VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, deberá enfrentarse el próximo año -salvo sorpresa- a su reelección al frente del PSPV. Tras ciertos vaivenes sobre su candidatura -en 2017 anunció que no repetiría-, el jefe del Consell sí parece decidido ahora a continuar como secretario general y volver a liderar a los socialistas valencianos en las próximas elecciones autonómicas previstas para 2023.
Cierto es que la gestión orgánica del secretario general no ha agradado a todos. Es más, tal y como ha publicado Valencia Plaza, sectores que apoyaron a Puig en el congreso de 2017 han mostrado sus reticencias a volver a respaldarle en el futuro al sentirse "decepcionados" por su manera de conducir el partido.
En esa orilla, la 'familia' política del ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, no ha descartado en este tiempo la posibilidad de presentar un candidato que pueda discutir el liderazgo de Puig. De hecho, el alcalde de Burjassot, Rafa García, quien ya lograra un 42% de los votos en el pasado congreso, ha sido una de las figuras de este sector que ha mantenido la puerta abierta a volver a intentarlo en la siguiente convocatoria.
Ahora bien, a día de hoy puede decirse que la situación de Puig ha mejorado ostensiblemente si el congreso del PSPV tuviera que celebrarse mañana, que no es el caso. En la formación socialista es casi unánime el pensamiento de que la gestión de la covid-19 ha fortalecido la imagen del presidente de la Generalitat, dado que al margen de algún traspiés -como el paso fallido de fase 1- los datos y la posición de la Comunitat Valenciana en el conjunto de España han sido, en casi todo momento, mejores que la media nacional.
Una impresión que confirman los sondeos publicados en los últimos días, que en todos los casos evidencian -en mayor o menor medida- un ascenso de varios escaños del PSPV que encabeza Puig, que reafirmaría así su liderazgo dentro de la alianza botánica que podría volver a gobernar una legislatura más. De mantenerse esta tendencia, probablemente sería más complicado para la oposición interna convencer a los indecisos de la necesidad de relevar al Puig de la Secretaría General del PSPV, más aún cuando en los últimos meses parece haberse producido una reacción desde el entorno del presidente para recuperar o afianzar posibles apoyos para el congreso.
Pero un argumento incluso de mayor fuerza y que, además, sería incluso más determinante para que Puig revalidara el cargo consiste en el momento que atraviese su relación con Pedro Sánchez cuando se convoque el congreso. En este sentido, cabe recordar que han sido dos dirigentes políticos que, en el pasado, se han situado en diferentes trincheras orgánicas y han mantenido pulsos. No obstante, la relación ha evolucionado de la frialdad e incluso el desafecto, a una sintonía como mínimo política.
Especialmente durante la pandemia. Salvo el rifirrafe de Puig con el Gobierno de España cuando la Comunitat Valenciana no pasó de fase en la desescalada, el jefe del Consell ha sido uno de los principales apoyos de Sánchez durante las Conferencias de Presidentes de las CCAA. Es más, el líder del PSPV ha incrementado su presencia en los medios televisivos nacionales con discursos ponderados que han puesto su granito de arena de cara a reforzar al Ejecutivo de Sánchez.
En esta línea, este es precisamente uno de los factores -para muchos clave- respecto a si Puig tendrá una reelección tranquila o agitada. Si esta nueva sintonía con Sánchez se mantiene, el presidente del Gobierno podría desmarcarse o incluso abortar operaciones dirigidas a presentar una alternativa al presidente de la Generalitat, especialmente si no le conviene generar disputas territoriales y menos en la comunidad autónoma más grande donde los socialistas gobiernan.
Además, otro factor importante para que el presidente de la Generalitat pueda tener más despejado el camino a su reelección también tiene relación con el escenario federal. La oposición interna de Puig más fuerte es el sector afín al ministro Ábalos y secretario de Organización del PSOE, un dirigente cuyo peso en Madrid sigue siendo importante pero que, a juicio de diversas fuentes socialistas, en los últimos meses parece haberse visto eclipsado por otros activos del entorno de Sánchez como el director de Gabinete de La Moncloa, Iván Redondo.
O lo que es lo mismo, si el presidente del Gobierno no dispone de interés en apartar a Puig del liderazgo del PSPV, la posición de Ábalos quizá no sea la mejor cuando llegue el momento para meterse en una empresa de esas características, lo que terminaría de allanar el camino del jefe del Consell para su reelección en el PSPV. Todo a expensas, eso sí, de la coyuntura económica que acontezca en los próximos meses fruto de la pandemia: si la recuperación no se deja notar y, aún superado el problema sanitario, arrecia la crisis económica, todos -no solo Puig- los que ostentan responsabilidades serán a buen seguro sometidos a un nuevo examen que puede arrojar resultados distintos a la hoja de servicios que presenta el presidente de la Generalitat.