Foto: CLAUDIA MARCONELLVALÈNCIA. La contundencia sónica, las letras, la distorsión y el rock poderoso de Smoking Souls es único, o al menos un tesoro musical a tener más que en cuenta. Hay pocas bandas como ellos en todo el país por su calidad y sonido. Su último plástico, La Cura, es su quinto trabajo, y también es completamente diferente a lo que se suele hacer, es una producción atípica, ocho canciones producidas por ochos productores diferentes, en ocho estudios diferentes, pero sin perder ni un ápice de su esencia. Nacidos en Pego, en la Marina Alta, esa comarca regada por el rock y la música. En la canción homónima, Carles Caselles canta, con esa voz personalísima: “Hem nascut al mar Mediterrani, guardarem la sal, curem-nos els mals”. En 2024 se tomarán un descanso sin fecha fija de retorno, pero volverán, no es un adiós es un hasta luego. Así que era un gran momento para echar una mirada atrás y recorrer su historia junto a ellos. De momento los podemos seguir viendo y estarán el 13 de octubre en el festival Festardor en Puerto de Sagunto y el 20 de octubre en el Grao de Castelló en el festival Red Pier Fest.
Hablo con su guitarra, Pau Camps, sobre la historia del grupo, pero antes de meternos en harina comentamos cómo está el rock en La Marina, y la especial importancia de contar con espacios donde se pueda escuchar rock, tocar y conocer gente que le guste. Crear comunidad y un circuito es la base para que existan grupos. Charlamos sobre la importancia del pub Quatre Estacions de Pedreguer (Carrer del Mestre Serrano, 32), y su valor en la historia del rock en la Comunitat, y me sorprende por la vinculación que tienen Smoking con el garito. “De los primeros conciertos que hicimos con la banda los hicimos allí, y hará como seis años quisimos hacer un concierto en el mismo lugar, en el Quatre hicimos un concierto sorpresa allí sin avisar que fue una locura, tuvieron que cerrar las dos calles porque había muchísima gente que se había enterado, y nosotros queríamos dar un concierto sorpresa en el lugar donde nos dieron la oportunidad las primeras veces de tocar, y tenemos muy buena relación con la gente del Quatre”, comenta Camps
Todavía el plena crisis económica, Smoking comenzaron a hacer sus primeros pinitos en esto de la música, y parte de la culpa la tienen los grupos que ya estaban haciendo música en el pueblo. Esos grupos que eran el referente para los que venían detrás, como hoy lo son Smoking para otras bandas. “Cuando yo comencé en el grupo tenía diecisiete años", apunta el guitarra. "Éramos muy jóvenes todos, y hay una peculiaridad muy característica en nuestro pueblo, en Pego, nosotros desde que somos muy pequeños vemos a muchos grupos, no solo La Gossa Sorda, sino muchísimos grupos que quizás no hayan trascendido tanto, pero que era súper normal con 14, 15, 16 tener una banda de punk, de rock, de metal”, señala el guitarrista sobre la herencia y transmisión cultural que deja huella.
Si otros jóvenes como ellos, o un poco más mayores podían montar un grupo en el pueblo y salir a tocar fuera, ellos también, por eso es esencial tener referentes. “Gracias a ver esos referentes locales para nosotros no era ninguna locura comenzar a tener un grupo, y después comenzar a subir a una furgoneta y hacer muchas horas juntos. No era tan loco porque ya habías visto que en tu mismo pueblo había gente que lo estaba haciendo o lo había hecho”, señala.
Y estos jóvenes que montaron un grupo de nombre en inglés y pasión por el rock, por fin editaron su primer redondo, L´Espenta (2013), aunque antes, y era algo que yo desconocía, porque no está subido a ningún lugar, grabaron su primera maqueta. “Antes del primer disco tenemos una maqueta del año anterior, que no está en ningún sitio, tenemos una maqueta que tenía cinco canciones y nosotros mismo lo grabamos en Verbatim disco, le pusimos una pegatina encima, imprimimos una carátula y lo vendíamos nosotros mismos. Y ahí hacíamos mogollón de versiones y cuatro canciones nuestras, eso sería 2013 o por ahí”, relata.
