VALÈNCIA. La Banda Sinfónica Municipal de València se vuelve a plantar. La formación, que este año cumplirá 120 años de historia, paró ayer el concierto que dieron en el Palau de Les Arts para leer un comunicado en el que afirmaban estar “hartos y hartas” de la “dejadez extrema” a la que se somete la Concejalía de Cultura liderada por Gloria Tello. La plantilla ya se enfrentó, desde junio de 2021 hasta marzo de 2022 al Ayuntamiento por los planes de adscribir los puestos de trabajo al Organismo Autónomo Municipal, algo que, en vista del profesorado de la banda, suponía una batería de pérdida de derechos que les movilizó hasta que el alcalde Ribó anunció que “congelaba” la decisión.
Gloria Tello aseguraba entonces que la adscripción no haría perder derechos a sus trabajadores, pero estos opinaban exactamente lo contrario. Y entre todo el barullo, había otra figura clave: el director de la Banda Municipal, Rafael Sanz-Espert. El máximo responsable de la formación se puso de perfil, según explican fuentes internas, y eso generó una crispación que ya venía de antes, aunque con menor intensidad. La relación entre la banda y su director se fue deteriorando y se rompió definitivamente cuando el profesorado voto en contra de su continuidad y pidió su dimisión.
En octubre de 2022, la Concejalía de Cultura anunció que aceptaba la dimisión de Rafael Sanz-Espert, y que abría un proceso de mayor transparencia: “buscará un nuevo director o directora mediante la convocatoria de un concurso público con la intención de que puedan concurrir todas aquellas personas que lo deseen y, así, poder elegir a la persona idónea para este cargo”. Al ser un concurso complejo, se anunció también que “para que la Banda Municipal no quede sin dirección, se abrirá de forma inminente una comisión de servicio para cubrir esta plaza”. De lo inminente aún no se sabe nada.
Y es que la dimisión se anunció mucho antes de ser aceptada. De hecho, no ha sido hasta finales del mes de enero cuando el Ayuntamiento ha formalizado la renuncia de Sanz-Espert y lo ha trasladado al departamento de Personal, según afirman fuentes oficiales del consistorio. Todos estos meses, el director ha dejado de tener relación con la Banda Municipal, que ahora está siendo dirigida por directores invitados; pero Sanz-Espert ha seguido cobrando y cumpliendo órdenes como firmar las vacaciones de la plantilla durante todo este tiempo.
La guinda del pastel, según explican fuentes sindicales, es que, a la vez que el Ayuntamiento de València aceptaba el cargo, le creaba un puesto de nueva creación dentro del mismo servicio de la Banda Municipal para que no tuviera que regresar a la plaza funcionarial que le corresponde. Sanz-Espert estaba adscrito como profesor de saxofón, si bien llegó a la Banda tras una larga excedencia. Pero el sueldo y la categoría profesional adquirida dirigiendo todos estos años la formación le ha consolidado un nuevo estátus formal que el Ayuntamiento ha protegido creando un puesto de Jefe de Sección en una sección fantasma.
Sanz-Espert liderará una nueva sección dentro del servicio de la Banda Municipal llamada “Técnico administrativa” con competencias en: “las relativas a la materia de contratación, reconocimiento de obligaciones, transferencias, modificaciones presupuestarias, subvenciones, facturación, contabilización en SEDA, organización, información, preparación, coordinación y en general, gestión del Certamen Internacional de Bandas de Música, de los Premios Iturbi, del Ciclo Jardines de julio, coordinación de COSOMUVAL y demás asociaciones de Bandas de Música y cualesquiera otras, de naturaleza técnico administrativa, que se le encomienden por superior jerárquico”.
