El responsable de commodities (materias primas) de DWS confía en que EE UU y China lleguen a algún tipo de acuerdo en la cumbre del G20 de final de mes
MADRID. Lo que empezó como un conflicto comercial se ha convertido en una auténtica guerra. Al principio, se aplicaron aranceles sobre ciertos bienes, como lavadoras, paneles solares o aluminio.
Pero el alcance de los aranceles punitivos se ha ido ampliando, hasta el punto de que Estados Unidos ha amenazado con aplicárselos a todos los productos importados desde China. Como el volumen de exportaciones de productos estadounidenses a China es comparativamente pequeño, a Pekín le ha resultado difícil pagarle a Washington con la misma moneda.
Sin embargo, el gigante asiático ha encontrado otras formas de responder a estos ataques, por ejemplo, comprándole soja a otros países. Como ilustra nuestro 'Gráfico de la Semana', las exportaciones de soja estadounidense a China han caído un alarmante 80%. No es de extrañar que los agricultores estadounidenses lo estén pasando mal, a lo que se ha sumado el mal tiempo.
Todas las miradas se dirigen ahora a los presidentes de los dos países que, presumiblemente, se reunirán en Osaka durante la cumbre del G20. Esperemos que sean capaces de llegar a algún tipo de compromiso. De lo contrario, el daño podría extenderse a otros sectores de la economía estadounidense o incluso ir más allá.
Darwei Kung es responsable de Commodities en DWS