Pau y el resto tenían claro desde el principio que el grupo iba a ser de rock, ese era el sonido que latía en su espíritu. “Era lo único claro que teníamos, escuchábamos rock, nuestras referencias sonoras están en el rock y eso lo teníamos claro”, dice. “Quiero decir, de todos los estilos del rock. Hemos tenido nuestra época más punk, algunos riffs así como metaleros, algunas partes más popies, pero sí era el aspecto en el que nos movíamos”. Si en Pego tenían referencias de grupos que habían podido montarse y salir a tocar por todo lados, en el sonido que deseaban practicar tenían referentes más ruidosos y potentes. “Los grupos que nos volaron un poco la cabeza de los inicios, luego vas evolucionando, Biffy Clyro nos encantaba, Foo Fighters y Berri Txarrak y esas bandas han definido toda la esencia del grupo. Placebo también molaba mucho”
L`espenta fue un primer disco, con todos sus fallos y aciertos, que supuso el inicio discográfico de los de Pego. Y podían haberse quedado ahí. Sin embargo, con su segundo álbum logran escalar, no solo a nivel musical, sino también su popularidad crece merecidamente. Nòmades (2015) es un disco que viene con el apoyo de Propaganda pel Fet!, una discográfica muy potente. Pau me comenta que llegaron a los oídos de Propaganda gracias a una canción grabada para Festivern.
“Recuerdo un punto clave en nuestra trayectoria que lo comienza a cambiar todo de magnitud, y sí que es verdad que con L´espenta comenzamos a tocar, sobre todo por la comarca y picar mucha piedra; pero cuando hacemos una canción para el Festivern; nos proponen hacer una canción para el festival, y hacemos Nit Salvatge contando con diferentes banda, podéis elegir del cartel un poco los grupos que queráis y hacemos unas colabos ahí, y hacemos una canción del festi. Y esa canción ha funcionado muy bien la verdad, la canción hizo que mucha gente nos descubriera, que a mucha gente le enganchara la banda, y con esa canción hicimos contacto con Propaganda, también conocimos a la gente de Obrint Pas que en ese momento organizaban el Festivern”
Fue Nòmades el punto de inflexión, de crecimiento, cuando sus giras se vuelven más grandes, cuando revolotea la idea de poder vivir de la música. “La gente de Propaganda nos acogió, seguidamente grabamos el Nòmades, y ahí comenzamos más a subir a Catalunya, las giras ya no eran de veinte conciertos, eran cada vez más extensas y en cada pueblo que íbamos, por pequeño que fuese, ya encontrábamos a seguidores de la banda que nos conocían y venían aposta a vernos”
Aunque hubo grupos de rock en valenciano antes de Smoking, ese carácter de rock alternativo con una base más contundente de lo habitual no era la tónica. La banda cubría un hueco, llegaba a un público diferente a nivel musical. No había tantas bandas que practicaran un rock alternativo, con retazos anglosajones, ya no en València sino en el resto del país. Ese soplo de frescura inundó las salas, también llenando en sus actuaciones en festivales como el Viña Rock, y aunque no tengan el mejor horario ahí está su público. “En aquel momento nosotros hacíamos un rock más diferente y funcionó, y nosotros todavía no entendemos demasiado bien como pudo funcionar un formato de banda como el que hacíamos, sobre todo en espacios de festa major, que la gente quiere bailar y quiere, porque nuestra música no es demasiado de bailar ni festiva; es una música de conectar y de tener sinergias con la banda y el público y despertar más las emociones, que a lo mejor el baile. Y funcionó, porque no había ninguna fórmula”
Como decía al principio de éste artículo, para su último álbum han tirado la casa por la ventana, se han lanzado a un proyecto único, especial y agotador. Han grabado cada una de las canciones que componen La Cura en un estudio diferente y con un productor diferente. Una odisea de kilómetros, horas y trabajo. El resultado: el mejor álbum de Smoking Souls. “En nuestro anterior disco Traslúcid (2019) en las primeras presentaciones se paró el mundo por la pandemia, y en este disco último, La Cura teníamos claro que queríamos hacer las cosas de una forma totalmente diferente y darle 180 grados, cambiar la dirección de todo y decidimos que cada canción iba a estar grabada en un estudio diferente por un productor diferente, y estuvimos un mes en la furgoneta de estudio en estudio”, señala Camps.
