VALENCIA (VP). “Yo no sabía nada, todo estaba en manos de los asesores…” esta manida respuesta a la que nos hemos acostumbrado a oír desde el banquillo de los imputados, ahora 'investigados' empieza a pesar demasiado para el colectivo de profesionales del asesoramiento jurídico-tributario, y es que la imagen que proyectan los delincuentes fiscales sobre ellos es de dudosa moralidad y ética profesional.
“Nada más lejos –señala Carolina Verdés, vicepresidenta territorial de Valencia de APAFCV- nuestro colectivo hace un papel de conciencia contributiva con los clientes, enseñamos a nuestros clientes a pagar impuestos y se les advierte de las graves consecuencias de una conducta defraudadora.” Verdés además, apunta a la delicada situación en cuanto a las responsabilidades que cada día asumen en la orientación al cliente, pues la normativa es vertiginosamente cambiante y se tiene que estar al día permanentemente, estudiando y formándose sin cesar para no dar una respuesta equivocada o contraria a la postura de la administración. Pero una cosa es discrepar o mantener una postura interpretativa diferente, y otra muy distinta colaborar en los delitos fiscales del cliente.
Sin duda, la normativa sobre prevención del blanqueo de capitales ha propiciado a que todos los asesores fiscales conozcan un poco más a sus clientes, obligando a identificar el origen de los fondos y ahondar en el trasfondo de los negocios jurídicos que les presentan, pero con todo, el contribuyente que pretenda eludir con dolo una cuota superior a 120.000 euros por periodo e impuesto, encontrará la manera de hacerlo sorteando los controles de asesores y auditores, como se ha visto en numerosas y escandalosas ocasiones.
“Ningún interés tiene nuestro colectivo en que los contribuyentes (las empresas) defrauden, todo lo contrario, ya que genera una total competencia desleal en los sectores económicos de la sociedad, ya que el cliente de un asesor profesional asume unos costes a los que no está dispuesto soportar el defraudador fiscal, poniendo en mejor situación a este; todo sin perjuicio de que, cuando la norma lo permite, procuramos ofrecer la solución menos gravosa en términos fiscales”.
Es por ello que desde APAFCV nos recuerdan que la legislación tributaria castiga la simulación o la polémica figura del conflicto en la aplicación de la norma, que viene a suponer que el contribuyente elude el hecho imponible gravable mediante actos o negocios que sean notoriamente artificiosos o impropios para el fin perseguido, y cuyo principal efecto resulte el ahorro fiscal.
“Los principales salvavidas del asesor serán siempre, la formación contínua, y la práctica de documentar adecuadamente la relación con el cliente y, aún con todo, disponer de un buen seguro de responsabilidad civil profesional; solo así, esta profesión podrá mitigar los riesgos a los que está expuesta”.
Desde APAFCV también animan a las empresas y clientes a exigir a sus asesores una constante revisión de su actividad, información continua sobre las novedades fiscales que le pudieran afectar, y una actitud preventiva frente a cualquier contingencia fiscal. Desconfíe del que se limita a mecanizar sus datos o le ofrece precios muy reducidos. Como en cualquier profesión, la excelencia tiene un coste, pero cuando se trata de enfrentarse al poder inquisitivo del Fisco, la inversión habrá valido la pena.