El objetivo final de este proyecto de 8.000 millones de dólares es recuperar 100 millones de hectáreas de tierra en el Sáhara y poder hacer habitable la zona
MADRID. A lo largo de la historia, el ser humano siempre ha sentido una curiosa necesidad de construir muros. Por ejemplo, la Gran Muralla china se construyó en algún momento como línea de defensa contra las caballerías nómadas enemigas. El objetivo principal era mantener a determinadas personas fuera del territorio.
El Muro de Berlín, por el contrario, se construyó con el propósito de mantener a los ciudadanos de la República Democrática Alemana en su interior. Pero la utopía comunista nunca se haría realidad al quedarse sin trabajadores. Los mayores muros de nuestra historia nacieron del odio y el miedo y crearon una barrera de naturaleza tanto física como psicológica. El muro que el presidente Trump quiere construir en Norteamérica no es una excepción, lamentablemente.
De todos modos, sí existen algunos muros de los que podemos sentirnos orgullosos como seres humanos, que pueden unirnos en lugar de dividirnos. La 'Gran Muralla Verde' de África es un buen ejemplo de ello. El objetivo de esta muralla es combatir la expansión del Sáhara y, con el paso del tiempo, conseguir que este desierto vuelva a ser fértil y, por tanto, habitable. Este muro de 16 kilómetros de anchura, hecho de árboles y arbustos, deberá recorrer nada menos que 8.000 kilómetros y atravesará 21 países, desde Senegal hasta Yibuti.
El proyecto empezó en 2007 y, hasta la fecha, se ha completado en un 15%. Por ejemplo, en Senegal, el plan incluye plantar unos 11 millones de árboles resistentes al calor y a la sequía (como las acacias). Con la plantación y el mantenimiento de todos estos árboles y arbustos, se retendrá más humedad y, al cabo de un tiempo, la tierra volverá a ser fértil. Con este sistema, en Etiopía ya se han recuperado 37 millones de hectáreas de tierra cultivable en una zona donde antes se expandía rápidamente el Sáhara.
El objetivo final de este proyecto de 8.000 millones de dólares es recuperar 100 millones de hectáreas de tierra en el Sáhara, a ser posible antes de 2030. Además, se estima que este proyecto creará 350.000 puestos de trabajo. En la parte ya levantada de la muralla verde, se puede ver cómo ha brotado muchísima actividad económica.
Otra ventaja adicional de este proyecto es que eliminará unos 250 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera. Sé que solo es una gota en medio de un océano, pero, con un poquito de optimismo, si consideramos la gran muralla verde como la primera batalla ganada en la guerra contra la expansión del Sáhara, esta gota podría llegar a convertirse en un torrente.
No deja de sorprenderme que, de todos los proyectos de muros en marcha hoy día en el mundo, solo el muro de Trump reciba la atención de los medios de comunicación. Yo mismo, no me enteré de la existencia de esta 'Gran Muralla Verde' hasta el año pasado. Aparte, tal vez, de las páginas de deportes, los medios siguen centrándose principalmente en dramas y miserias. Porque, ¿quién quiere leer o escuchar que, por lo general, la humanidad está yendo a mejor? Pues yo, por ejemplo.
Henk Grootveld es jefe del equipo de Inversión en Tendencias y gestor de carteras de Robeco
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