Y con todo, el sonido es 100% Smoking, algo que era complicado, pues mantener la esencia sonora con ocho productores era una tarea harta complicada. “Y fue toda una experiencia, fue un viaje, y muchas bandas cuando hablamos nos dicen: vosotros habéis hecho un máster de aprendizaje, porque hemos aprendido mucho de cada productor, de cada lugar donde hemos ido a grabar y ha sido una locura que todo apuntaba que podía salir mal, porque encima les prohibimos a los productores entre ellos que ninguno podía oír la canción del anterior, para no condicionarse entre ellos, y al final ha salido muy bien”.
Traslúcid fue el álbum prepandemia, el disco no tenía mucho tiempo desde su publicación hasta que llegó el Estado de excepción. Así que la gira se detuvo abruptamente, como la vida en aquel año. “Pudimos presentar el álbum en el Apolo de Barcelona, todo vendido, en Manresa, hicimos una autoproducción en la Marina porque no hay salas de conciertos como tal y alquilamos un recinto, una carpa, una infraestructura de la hostia y pudimos presentar el disco en casa, que para nosotros es lo más importante”, recuerda.
La gira tenía muy buena pinta, todo iba por buen camino. “Y después hicimos dos conciertos en el País Vasco y regresando, esa misma semana pasa todo lo de la pandemia y nos hablan la sala de Madrid y Galicia para posponerlo porque se paraliza la cultura, todo muy rápido, al principio todos hacíamos broma del covid, hasta que vino y la hostia fue grande”, comenta.
Traslúcid se quedó en stand-by, esperando que la vacuna lograra que pudiera ser presentando ante el público, pero se demoraba el regreso a los escenarios. El tiempo parecía haberse detenido. “Recuerdo los primeros meses con mucha incerteza, nosotros nos tuvimos que dar de baja de autónomos porque no teníamos ingresos, nos habíamos gastado toda la pasta en el disco. Y un caos, porque era una falsa esperanza constante, que si ya podemos, no podemos. Y a vivir con mucha angustia porque éramos consciente que el sector cultural seríamos el último en recuperar la normalidad, porque no se podían hacer grandes concentraciones de gente, ni se iban a hacer conciertos".
El grupo reeditó el álbum con cinco canciones electrónicas, una segunda vida, una nueva oportunidad. “Estábamos encerrados todos en casa y no podíamos hacer canciones, era como un experimento en la distancia entre gente que conocíamos”, señala. “Teníamos muchas horas libres en casa y fue una idea loca y así vuelven a sonar un poco estas canciones. Y hablamos con algunos amigos productores de música electrónica, y les propusimos el reto y a ellos les motivó y sacamos esa rareza, porque eso no pasará nunca en los escenarios (risas) era como un experimento del confinamiento”, admite.
Las letras de Smoking siempre son interesantes, menos directas, más serpenteantes. Huyen de lo fácil, de lo habitual, a pesar de contar con estribillos pegajosos y coreables. “Nosotros primero ponemos el foco en la música, se crea como un embrión, Caselles tiene una idea de estrofa y estribillo, muy básico, a lo mejor en una acústica”, explica Camps. “Y después vamos seleccionando las cosas que él se imagina, y ya tenemos una melodía de voz sin una letra y Carles escribe muchas de las letras, yo en todo el disco también he escrito algunas letras, y no tenemos una temática concreta, sino que el momento vital de cuando escribimos esas canciones acaba marcando de qué se habla, y tampoco nunca hablamos de una temática concreta y cerrada, sino que en todas las letras hablamos de la épica del día a día desde una perspectiva social y generacional que nos ha tocado vivir”, comenta. “Son letras a veces introspectivas pero que nunca dejan de lado lo social y lo político, pero es verdad que nosotros nunca nos hemos sentido cómodos haciendo grandes manifiestos, nos gusta que nuestro público acabe de completar el relato de la letra y la haga suya”.
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