¿Qué quiere decir de facto? Pues que Sanz-Espert tan solo habría dimitido de la dirección artística de la Banda. Según explican las fuentes sindicales, el director siempre ha mantenido una comunicación fluida con los técnicos de la sección para coordinar tanto el aspecto más musical (elección de partituras, gestión del talento en la formación, etc.) como del papeleo (búsqueda de espacios, reserva de fechas, vacaciones, etc.). Con este puesto de nuevo creación, esas funciones se desdoblan, y el ex-director en realidad seguirá controlando funciones estratégicas en la banda. Destaca especialmente la que se refiere a la matería de contratación, porque la anunciada pero no publicada comisión de servicios no cuenta con unas bases, sino que será el servicio quien decida, bajo un criterio justificado, quién se podría hacer cargo de la Banda. Es decir, Sanz-Espert podrá decidir quién le sustituye tanto ahora como en un hipotético concurso público posterior.
En opinión de los sindicatos y la oposición, esta puesto “se ha creado especialmente para él”, sin tener en cuenta las necesidades de la formación para “darle una salida”. Desde la formación opinan que, precisamente, Sanz-Espert no ha destacado especialmente por su capacidad de gestión y le acusan de haber conformado una sección administrativa a su medida, creando puestos dentro de esta como la figura del coordinador. Sobre el papel la nueva sección Técnico Administrativa contará por ahora con él como Jefe de Sección y único trabajador, aunque desde el Ayuntamiento esperan ampliar el número de personas “cuando el presupuesto lo permita”.
Otra cuestión es el sueldo. Con cálculos del propio Ayuntamiento, Rafael Sanz-Espert cobraría, con todos los complementos y si siguiera como Director de la Banda Municipal, 70.460 euros brutos anuales. Si volviera al puesto en el que se sacó la plaza, el salario bajaría a 54.296 euros. En este puesto de nueva creación, la cifra aumenta hasta los 64.167 euros.
El Ayuntamiento justifica este nuevo puesto en que “era necesario y, sabiendo que tenía la plaza funcionarial, qué mejor que aprovecharse de su experiencia con la banda para poder cubrir estas funciones”. Fuentes sindicales, por su parte, reniegan del proceso y lamentan que la plaza se haya transformado desde una de profesor de saxofón, lo que les resta un miembro a la formación.
Pero más allá del conflicto con el ex-director, la Banda Sinfónica también quiso poner sobre la mesa ayer otras situaciones: “En los últimos años nuestra agrupación, a causa de las jubilaciones o bien por traslados se ha ido reduciendo. Un ejemplo más que visible de esto es la cuerda de percusión, que de seis profesores que deberían cubrir la plantilla solo quedan tres, un número más que deficiente para poder trabajar con dignidad”; “tenemos fechas de conciertos cerradas, pero eso no es una programación (…) nuestro próximo concierto será el 10 de marzo, y a dia de hoy todavia desconocemos nuestro horario de ensayos, el programa que lo compone y el director o directora que se pondrá al frente”; “La Banda Municipal carece de un local de ensayos en condiciones ya que, el que ocupamos actualmente esta desaconsejado por la comisión de prevención de salud laboral, porque no cumple con la normativa acústica y esta causando daños auditivos al profesorado”; “Como cuerpo especial de este ayuntamiento, tenemos la obligación de vestir y recibir una uniformidad en condiciones y en un espacio de tiempo, lo cual tampoco se cumple. Desde hace ya cinco años se debería de haber cambiado la prenda de abrigo”; “muchos compañeros y compañeras utilizan sus instrumentos particulares por las malas condiciones en que se encuentran los de la banda o simplemente porque se carece de ellos”.
Esta es su radiografía; el diagnóstico: “La incapacidad en la dirección y en la coordinación que gestionan la Banda Municipal están llevando a esta a su deterioro más absoluto”. Además, acusan a Gloria Tello de no atender ni contestar sus reivindicaciones. La Banda Sinfónica consiguió esquivar el conflicto del Palau de la Música, pero parece que el Ayuntamiento ha de resolver muchas más cuestiones para poner paz donde seguro hoy hay guerra.