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La discrepancia de ADN entre el Bloc y Oltra, un freno para negociar

23/03/2017 - 

VALÈNCIA. La posición de Compromís en el Congreso de los Diputados es llamativa: por primera vez, una formación de carácter exclusivamente valenciano dispone de cuatro diputados en el Parlamento, una cifra hasta ahora nunca alcanzada y cuyo concurso es, además, importante por el diabólico reparto de escaños que se produjo tras la repetición de las elecciones generales.

Durante décadas, PP y PSOE se han apoyado en partidos nacionalistas vascos y catalanes para completar sus cifras cuando no alcanzaban la mayoría absoluta, con la aportación en algunas ocasiones de artistas invitados como los partidos canarios. En esta ocasión, la historia se repite con algunas variaciones que no afectan al resultado final: existe Ciudadanos pero el PNV sigue siendo necesario y los catalanes, sumergidos en su proceso soberanista, no pintan más porque no quieren -o no pueden-, al menos de momento.

La primera cuestión para entender por qué Compromís no ha entrado en los planes de negociación del PP para los Presupuestos se hereda del propio debate de investidura. La formación valenciana concurrió con Podemos a los comicios estatales y resulta en cierta medida comprensible que no corrieran a los brazos de Mariano Rajoy para tratar de obtener un fuerte rédito a cambio de sus cuatro valiosos votos. Un poco de coherencia, incluso en política, nunca viene mal. De hecho, la vicepresidenta del Consell y referente de Iniciativa, Mónica Oltra, se apresuró a cortar cualquier especulación de este tipo manifestando públicamente que Compromís ni iba a apoyar ni a abstenerse para un gobierno del PP, o al menos de este PP.

Àgueda Micó, Joan Baldoví y Marta Sorlí, entre otros dirigentes del Bloc. Foto: EVA MÁÑEZ

Corresponde explicar aquí que de los cuatro diputados que posee la coalición en el Congreso, dos -Joan Baldoví y Marta Sorlí- pertenecen a la formación mayoritaria de Compromís, el Bloc, y los otros dos -Ignasi Candela y Enric Bataller- responden ante Iniciativa, el partido de Oltra. En este sentido, es obvio que en el ADN de los miembros del Bloc está más presente la opción de emular las artes de nacionalistas vascos y catalanes a la hora de sacar inversiones y prerrogativas al Gobierno central a golpe de los números parlamentarios necesarios. 

En cambio, la Iniciativa liderada por Oltra, que fue la principal interesada en llegar a un acuerdo con Podemos, se perfila como una opción más centralista -o al menos no nacionalista- que rechaza de plano ese tipo de aproximación que a los más pragmáticos del Bloc sí agrada.

No puede desligarse de este escenario la propia idiosincrasia de Compromís y su futuro a medio plazo. Mientras unos dirigentes y militantes se desloman con sincera emoción por conseguir que la coalición avance hacia un solo producto único y unificado, otros ven que la coalición es la fórmula perfecta que ha demostrado su rendimiento en las urnas. Otra batalla ésta librada, ya casi con aburrimiento, entre el Bloc e Iniciativa más su socio, Verds-Equo. Un factor que ayuda a entender que el Bloc no tiene intención de seguir embarcándose en proyectos con Podemos, un partido centralista, y que Iniciativa y Verds-Equo lo observan con interés como posible trampolín si hay que saltar de un Compromís en llamas.

La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y detrás, Joan Baldoví. Foto: EVA MÁÑEZ

Con estos mimbres, cualquiera, empezando por el PP, se haría esta pregunta: ¿Está preparado Compromís para actuar como el PNV? Los populares, y menos Rajoy, no son amigos de los experimentos, por lo que han acudido a compañeros de viaje que les resultan familiares. "Al margen de nuestras diferencias evidentes, ¿y si se inicia una negociación y termina con un puñetazo en la mesa de Oltra o un circo mediático?", comentaba a este diario un diputado nacional de la formación popular.

Ahora bien, cabría reflexionar que la legislatura es larga y las puertas no deben cerrarse alegremente. El PP es consciente, aunque a veces no lo parezca, que no tiene la mayoría en el Congreso y a buen seguro buscará algún abrir determinados carriles de negociación -incluso solo con el Bloc si Iniciativa no quiere- para ver si puede sacar algo en claro o, al menos, contribuir a la disensión. 

A falta de que exista una agenda valenciana social y económica única en la que todos los parlamentarios de la Comunitat -aunque fueran de distinto signo- estuvieran de acuerdo tal y como desean algunos referentes de Compromís, la coalición quizá deba plantearse en estos años -quizá no en estos PGE y sí en los siguientes- si puede, sin renunciar a sus principios, hacer valer la oportunidad histórica de, al margen de la fundamental financiación, ser decisivo y traerse el dinero y las inversiones a casa.

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