es lo más transcendente de su trabajo. Como decía marco Aurelio." Tu felicidad depende de la calidad de tus pensamientos.” Y eso es algo que Munger ha representado de manera excelente.
Lorenzo Serratosa es cofundador de la EAF valenciana Kau Markets y presidente de Substrate AI
Los buenos inversores se caracterizan por hacerlo bien en todo tipo de mercados, y no solo cuando el viento viene a tu favor como explica el analista