VALÈNCIA. Las negociaciones entre la Generalitat Valenciana y la multinacional Ford, que fructificaron en la elección de la factoría de Almussafes sobre la alemana de Saarlouis para la fabricación de los nuevos vehículos eléctricos para Europa, incluyen la concreción de un viejo anhelo en el Palau de la Generalitat: el traslado a Valencia de la sede social de la multinacional en España, que se encuentra en Madrid.
Según ha podido confirmar Valencia Plaza con fuentes conocedoras de esas negociaciones, la empresa se ha comprometido con el Gobierno valenciano a domiciliar en la Comunitat Valenciana la filial a través de la cual desarrolla su negocio en España. Según estas fuentes, se trata de un pacto verbal que debería concretarse en los próximos meses.
A pesar de que toda su actividad industrial y la mayoría de sus más de 6.000 empleados en España están en la planta de Almussafes, la multinacional mantiene su sede social en la capital desde hace años. Agrupar la sede social a su sede operativa tendría sobre todo un efecto simbólico ahora que la multinacional acaba de confirmar su apuesta por Almussafes, pero también tributario.
Con la situación actual, algunos impuestos derivados de su actividad en España se queden en la capital. Es el caso de las cotizaciones por IRPF de aproximadamente un centenar de trabajadores y altos directivos -los que tienen los sueldos más elevados- de su sede madrileña, que pasarían a ser para la hacienda valenciana.
A ello habría que añadir el impacto que tendría el previsible traslado del personal que ahora trabaja en la sede de Ford España, ubicada en un edificio de Soto de la Moraleja, en el municipio de Alcobendas. Allí tiene centralizada su área de ventas, pero también otras actividades como Comunicación y Marketing, así como su división de Concesionarios.
Otro efecto derivado del cambio de sede tiene que ver con el pago de impuestos asociados a la legalización de todo tipo de documentos notariales, mercantiles o administrativos como escrituras y actos societarios, que deben realizarse allá donde la mercantil tenga su sede social. No tendría repercusión, sin embargo, en el impuesto de sociedades, que recauda la Hacienda estatal al 100%, sin ningún tramo cedido a las Comunidades Autónomas.
El compromiso adquirido por Ford con el Consell de Ximo Puig concreta un objetivo perseguido durante años en el Palau de la Generalitat. Ejecutivos anteriores como el de Alberto Fabra ya trataron de reunir toda la actividad de la filial española en torno a la planta valenciana donde fabrica desde hace más de cuatro décadas tanto vehículos como motores para el mercado europeo y norteamericano.
Cabe recordar que la Generalitat mantiene varios convenios con Ford que se renuevan ejercicio tras ejercicio para apoyar su actividad productiva en Almussafes y que suponen la asignación de cerca de 18 millones al año en los Presupuestos autonómicos. A ello se suman, además, otras ayudas de carácter estatal.
Esas instalaciones han conseguido recientemente imponerse a la planta alemana de Saarlouis y lograr los nuevos coches eléctricos de la firma del óvalo para el mercado del Viejo Continente. Una adjudicación que ha sido posible tras meses de duras negociaciones en las que, además, de un plan de ajustes ofrecido por UGT, sindicato mayoritario en la planta, y una oferta económica de la Generalitat Valenciana, también se habría cerrado con la empresa ese compromiso verbal de trasladar la sede social a Valencia.
El propio jefe del Consell, Ximo Puig, en declaraciones a los medios durante los meses previos a conocerse la decisión de la multinacional, admitió que existía un plan de apoyo público del Consell para garantizar la continuidad de la factoría. Sin embargo, eludió especificarlo por la confidencialidad que existe y porque "hay competidores en esta operación", en alusión a Saarlouis.
"Está el aval que ha hecho la Generalitat Valenciana durante años defendiendo y apoyando todos los procesos innovadores de Ford. Por tanto, tenemos esa capacidad de reflejar en la propuesta lo que ha sido un comportamiento permanente de la Generalitat en el apoyo a Ford", subrayó el 'president'.
La situación era tan delicada que también una delegación del Gobierno de España junto a la Generalitat Valenciana se reunió en abril con Ford para reivindicar la posición de Almussafes ante su vicepresidente, Matthew Godlewski. El encuentro de trabajo se produjo en EEUU y participó la ministra de Industria, Reyes Maroto, y la actual consellera de Territorio, Rebeca Torró. En la cita se exhibió "la buena posición" de la planta y el apoyo que contaba por parte de ambas administraciones con el objetivo de convencerles para que la inversión recalase en Almussafes.
No obstante, el pilar que hizo decantar la balanza a favor de la planta valenciana fue el acuerdo que el pasado 27 de enero selló la dirección con UGT y que permitió a la planta seguir viva en la competición. Un documento que contempla una contención salarial y flexibilidad laboral en caso de recibir la nueva carga de trabajo y cuyas medidas ya se han incluido en el convenio colectivo.
En estos momentos, Almussafes produce 2.200 motores diarios y 1.400 coches al día, que se reparten en los modelos Kuga (887 al día, más de la mitad de la producción), la furgoneta Transit Connect (405), S-Max (72) y Galaxy (36).
De hecho, en el primer semestre de este año 2022, su actividad ha recuperado el pulso, pese a las dificultades de la coyuntura actual por la crisis de suministro. Así, su volumen de producción ha registrado un importante repunte del 60% respecto al mismo periodo de 2021 y del 17,8% respecto a 2020 situándose en las 133.500 unidades ensambladas, según los datos de UGT. Y ello en un año en el que dijo adiós al modelo Mondeo, como también se despedirá a finales de año de la furgoneta Transit destinada al mercado norteamericano.
Sin embargo, la llegada de nueva carga de trabajo de la mano de la electrificación de la factoría ha dado un balón de oxígeno a la factoría y a su industria auxiliar porque permite garantizar una década más de trabajo. Aunque eso sí, también obligará a hacer sacrificios con ajustes en el empleo.
Una inversión que todavía se desconoce a cuánto asciende la inversión y qué modelos serán, aunque lo que sí ha trascendido es que serán coches para la nueva plataforma GE2, cuya primera versión la GE1 se utiliza para el Mustang eléctrico, por lo que todo apunta a que serán modelos de un tamaño grande como puede ser el Explorer o el mismo Mustang.